miércoles, 22 de diciembre de 2010
El Sexo en la Biblia: Santos y Pecadores
Jefté sacrifica a su hija virgen
Jefté era un guerrero que fue encargado para pelear contra los ammonitas. Una especie de mercenario, tenía devoción por su hija, a la cual la Biblia no le pone nombre.
Por si las moscas, camino al campo de batalla, Jefté hizo una extraña promesa a Dios: "Si entregas en mis manos a los ammonitas, el primero que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro cuando vuelva victorioso de los ammonitas, será para Yahveh y lo ofreceré en holocausto."
─ Jueces 11:30-31.
Jefté fue victorioso, pero cuando llegó a su casa, la imagen le hizo palidecer: ¡su propia hija salió a recibirla bailando con panderetas!
Al verla, rasgó sus vestiduras y gritó: "¡Ay, hija mía! ¡Me has destrozado! ¿Habías de ser tú la causa de mi desgracia? Abrí la boca ante Yahveh y no puedo volverme atrás".
─Jueces 11:35
Aunque todo tuvo un ribete trágico, de repente la hija de Jefté (que aceptó con gusto su propio sacrificio), hizo una petición rara en un episodio bíblico bastante extraño de por sí:
"Que se me conceda esta gracia: déjame dos meses para ir a vagar por las montañas y llorar con mis compañeras mi virginidad."
"Vete." Y la dejó marchar dos meses. Ella se fue con sus compañeras y estuvo llorando su virginidad por los montes. Al final, volvió y murió a manos de su padre.
Los sabios bíblicos se rascan la cabeza con este episodio tan poco común, y algunos especulan que la hija era miembro de un culto sexual que idolatraba a los dioses paganos. Pero por ahora, eso se ha quedado en pura especulación
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