Por Federico de Cárdenas
François Xavier Donatien de Sade (1740-1814) pidió en su testamento ser enterrado sin lápida en una de sus propiedades a fin de que “las huellas de mi tumba desaparezcan, como me enorgullezco de que mi recuerdo desaparezca de la memoria de los hombres”. Ni lo uno ni lo otro ocurrió: su familia lo dejó en la fosa común del asilo de Charenton (fue declarado loco en 1803) y aunque su hijo mayor quemó sus inéditos y sus diarios, la parte de su obra que sobrevive asegura su posteridad. Casi olvidado por un siglo, fue redescubierto a partir de 1930 y la publicación de Las 120 jornadas de Sodoma, que escribió en La Bastilla y cuyo manuscrito se dio por perdido en la revolución.
En ella cuatro libertinos y sus criados se encierran en un castillo para cometer los más inimaginables desenfrenos y crímenes sobre un grupo de jóvenes. El libro, sobre el que Pasolini hizo Saló, ha suscitado inacabables polémicas. George Steiner dice que está escrito “con el furor pedante de alguien que trata de encontrar el último decimal de pi” y Barthes en Sade, Fourier, Loyola pide olvidarse de lo que entendemos por literatura. Pero los surrealistas celebraron al “divino marqués” y está en curso hace años el proyecto de editar su obra completa, que abarca novelas, panfletos, ensayos, piezas teatrales y cartas.
La vida de Sade se confunde con su leyenda. Puso de acuerdo al absolutismo, la revolución y el imperio, que lo mantuvieron preso. Parte de la premisa de que si Dios no existe solo queda el libertinaje, que describió de modo interminable, trivializando el crimen. Tanto él como Sacher-Masoch son casos extremos de enfermos que han dado nombre a una patología. “Con Sade, respetad el escándalo”, decía Blanchot, y no se equivocaba. Su figura “enorme y siniestra” (Swinburne) sigue cortejando el mal.
lunes, 27 de septiembre de 2010
CUANDO NOS SEPARAMOS . When we two parted, Lord Byron
Lord Byron es más un personaje literario que un ente real y concreto. Su vida ha sido tan fantástica como increíble, lo cual de algún modo lo hace impermeable al dolor absoluto que brota como una fuente de la poesía romántica.
Sin embargo, lo reprochable en Byron de vez en cuando muere, y el dolor se filtra en su poesía de manera majestuosa. Hoy veremos un ejemplo maravilloso de esto.
El poema se llama Cuando nos separamos, y personalmente lo veo como una de las cimas de la poesía de Lord Byron. Aquí se nos cuenta la pena de un amante, que sufre (sufrimiento velado pero perceptible) por si mismo y por la ignominia que cubre el nombre de su amada. Lo que más impresiona del poema es su conclusión, económica y brillante; sin hablar de su honestidad.
Tal vez sirva para que reflexionemos sobre el resentimiento, sentimiento absurdo y arcaico; pero recordando siempre que devolver lágrimas y silencio significa retribuir aquello que nos han regalado.
Cuando nos separamos.
When we two parted; Lord Byron (1788-1824)
Cuando nos separamos
En silencio y entre lágrimas,
Con el corazón partido,
Apartándonos por años,
Tu mejilla se volvió pálida y fría,
Más fríos tus besos;
Y es verdad que aquella hora predijo
El dolor de esta.
El rocío de la mañana
Se hundió gélido en mi frente,
Lo sentí como el preludio
De lo que hoy siento.
Tus votos fueron quebrados,
Y ligera es tu fama:
Escucho decir tu nombre
Y comparto su vergüenza.
Te nombran en mi presencia,
Lúgubres voces en mis oídos;
Un estremecimiento en mi camino:
¿Por qué tanto te he querido?
Ellos no saben que te conocí,
Los que te conocen demasiado bien:
Largo, largo tiempo he de arrepentirme de ti,
Hondos pensamientos que jamás diré.
En silencio nos conocimos,
En silencio me lamento
De tu corazón proclive al olvido,
Del engaño de tu espíritu.
Si llegara a encontrarte
Tras largos años,
¡Cómo habría de saludarte!
Con lágrimas y silencio.
Lord Byron (1788-1824)
Sin embargo, lo reprochable en Byron de vez en cuando muere, y el dolor se filtra en su poesía de manera majestuosa. Hoy veremos un ejemplo maravilloso de esto.
El poema se llama Cuando nos separamos, y personalmente lo veo como una de las cimas de la poesía de Lord Byron. Aquí se nos cuenta la pena de un amante, que sufre (sufrimiento velado pero perceptible) por si mismo y por la ignominia que cubre el nombre de su amada. Lo que más impresiona del poema es su conclusión, económica y brillante; sin hablar de su honestidad.
Tal vez sirva para que reflexionemos sobre el resentimiento, sentimiento absurdo y arcaico; pero recordando siempre que devolver lágrimas y silencio significa retribuir aquello que nos han regalado.
Cuando nos separamos.
When we two parted; Lord Byron (1788-1824)
Cuando nos separamos
En silencio y entre lágrimas,
Con el corazón partido,
Apartándonos por años,
Tu mejilla se volvió pálida y fría,
Más fríos tus besos;
Y es verdad que aquella hora predijo
El dolor de esta.
El rocío de la mañana
Se hundió gélido en mi frente,
Lo sentí como el preludio
De lo que hoy siento.
Tus votos fueron quebrados,
Y ligera es tu fama:
Escucho decir tu nombre
Y comparto su vergüenza.
Te nombran en mi presencia,
Lúgubres voces en mis oídos;
Un estremecimiento en mi camino:
¿Por qué tanto te he querido?
Ellos no saben que te conocí,
Los que te conocen demasiado bien:
Largo, largo tiempo he de arrepentirme de ti,
Hondos pensamientos que jamás diré.
En silencio nos conocimos,
En silencio me lamento
De tu corazón proclive al olvido,
Del engaño de tu espíritu.
Si llegara a encontrarte
Tras largos años,
¡Cómo habría de saludarte!
Con lágrimas y silencio.
Lord Byron (1788-1824)
CUANDO NOS SEPARAMOS . When we two parted, Lord Byron
Lord Byron es más un personaje literario que un ente real y concreto. Su vida ha sido tan fantástica como increíble, lo cual de algún modo lo hace impermeable al dolor absoluto que brota como una fuente de la poesía romántica.
Sin embargo, lo reprochable en Byron de vez en cuando muere, y el dolor se filtra en su poesía de manera majestuosa. Hoy veremos un ejemplo maravilloso de esto.
El poema se llama Cuando nos separamos, y personalmente lo veo como una de las cimas de la poesía de Lord Byron. Aquí se nos cuenta la pena de un amante, que sufre (sufrimiento velado pero perceptible) por si mismo y por la ignominia que cubre el nombre de su amada. Lo que más impresiona del poema es su conclusión, económica y brillante; sin hablar de su honestidad.
Tal vez sirva para que reflexionemos sobre el resentimiento, sentimiento absurdo y arcaico; pero recordando siempre que devolver lágrimas y silencio significa retribuir aquello que nos han regalado.
Cuando nos separamos.
When we two parted; Lord Byron (1788-1824)
Cuando nos separamos
En silencio y entre lágrimas,
Con el corazón partido,
Apartándonos por años,
Tu mejilla se volvió pálida y fría,
Más fríos tus besos;
Y es verdad que aquella hora predijo
El dolor de esta.
El rocío de la mañana
Se hundió gélido en mi frente,
Lo sentí como el preludio
De lo que hoy siento.
Tus votos fueron quebrados,
Y ligera es tu fama:
Escucho decir tu nombre
Y comparto su vergüenza.
Te nombran en mi presencia,
Lúgubres voces en mis oídos;
Un estremecimiento en mi camino:
¿Por qué tanto te he querido?
Ellos no saben que te conocí,
Los que te conocen demasiado bien:
Largo, largo tiempo he de arrepentirme de ti,
Hondos pensamientos que jamás diré.
En silencio nos conocimos,
En silencio me lamento
De tu corazón proclive al olvido,
Del engaño de tu espíritu.
Si llegara a encontrarte
Tras largos años,
¡Cómo habría de saludarte!
Con lágrimas y silencio.
Lord Byron (1788-1824)
Sin embargo, lo reprochable en Byron de vez en cuando muere, y el dolor se filtra en su poesía de manera majestuosa. Hoy veremos un ejemplo maravilloso de esto.
El poema se llama Cuando nos separamos, y personalmente lo veo como una de las cimas de la poesía de Lord Byron. Aquí se nos cuenta la pena de un amante, que sufre (sufrimiento velado pero perceptible) por si mismo y por la ignominia que cubre el nombre de su amada. Lo que más impresiona del poema es su conclusión, económica y brillante; sin hablar de su honestidad.
Tal vez sirva para que reflexionemos sobre el resentimiento, sentimiento absurdo y arcaico; pero recordando siempre que devolver lágrimas y silencio significa retribuir aquello que nos han regalado.
Cuando nos separamos.
When we two parted; Lord Byron (1788-1824)
Cuando nos separamos
En silencio y entre lágrimas,
Con el corazón partido,
Apartándonos por años,
Tu mejilla se volvió pálida y fría,
Más fríos tus besos;
Y es verdad que aquella hora predijo
El dolor de esta.
El rocío de la mañana
Se hundió gélido en mi frente,
Lo sentí como el preludio
De lo que hoy siento.
Tus votos fueron quebrados,
Y ligera es tu fama:
Escucho decir tu nombre
Y comparto su vergüenza.
Te nombran en mi presencia,
Lúgubres voces en mis oídos;
Un estremecimiento en mi camino:
¿Por qué tanto te he querido?
Ellos no saben que te conocí,
Los que te conocen demasiado bien:
Largo, largo tiempo he de arrepentirme de ti,
Hondos pensamientos que jamás diré.
En silencio nos conocimos,
En silencio me lamento
De tu corazón proclive al olvido,
Del engaño de tu espíritu.
Si llegara a encontrarte
Tras largos años,
¡Cómo habría de saludarte!
Con lágrimas y silencio.
Lord Byron (1788-1824)
CUANDO ENTRE LA SOMBRA OSCURA , Gustavo Adolfo Becquer
Los Rostros de la Pasión.
Creo que a todos nos ha pasado lo que Gustavo Adolfo Becquer nos relatará en este excelente poema. Aquellos que jamás han sentido la profunda alegría y angustia que causa el amor, posiblemente no entiendan demasiado bien a qué oscuras cuestiones se refiere nuestro poeta; pero claro, si estos espectrales e hipotéticos seres jamás han escuchado la llamada de la pasión, la comprensión de un poema es el menor de sus problemas.
Cuando nuestro corazón no nos pertenece completamente, es cuando podemos estar seguros de estar enamorados: es como si la realidad cotidiana fuese vista a través de un cristal, no para deformarla, sino para darle su justa medida. Es en este universo, lleno de arrebatadoras presencias y de desdichadas ausencias, donde todos los rostros de la creación parecen hablarnos de nuestro amor; como si cada aspecto del mundo viniese a dar fe de la existencia de la felicidad.
Nuestros lectores escépticos podrán rebatir que esta es una realidad falsa, que el trabajo que tenemos o los estudios que cursamos siguen siendo los mismos; que nuestra supuesta nueva vida es tan frágil como la anterior, y que basta un simple dolor de muelas para arrancarnos de ese paraíso artificial. A esto contestaremos que sí, ciertamente la realidad del amor es tan brumosa como la poesía, irreal como los sueños, y falsa como la esperanza. Pero lo cierto es que para el enamorado, la poesía ya no es un juego literario, o una ambición estética; para él la poesía es el único idioma que puede expresar el torbellino que agita su corazón; los sueños han perdido ese carácter personal y nebuloso, y se transforman en visiones completas, inequívocas, dibujando un futuro que sólo es concebible en compañía del otro. Lo mismo sucede con la esperanza, la cual sólo es patrimonio de los que no se conforman con lo aparente, de los que intuyen que la realidad no concluye con las oscuras fronteras de nuestros sentidos.
Así el enamorado cree ver el rostro de su amada hasta en los detalles más prosaicos de la vida cotidiana. Lejos de las ominosas visiones de paisajes románticos y bucólicos, y más cerca de la simple brisa de invierno, o de los ecos sombríos de un beso que ha comenzado a perder su sabor.
Cuando entre la Sombra Oscura.
Gustavo Adolfo Becquer.
Cuando entre la sombra oscura
perdida una voz murmura
turbando su triste calma,
si en el fondo de mi alma
la oigo dulce resonar,
Dime: ¿es que el viento en sus giros
se queja, o que tus suspiros
me hablan de amor al pasar?
Cuando el sol en mi ventana
rojo brilla a la mañana
y mi amor tu sombra evoca,
si en mi boca de otra boca
sentir creo la impresión,
Dime: ¿es que ciego deliro,
o que un beso en un suspiro
me envía tu corazón?
Y en el luminoso día
y en la alta noche sombría,
si en todo cuanto rodea
al alma que te desea
te creo sentir y ver,
Dime: ¿es que toco y respiro
soñando, o que en un suspiro
me das tu aliento a beber?
Gustavo Adolfo Becquer.
Creo que a todos nos ha pasado lo que Gustavo Adolfo Becquer nos relatará en este excelente poema. Aquellos que jamás han sentido la profunda alegría y angustia que causa el amor, posiblemente no entiendan demasiado bien a qué oscuras cuestiones se refiere nuestro poeta; pero claro, si estos espectrales e hipotéticos seres jamás han escuchado la llamada de la pasión, la comprensión de un poema es el menor de sus problemas.
Cuando nuestro corazón no nos pertenece completamente, es cuando podemos estar seguros de estar enamorados: es como si la realidad cotidiana fuese vista a través de un cristal, no para deformarla, sino para darle su justa medida. Es en este universo, lleno de arrebatadoras presencias y de desdichadas ausencias, donde todos los rostros de la creación parecen hablarnos de nuestro amor; como si cada aspecto del mundo viniese a dar fe de la existencia de la felicidad.
Nuestros lectores escépticos podrán rebatir que esta es una realidad falsa, que el trabajo que tenemos o los estudios que cursamos siguen siendo los mismos; que nuestra supuesta nueva vida es tan frágil como la anterior, y que basta un simple dolor de muelas para arrancarnos de ese paraíso artificial. A esto contestaremos que sí, ciertamente la realidad del amor es tan brumosa como la poesía, irreal como los sueños, y falsa como la esperanza. Pero lo cierto es que para el enamorado, la poesía ya no es un juego literario, o una ambición estética; para él la poesía es el único idioma que puede expresar el torbellino que agita su corazón; los sueños han perdido ese carácter personal y nebuloso, y se transforman en visiones completas, inequívocas, dibujando un futuro que sólo es concebible en compañía del otro. Lo mismo sucede con la esperanza, la cual sólo es patrimonio de los que no se conforman con lo aparente, de los que intuyen que la realidad no concluye con las oscuras fronteras de nuestros sentidos.
Así el enamorado cree ver el rostro de su amada hasta en los detalles más prosaicos de la vida cotidiana. Lejos de las ominosas visiones de paisajes románticos y bucólicos, y más cerca de la simple brisa de invierno, o de los ecos sombríos de un beso que ha comenzado a perder su sabor.
Cuando entre la Sombra Oscura.
Gustavo Adolfo Becquer.
Cuando entre la sombra oscura
perdida una voz murmura
turbando su triste calma,
si en el fondo de mi alma
la oigo dulce resonar,
Dime: ¿es que el viento en sus giros
se queja, o que tus suspiros
me hablan de amor al pasar?
Cuando el sol en mi ventana
rojo brilla a la mañana
y mi amor tu sombra evoca,
si en mi boca de otra boca
sentir creo la impresión,
Dime: ¿es que ciego deliro,
o que un beso en un suspiro
me envía tu corazón?
Y en el luminoso día
y en la alta noche sombría,
si en todo cuanto rodea
al alma que te desea
te creo sentir y ver,
Dime: ¿es que toco y respiro
soñando, o que en un suspiro
me das tu aliento a beber?
Gustavo Adolfo Becquer.
CUANDO EN LA NOCHE Gustavo Adolfo Becquer
La noche se ha llevado los últimos restos de la pasión. Los amantes yacen tendidos, exhaustos. El silencio se cierra sobre la habitación, nada hay para decir.
Entonces, envueltos en aquella penumbra, se desarrolla entre ellos un extraño diálogo; sin palabras que mancillen la pureza del sentimiento. Con los ojos reposando sobre el cuerpo cómplice, con los dedos recorriendo la trémula piel del otro, aún palpitante y sudorosa, los amantes se comunican todo lo que no puede expresarse mediante el lenguaje.
Gustavo Adolfo Becquer nos relata un escenario similar, acaso con la vana esperanza de dilatar su recuerdo hasta el infinito.
El mundo ha perdido los colores y matices de aquella noche. La memoria, con su sólida multitud de días, ha sepultado las caricias, los cuerpos, y todo lo que alguna vez fue palpable; pero la poesía, con su eterna y maternal piedad, ha cobijado bajo su seno el eco de un sentimiento; el recuerdo de una noche que jamás dejará de desarrollarse.
Cuando en la Noche.
Gustavo Adolfo Becquer.
Cuando en la noche te envuelven
las alas de tul del sueño
y tus tendidas pestañas
semejan arcos de ébano,
por escuchar los latidos
de tu corazón inquieto
y reclinar tu dormida
cabeza sobre mi pecho,
¡diera, alma mía,
cuanto poseo,
la luz, el aire
y el pensamiento!
Cuando se clavan tus ojos
en un invisible objeto
y tus labios ilumina
de una sonrisa el reflejo,
por leer sobre tu frente
el callado pensamiento
que pasa como la nube
del mar sobre el ancho espejo,
¡diera, alma mía,
cuanto deseo,
la fama, el oro,
la gloria, el genio!
Cuando enmudece tu lengua
y se apresura tu aliento,
y tus mejillas se encienden
y entornas tus ojos negros,
por ver entre sus pestañas
brillar con húmedo fuego
la ardiente chispa que brota
del volcán de los deseos,
diera, alma mía,
por cuanto espero,
la fe, el espíritu,
la tierra, el cielo.
Gustavo Adolfo Becquer
Entonces, envueltos en aquella penumbra, se desarrolla entre ellos un extraño diálogo; sin palabras que mancillen la pureza del sentimiento. Con los ojos reposando sobre el cuerpo cómplice, con los dedos recorriendo la trémula piel del otro, aún palpitante y sudorosa, los amantes se comunican todo lo que no puede expresarse mediante el lenguaje.
Gustavo Adolfo Becquer nos relata un escenario similar, acaso con la vana esperanza de dilatar su recuerdo hasta el infinito.
El mundo ha perdido los colores y matices de aquella noche. La memoria, con su sólida multitud de días, ha sepultado las caricias, los cuerpos, y todo lo que alguna vez fue palpable; pero la poesía, con su eterna y maternal piedad, ha cobijado bajo su seno el eco de un sentimiento; el recuerdo de una noche que jamás dejará de desarrollarse.
Cuando en la Noche.
Gustavo Adolfo Becquer.
Cuando en la noche te envuelven
las alas de tul del sueño
y tus tendidas pestañas
semejan arcos de ébano,
por escuchar los latidos
de tu corazón inquieto
y reclinar tu dormida
cabeza sobre mi pecho,
¡diera, alma mía,
cuanto poseo,
la luz, el aire
y el pensamiento!
Cuando se clavan tus ojos
en un invisible objeto
y tus labios ilumina
de una sonrisa el reflejo,
por leer sobre tu frente
el callado pensamiento
que pasa como la nube
del mar sobre el ancho espejo,
¡diera, alma mía,
cuanto deseo,
la fama, el oro,
la gloria, el genio!
Cuando enmudece tu lengua
y se apresura tu aliento,
y tus mejillas se encienden
y entornas tus ojos negros,
por ver entre sus pestañas
brillar con húmedo fuego
la ardiente chispa que brota
del volcán de los deseos,
diera, alma mía,
por cuanto espero,
la fe, el espíritu,
la tierra, el cielo.
Gustavo Adolfo Becquer
UN BOSQUE SILENCIOSO , A Silent Wood, Elizabeth Leonor Siddal
Elizabeth Siddal se pregunta lo mismo que todos los que hemos disfrutado de una noche compartida, de una conversación íntima bajo el susurro incesante de las hojas.
La sombra de los árboles se ha transformado en un recuerdo vago, remoto. Aquella noche de revelaciones y besos ha sucumbido como todas las cosas que verdaderamente importan. Todo pasa y se vuelve más grave y profundo con el tiempo. Sin embargo allí continúa el bosque, el banco de un parque, las sombras y el cielo con sus estrellas inmutables. En mí serán recuerdo, pero quizás para otros sean el escenario de un comienzo, de una revelación, y acaso de un primer beso.
Un Bosque Silencioso.
A Silent Wood, Elizabeth Eleanor Siddal.
Oh, silencioso bosque, te atravieso
Con el corazón tan lleno de miseria
Por todas las voces que caen de los árboles,
Y las hierbas que rasgan mis piernas.
Deja que me siente en tu sombra más oscura,
Mientras los grises búhos vuelan sobre tí;
Allí he de rogar tu bendición:
No convertirme en una ilusión,
No desvanecerme en un lento letargo.
Escrutando a través de las penumbras,
Como alguien vacío de vida y esperanzas,
Congelada como una escultura de piedra,
Me siento en tu sombra, pero no sola.
¿Podrá Dios traer de vuelta aquel día,
En el que como dos figuras sombrías
Nos agitamos bajo las hojas tibias
En este silencioso bosque?
Elizabeth Eleanor Siddal (1829-1862)
La sombra de los árboles se ha transformado en un recuerdo vago, remoto. Aquella noche de revelaciones y besos ha sucumbido como todas las cosas que verdaderamente importan. Todo pasa y se vuelve más grave y profundo con el tiempo. Sin embargo allí continúa el bosque, el banco de un parque, las sombras y el cielo con sus estrellas inmutables. En mí serán recuerdo, pero quizás para otros sean el escenario de un comienzo, de una revelación, y acaso de un primer beso.
Un Bosque Silencioso.
A Silent Wood, Elizabeth Eleanor Siddal.
Oh, silencioso bosque, te atravieso
Con el corazón tan lleno de miseria
Por todas las voces que caen de los árboles,
Y las hierbas que rasgan mis piernas.
Deja que me siente en tu sombra más oscura,
Mientras los grises búhos vuelan sobre tí;
Allí he de rogar tu bendición:
No convertirme en una ilusión,
No desvanecerme en un lento letargo.
Escrutando a través de las penumbras,
Como alguien vacío de vida y esperanzas,
Congelada como una escultura de piedra,
Me siento en tu sombra, pero no sola.
¿Podrá Dios traer de vuelta aquel día,
En el que como dos figuras sombrías
Nos agitamos bajo las hojas tibias
En este silencioso bosque?
Elizabeth Eleanor Siddal (1829-1862)
LA BALADA DE LA CARCEL DE Reading (fragmento) The ballad of Reading goal, Oscar Wilde.
Durante su estadía en la prisión de Reading en 1897, debido a una denuncia por homosexualidad, Oscar Wilde entabló amistad con un tal Wooldridge, quien había asesinado a su esposa con una navaja.
En resumen: la balada de la cárcel de Reading es una secuencia de reflexiones sobre la sospecha de que todos somos culpables de algo; especialmente los inocentes, que suelen ser culpables de falta de misericordia.
El poema es muy extenso, de modo que sólo hemos traducido un fragmento, acaso el más significativo de la obra. Como dato curioso diremos que el nombre original del poema era C.3.3 (Edificio C, piso 3, celda 3)
La Balada de la Cárcel de Reading (fragmento)
The ballad of Reading gaol; Oscar Wilde (1854-1900)
Sin embargo -¡Y escuchen bien todos!-
Todos los hombres matan lo que aman:
Unos con una mirada de odio,
Otros con una palabra acariciadora;
El cobarde con un beso,
El valiente con la espada.
Unos matan su amor cuando son jóvenes,
Otros cuando ya son viejos,
Unos lo ahogan con las manos de la lujuria,
Otros con las manos del oro;
Los más compasivos se sirven de un cuchillo,
Del cuchillo que mata sin agonía.
El amor de unos es demasiado corto,
Demasiado largo el de otros;
Unos venden y otros compran;
Unos hacen lo que deben hacer con lágrimas,
Otros sin un sólo suspiro;
Pues todos los hombres matan lo que aman,
Aunque no todos tengan que morir por ello.
Oscar Wilde (1854-1900)
Más poemas victorianos. I Poemas malditos. I Poemas irlandeses. I Poemas de dolor. I Poemas de Oscar Wilde.
Más Literatura:
Poesía Gótica.
Poemas románticos.
Poemas de soledad.
Poemas de amor.
Poesía Vampírica.
Poesía medieval.
Poemas de mujeres.
Poesía mitológica.
Poemas de la Tumba.
Poemas Tristes.
Poemas de Hadas.
Poemas de Fantasmas.
Poemas en Latín.
El poema de Oscar Wilde: The ballad of the Reading gaol; fue traducido al español por El Espejo Gótico. Para la utilización de nuestra versión escríbenos a elespejogotico@gmail.com
Balbuceado por Aelfwine Etiquetas: literatura, oscar wilde, poemas de dolor, poemas malditos, poemas romanticos, poesia victoriana
2 comentarios:
Maika Duvnj'ack dijo...
_"Todos matamos lo que amamos..."_. En verdad creo que es asi, tal vez lo hagamos por miedo, tal vez por cobardia o simplemente por egoismo. Pero al refleccionar al respecto, vemos que ninguna de estas "razones" son virtudes sino todo lo contrario. Entonces, si matamos lo que amamos arrastrados por nuestras miserias humanas...en que nos convertimos despues de haber "perpetrado el hecho"?. Que imagen de nosotros mismos nos devuelve el espejo despues de eso?. En que nos convertimos?...si matamos lo que amamos.
25 de febrero de 2009 21:31
Aelfwine dijo...
Supongo que las personas capaces de darse cuenta que han matado aquello que amaban... simplemente elegirían ignorar este hecho..
Nuestra capacidad de razonar a veces se somete a cuestiones mas prácticas, como la supervivencia..
No se en que nos convertiremos, Maika. Es mejor que nunca tengamos que averiguarlo.
Saludos!
26 de febrero de 2009 16:41
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En resumen: la balada de la cárcel de Reading es una secuencia de reflexiones sobre la sospecha de que todos somos culpables de algo; especialmente los inocentes, que suelen ser culpables de falta de misericordia.
El poema es muy extenso, de modo que sólo hemos traducido un fragmento, acaso el más significativo de la obra. Como dato curioso diremos que el nombre original del poema era C.3.3 (Edificio C, piso 3, celda 3)
La Balada de la Cárcel de Reading (fragmento)
The ballad of Reading gaol; Oscar Wilde (1854-1900)
Sin embargo -¡Y escuchen bien todos!-
Todos los hombres matan lo que aman:
Unos con una mirada de odio,
Otros con una palabra acariciadora;
El cobarde con un beso,
El valiente con la espada.
Unos matan su amor cuando son jóvenes,
Otros cuando ya son viejos,
Unos lo ahogan con las manos de la lujuria,
Otros con las manos del oro;
Los más compasivos se sirven de un cuchillo,
Del cuchillo que mata sin agonía.
El amor de unos es demasiado corto,
Demasiado largo el de otros;
Unos venden y otros compran;
Unos hacen lo que deben hacer con lágrimas,
Otros sin un sólo suspiro;
Pues todos los hombres matan lo que aman,
Aunque no todos tengan que morir por ello.
Oscar Wilde (1854-1900)
Más poemas victorianos. I Poemas malditos. I Poemas irlandeses. I Poemas de dolor. I Poemas de Oscar Wilde.
Más Literatura:
Poesía Gótica.
Poemas románticos.
Poemas de soledad.
Poemas de amor.
Poesía Vampírica.
Poesía medieval.
Poemas de mujeres.
Poesía mitológica.
Poemas de la Tumba.
Poemas Tristes.
Poemas de Hadas.
Poemas de Fantasmas.
Poemas en Latín.
El poema de Oscar Wilde: The ballad of the Reading gaol; fue traducido al español por El Espejo Gótico. Para la utilización de nuestra versión escríbenos a elespejogotico@gmail.com
Balbuceado por Aelfwine Etiquetas: literatura, oscar wilde, poemas de dolor, poemas malditos, poemas romanticos, poesia victoriana
2 comentarios:
Maika Duvnj'ack dijo...
_"Todos matamos lo que amamos..."_. En verdad creo que es asi, tal vez lo hagamos por miedo, tal vez por cobardia o simplemente por egoismo. Pero al refleccionar al respecto, vemos que ninguna de estas "razones" son virtudes sino todo lo contrario. Entonces, si matamos lo que amamos arrastrados por nuestras miserias humanas...en que nos convertimos despues de haber "perpetrado el hecho"?. Que imagen de nosotros mismos nos devuelve el espejo despues de eso?. En que nos convertimos?...si matamos lo que amamos.
25 de febrero de 2009 21:31
Aelfwine dijo...
Supongo que las personas capaces de darse cuenta que han matado aquello que amaban... simplemente elegirían ignorar este hecho..
Nuestra capacidad de razonar a veces se somete a cuestiones mas prácticas, como la supervivencia..
No se en que nos convertiremos, Maika. Es mejor que nunca tengamos que averiguarlo.
Saludos!
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BAJO EL BALCON, Under the Balcony, Oscar Wilde
En algún momento he considerado la posibilidad de recitar un poema bajo el balcón de una dama, pero ciertos espíritus racionales han observado que esto sólo puede surtir efecto cuando la dama en cuestión, como mínimo, recuerda nuestro nombre.
Es inútil pretender otra cosa. Es perfectamente lógico que quien dice preocuparse por nosotros jamás intente saber cómo estamos. De manera que les recomendamos a nuestros lectores enamorados que se abstengan de toda aspiración romántica. La más dulce de las mujeres puede convertirse en una reina de hielo, y ustedes mismos, pobres poetas extraviados, serán una anécdota graciosa, patética, escuchada con macabro regocijo por el próximo infortunado que ose abrirle su corazón.
Bajo el Balcón.
Under the Balcony; Oscar Wilde.
¡Oh, hermosa estrella de boca carmesí!
¡Oh, luna de cejas doradas!
¡Se elevan, se elevan desde el fragante sur!
Iluminan el sendero de mi amor,
Para que sus delicados pies no se extravíen
En el viento que corre por la colina.
¡Oh, hermosa estrella de boca carmesí!
¡Oh, luna de cejas doradas!
¡Oh, bote que te agitas en el desolado mar!
¡Oh, barco de húmedas, blancas velas!
¡Vuelve, vuelve hasta el puerto por mi!
¡Pues mi amada y yo deseamos ir
A la tierra en la que los narcisos soplan
Sobre el corazón de un valle púrpura!
¡Oh, bote que te agitas en el desolado mar!
¡Oh, barco de húmedas, blancas velas!
¡Oh, fugaz ave de graves, dulces notas!
¡Oh, ave que descansas en el rocío!
¡Canta, canta con tu voz suave en el vacío!
¡Mi amor en su pequeño lecho
Te escuchará, alzará su cabeza de la almohada
Y seguirá mi camino!
¡Oh, fugaz ave de graves, dulces notas!
¡Oh, ave que descansas en el rocío!
¡Oh, flor que cuelgas en el aire trémulo!
¡Oh, flor de labios nevados!
¡Desciende, desciende hasta el cabello de mi amor!
¡Has de morir en su cabeza como una corona,
Has de morir en un pliegue de sus vestidos,
En el pequeño brillo de su corazón has de reposar!
¡Oh, flor que cuelgas en el aire trémulo!
¡Oh, flor de labios nevados!
Oscar Wilde (1854-1900)
Es inútil pretender otra cosa. Es perfectamente lógico que quien dice preocuparse por nosotros jamás intente saber cómo estamos. De manera que les recomendamos a nuestros lectores enamorados que se abstengan de toda aspiración romántica. La más dulce de las mujeres puede convertirse en una reina de hielo, y ustedes mismos, pobres poetas extraviados, serán una anécdota graciosa, patética, escuchada con macabro regocijo por el próximo infortunado que ose abrirle su corazón.
Bajo el Balcón.
Under the Balcony; Oscar Wilde.
¡Oh, hermosa estrella de boca carmesí!
¡Oh, luna de cejas doradas!
¡Se elevan, se elevan desde el fragante sur!
Iluminan el sendero de mi amor,
Para que sus delicados pies no se extravíen
En el viento que corre por la colina.
¡Oh, hermosa estrella de boca carmesí!
¡Oh, luna de cejas doradas!
¡Oh, bote que te agitas en el desolado mar!
¡Oh, barco de húmedas, blancas velas!
¡Vuelve, vuelve hasta el puerto por mi!
¡Pues mi amada y yo deseamos ir
A la tierra en la que los narcisos soplan
Sobre el corazón de un valle púrpura!
¡Oh, bote que te agitas en el desolado mar!
¡Oh, barco de húmedas, blancas velas!
¡Oh, fugaz ave de graves, dulces notas!
¡Oh, ave que descansas en el rocío!
¡Canta, canta con tu voz suave en el vacío!
¡Mi amor en su pequeño lecho
Te escuchará, alzará su cabeza de la almohada
Y seguirá mi camino!
¡Oh, fugaz ave de graves, dulces notas!
¡Oh, ave que descansas en el rocío!
¡Oh, flor que cuelgas en el aire trémulo!
¡Oh, flor de labios nevados!
¡Desciende, desciende hasta el cabello de mi amor!
¡Has de morir en su cabeza como una corona,
Has de morir en un pliegue de sus vestidos,
En el pequeño brillo de su corazón has de reposar!
¡Oh, flor que cuelgas en el aire trémulo!
¡Oh, flor de labios nevados!
Oscar Wilde (1854-1900)
ECOS DE LA CASA DEEL AMOR Echoes of love´s , William Morris
William Morris nos propone que contemplemos un reflejo, un eco ciertamente peculiar en su poema: a cada frase pronunciada por un enamorado exaltado, el poeta imagina otra, una respuesta distorsionada, que quizás provenga del mismo enamorado, pero enunciada en circunstancias menos felices.
Ecos de la Casa del Amor.
Echoes of love's house, William Morris.
El Amor nos regala cada don que nos permite vivir.
El Amor nos roba cada don que nos evita sufrir.
El Amor desata los labios en palabras de vanidad.
El Amor ata los labios cuando se dice una verdad.
El Amor aclara los ojos que de otro modo serían fríos.
El Amor ciega los ojos de todos, salvo los tuyos y los míos.
El Amor torna la vida en dicha, hasta que nada tengamos que desear.
El Amor torna la vida en desdicha, hasta que en vano podamos desear.
El Amor, que todo lo cambia, que nunca arrebate mi candor.
El Amor, que todo lo cambia, que me libere de este dolor.
El Amor quema al mundo en un inmutable cielo de placer.
El Amor quema al mundo en una cambiante tumba en donde yacer.
Y allí nosotros dos fuimos abandonados, sin necesidad de trabajar.
Y allí fui sólo abandonado, sin que nadie me llegue a extrañar.
Yo te elogio, Amor, pues la felicidad ha triunfado!
Es esta plegaria suficiente para curar mi corazón destrozado?
Ecos de la Casa del Amor.
Echoes of love's house, William Morris.
El Amor nos regala cada don que nos permite vivir.
El Amor nos roba cada don que nos evita sufrir.
El Amor desata los labios en palabras de vanidad.
El Amor ata los labios cuando se dice una verdad.
El Amor aclara los ojos que de otro modo serían fríos.
El Amor ciega los ojos de todos, salvo los tuyos y los míos.
El Amor torna la vida en dicha, hasta que nada tengamos que desear.
El Amor torna la vida en desdicha, hasta que en vano podamos desear.
El Amor, que todo lo cambia, que nunca arrebate mi candor.
El Amor, que todo lo cambia, que me libere de este dolor.
El Amor quema al mundo en un inmutable cielo de placer.
El Amor quema al mundo en una cambiante tumba en donde yacer.
Y allí nosotros dos fuimos abandonados, sin necesidad de trabajar.
Y allí fui sólo abandonado, sin que nadie me llegue a extrañar.
Yo te elogio, Amor, pues la felicidad ha triunfado!
Es esta plegaria suficiente para curar mi corazón destrozado?
AMOR COMPLETO ( LOVE FULFILLED, WILLIAM MORRIS )
De las brumas más inescrutables del romanticismo, William Morris nos trae un destello de esperanza para todos los enamorados. Tal vez sea una esperanza pequeña, frágil, pero acaso en esta economía del consuelo podamos encontrar un poco de paz.
Que otros disfruten las delicias que a nosotros nos han sido arrebatadas. Que sean otros los labios que envejezcan junto a nuestras peregrinas damas. Nosotros hemos permanecido firmes, inmóviles ante la tempestad. Nuestro amor ha sido absoluto, completo e inabarcable. No hemos abjurado de la duda y la incertidumbre, pero jamás nos hemos sometido al capricho infame de jugar con la eternidad; y si nos debemos algún reproche sólo será no haber besado lo suficiente.
Amor Completo.
Love Fulfilled, William Morris.
¿Has anhelado, a través de los cansados días,
La visión fugaz del rostro amado?
¿Has clamado por un instante de paz
En medio del dolor de las penosas horas?
¿Has rogado por el sueño y la muerte,
Cuando el dulce e inesperado consuelo
Fue sólo sombras y aliento?
Hace mucho, demasiado, que el miedo no disminuye
Sobre estas ilusorias y reptantes flores.
Ahora descansa: pues aún en el reposo
Podrás conservar todos tus anhelos.
Debes descansar y no temer
Al acechante y sordo despertar
De una vida que transcurre a ciegas;
Llena de desperdicios y penas.
Debes despertar y pensar en lo dulce
Que es tu amor, en su íntimo ardor.
Será más dulce para los labios que conocerás,
Más dulce de lo que tu corazón intenta ocultar:
Anhelos absolutos e insatisfechos.
La respuesta a todas las esperanzas
Se cierran sobre tí, muy cerca.
Recordarás los antiguos besos,
Y aún el frío dolor que crecía.
Recordarás aquella poderosa dicha,
Y aún los ojos y las manos perdidas.
Recordarás todo el remordimiento
Por lo escasos que fueron sus besos,
El sueño perdido de cómo se conocieron
Es el sabor a miseria en tus labios marchitos.
Entonces parecía Amor, pero nacido para morir,
El Hoy es inquietud, dolor:
La bendición es el olvido, el silencio;
Mi Amor es solitario, más nunca será un secreto.
William Morris (1834-18
Que otros disfruten las delicias que a nosotros nos han sido arrebatadas. Que sean otros los labios que envejezcan junto a nuestras peregrinas damas. Nosotros hemos permanecido firmes, inmóviles ante la tempestad. Nuestro amor ha sido absoluto, completo e inabarcable. No hemos abjurado de la duda y la incertidumbre, pero jamás nos hemos sometido al capricho infame de jugar con la eternidad; y si nos debemos algún reproche sólo será no haber besado lo suficiente.
Amor Completo.
Love Fulfilled, William Morris.
¿Has anhelado, a través de los cansados días,
La visión fugaz del rostro amado?
¿Has clamado por un instante de paz
En medio del dolor de las penosas horas?
¿Has rogado por el sueño y la muerte,
Cuando el dulce e inesperado consuelo
Fue sólo sombras y aliento?
Hace mucho, demasiado, que el miedo no disminuye
Sobre estas ilusorias y reptantes flores.
Ahora descansa: pues aún en el reposo
Podrás conservar todos tus anhelos.
Debes descansar y no temer
Al acechante y sordo despertar
De una vida que transcurre a ciegas;
Llena de desperdicios y penas.
Debes despertar y pensar en lo dulce
Que es tu amor, en su íntimo ardor.
Será más dulce para los labios que conocerás,
Más dulce de lo que tu corazón intenta ocultar:
Anhelos absolutos e insatisfechos.
La respuesta a todas las esperanzas
Se cierran sobre tí, muy cerca.
Recordarás los antiguos besos,
Y aún el frío dolor que crecía.
Recordarás aquella poderosa dicha,
Y aún los ojos y las manos perdidas.
Recordarás todo el remordimiento
Por lo escasos que fueron sus besos,
El sueño perdido de cómo se conocieron
Es el sabor a miseria en tus labios marchitos.
Entonces parecía Amor, pero nacido para morir,
El Hoy es inquietud, dolor:
La bendición es el olvido, el silencio;
Mi Amor es solitario, más nunca será un secreto.
William Morris (1834-18
AMOR SIN DESCANSO ( RASTLOSE LIEBE, GOETHE )
No creo que exista otra manera de amar. De todos modos, nos apoyamos en el argumento del poeta alemán Johann Wolfgang Von Goethe, quien al parecer no sólo se veía cautivado por el carácter incesante del amor, sino que como buen poeta le temía oportunamente.
Amor sin Descanso.
Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832)
¡A través de la lluvia, de la nieve,
A través de la tempestad voy!
Entre las cuevas centelleantes,
Sobre las brumosas olas voy,
¡Siempre adelante, siempre!
La paz, el descanso, han volado.
Rápido entre la tristeza
Deseo ser masacrado,
Que toda la simpleza
Sostenida en la vida
Sea la adicción de un anhelo,
Donde el corazón siente por el corazón,
Pareciendo que ambos arden,
Pareciendo que ambos sienten.
¿Cómo voy a volar?
¡Vanos fueron todos los enfrentamientos!
Brillante corona de la vida,
Turbulenta dicha...
¡Amor, tu eres esto!
Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832)
Amor sin Descanso.
Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832)
¡A través de la lluvia, de la nieve,
A través de la tempestad voy!
Entre las cuevas centelleantes,
Sobre las brumosas olas voy,
¡Siempre adelante, siempre!
La paz, el descanso, han volado.
Rápido entre la tristeza
Deseo ser masacrado,
Que toda la simpleza
Sostenida en la vida
Sea la adicción de un anhelo,
Donde el corazón siente por el corazón,
Pareciendo que ambos arden,
Pareciendo que ambos sienten.
¿Cómo voy a volar?
¡Vanos fueron todos los enfrentamientos!
Brillante corona de la vida,
Turbulenta dicha...
¡Amor, tu eres esto!
Johann Wolfgang Von Goethe (1749-1832)
domingo, 26 de septiembre de 2010
A Tirzarh: William Blake
Hoy hablaremos de un breve y enigmático poema de William Blake, cuya traducción ha resultado bastante simple, aunque su interpretación supera largamente nuestras capacidades. Habiendo confesado esto, pasamos a reflexionar sobre lo poco que hemos podido elucubrar.
El título del poema es To Tirzah, que en la maravillosa mitología de William Blake representa dos facetas de la maternidad: Tirzah es tanto la madre mortal como la madre naturaleza, aunque estas características serán aun más perceptibles en obras posteriores. Para ser más precisos en Milton y Jerusalem.
El poema en sí mismo, libre de toda interpretación, tiene una potencia evocadora notable. Estéticamente es impecable, y la interpolación bíblica que el poeta ha insertado lo hace todavía más intenso. Las palabras: ¿qué tengo que ver yo contigo? son nada menos que aquellas que Jesús (un Jesús malhumorado, cabe aclarar) le dijo a María y que Juan ha tomado la precaución de anotar.
A Tirzah.
To Tirzah; William Blake (1757-1827)
Todo aquello que nace de mortal
debe consumirse con la tierra,
para alzarse libre de la generación.
¿Qué tengo que ver yo contigo?
Los sexos nacieron de la vergüenza y el orgullo:
surgieron con la mañana y en la tarde murieron;
pero la Misericordia transformó la muerte en sueño:
los sexos se levantaron para trabajar y llorar.
Tú, Madre de mi padre mortal,
con crueldad forjaste mi corazón
y con falsas lágrimas, engañándote,
encadenaste mi nariz, mis ojos y mis oídos.
Paralizaste mi lengua con la insensible arcilla
y me entregaste a la mortalidad.
La muerte de Jesús me hizo libre.
¿Qué tengo que ver yo contigo?
El título del poema es To Tirzah, que en la maravillosa mitología de William Blake representa dos facetas de la maternidad: Tirzah es tanto la madre mortal como la madre naturaleza, aunque estas características serán aun más perceptibles en obras posteriores. Para ser más precisos en Milton y Jerusalem.
El poema en sí mismo, libre de toda interpretación, tiene una potencia evocadora notable. Estéticamente es impecable, y la interpolación bíblica que el poeta ha insertado lo hace todavía más intenso. Las palabras: ¿qué tengo que ver yo contigo? son nada menos que aquellas que Jesús (un Jesús malhumorado, cabe aclarar) le dijo a María y que Juan ha tomado la precaución de anotar.
A Tirzah.
To Tirzah; William Blake (1757-1827)
Todo aquello que nace de mortal
debe consumirse con la tierra,
para alzarse libre de la generación.
¿Qué tengo que ver yo contigo?
Los sexos nacieron de la vergüenza y el orgullo:
surgieron con la mañana y en la tarde murieron;
pero la Misericordia transformó la muerte en sueño:
los sexos se levantaron para trabajar y llorar.
Tú, Madre de mi padre mortal,
con crueldad forjaste mi corazón
y con falsas lágrimas, engañándote,
encadenaste mi nariz, mis ojos y mis oídos.
Paralizaste mi lengua con la insensible arcilla
y me entregaste a la mortalidad.
La muerte de Jesús me hizo libre.
¿Qué tengo que ver yo contigo?
AMOR ETERNO . ADOLFO BECQUER
Los Insoportables Enamorados.
Hay promesas que suenan absurdas, particularmente cuando son proferidas por algún enamorado.
Con cierto rechazo, y porqué no, con algo de envidia también, todos hemos escuchado a estos enajenados seres, discurriendo largas horas sobre las virtudes de su amada. Incluso, la menor referencia hacia ella por parte de los comensales, provoca en el enamorado un verborragia tan abundante como engorrosa; estimulando a los abúlicos oyentes a una huida precipitada y brutal.
Que no se nos malentienda, con un enamorado podemos mantener cualquier tipo de conversación civilizada; por ejemplo sobre deportes, apicultura, minería, o sobre las maravillas terapéuticas del nabo; pero nunca, bajo ningún concepto, debemos hablar de amor.
El porqué de este impedimento es tan evidente que necesita de nuestra pronta aclaración: los enamorados son perfectamente insoportables.
Claro que esta actitud beligerante hacia los enamorados cesa cuando nosotros también pasamos a integrar esta selecta y acaramelada tribu. En cuyo caso, disfrutamos de todas las hipérboles y puerilidades relativas al arte de amar. De hecho, estando enamorados podemos llegar a percibir en la poesía ciertos matices que hasta entonces ignorábamos: por ejemplo, cuando contemplamos las sublimes fantasías de Gustavo Adolfo Becquer, nos parece que de alguna forma han sido urdidas sólo para nosotros.
El lector enamorado sabe a qué me refiero.
Amor Eterno.
Gustavo Adolfo Becquer.
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá!
Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
Hay promesas que suenan absurdas, particularmente cuando son proferidas por algún enamorado.
Con cierto rechazo, y porqué no, con algo de envidia también, todos hemos escuchado a estos enajenados seres, discurriendo largas horas sobre las virtudes de su amada. Incluso, la menor referencia hacia ella por parte de los comensales, provoca en el enamorado un verborragia tan abundante como engorrosa; estimulando a los abúlicos oyentes a una huida precipitada y brutal.
Que no se nos malentienda, con un enamorado podemos mantener cualquier tipo de conversación civilizada; por ejemplo sobre deportes, apicultura, minería, o sobre las maravillas terapéuticas del nabo; pero nunca, bajo ningún concepto, debemos hablar de amor.
El porqué de este impedimento es tan evidente que necesita de nuestra pronta aclaración: los enamorados son perfectamente insoportables.
Claro que esta actitud beligerante hacia los enamorados cesa cuando nosotros también pasamos a integrar esta selecta y acaramelada tribu. En cuyo caso, disfrutamos de todas las hipérboles y puerilidades relativas al arte de amar. De hecho, estando enamorados podemos llegar a percibir en la poesía ciertos matices que hasta entonces ignorábamos: por ejemplo, cuando contemplamos las sublimes fantasías de Gustavo Adolfo Becquer, nos parece que de alguna forma han sido urdidas sólo para nosotros.
El lector enamorado sabe a qué me refiero.
Amor Eterno.
Gustavo Adolfo Becquer.
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá!
Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
ALQUIMIA DEL AMOR, JOHN DONNE
Todos hemos oído hablar sobre la Química del Amor. Algunos utilizan el término para explicar la pasión o una atracción irresistible, otros lo emplean para describir escrupulosamente los componentes químicos que liberamos durante el amor. Yo sospecho que este concepto es casi un abuso del vocabulario que se ha extendido hasta convertirse en un lugar común. Pero coincido con la poesía, que con su ancestral sabiduría nos habla de la Alquimia del Amor.
Lo experimental siempre es un proceso estático, frío. Pero la alquimia, esa maravillosa y lunática aventura que tantos sabios emprendieron, es todo lo contrario. El fin del alquimista (la trasmutación) no es un cambio material en la esencia de los objetos, sino la mutación de su propio ser. Así funciona el amor: uno ama para trascenderse, para ser algo más que un ente especular. Uno se enamora con la vana fantasía de acariciar el interior de otra persona, y cuando ese amor es sincero no hay forma de que la magia no se produzca. Nosotros ya no seremos iguales, pues una parte de nuestra esencia ya no nos pertenece, y el otro, el amado, tampoco podrá permanecer inoculado ante ese amor que no espera nada para continuar floreciendo.
Por supuesto que también el amor tiene su espejo, un eco distorsionado que se va deformando con el tiempo. John Donne, ese grandioso y metafísico poeta inglés, nos anticipa un posible destino para los enamorados: esconder eternamente la tristeza bajo la mortaja del desprecio, sin permitir que olvidemos que los recuerdos más hermosos sólo mueren con las últimas lágrimas de un anciano.
Alquimia del Amor.
Love's Alchemy, John Donne (1572-1631)
Algunos que han excavado más profundo que yo
En las sórdidas cavernas del amor,
Dicen dónde se halla su céntrica felicidad.
He amado, he poseído, he contado,
Pero aunque amase, poseyese y contase hasta envejecer,
Aquel oculto misterio no hubiese encontrado.
¡Oh, todo es impostura!
Ningún alquimista ha conseguido el elixir,
Sin embargo con paciencia glorifica sus calderos,
Por si la casualidad
Le asalta con aromáticas medicinas,
Así sueñan los enamorados,
Con un deleite pleno y prolongado,
Para que esta triste y helada oscuridad
Se transforme en una noche de verano
¿Habremos de entregar nuestra paz, coraje, honor y vida
A esta burbuja de vanas sombras?
¿En esto termina el amor?
¿Puede ser alguien feliz representando la parodia del novio?
Aquel infeliz enamorado que jura
Que no es de ella la médula carnal lo que ama,
Sino su mente, donde angelicales formas encuentra,
También podría jurar con justicia que escucha
Durante el rumor del día el brillo de las estrellas.
No esperes encontrar compasión en la mujer,
Tal vez halles ingenio y ternura,
Sólo momias: cadáveres de la dulzura.
Lo experimental siempre es un proceso estático, frío. Pero la alquimia, esa maravillosa y lunática aventura que tantos sabios emprendieron, es todo lo contrario. El fin del alquimista (la trasmutación) no es un cambio material en la esencia de los objetos, sino la mutación de su propio ser. Así funciona el amor: uno ama para trascenderse, para ser algo más que un ente especular. Uno se enamora con la vana fantasía de acariciar el interior de otra persona, y cuando ese amor es sincero no hay forma de que la magia no se produzca. Nosotros ya no seremos iguales, pues una parte de nuestra esencia ya no nos pertenece, y el otro, el amado, tampoco podrá permanecer inoculado ante ese amor que no espera nada para continuar floreciendo.
Por supuesto que también el amor tiene su espejo, un eco distorsionado que se va deformando con el tiempo. John Donne, ese grandioso y metafísico poeta inglés, nos anticipa un posible destino para los enamorados: esconder eternamente la tristeza bajo la mortaja del desprecio, sin permitir que olvidemos que los recuerdos más hermosos sólo mueren con las últimas lágrimas de un anciano.
Alquimia del Amor.
Love's Alchemy, John Donne (1572-1631)
Algunos que han excavado más profundo que yo
En las sórdidas cavernas del amor,
Dicen dónde se halla su céntrica felicidad.
He amado, he poseído, he contado,
Pero aunque amase, poseyese y contase hasta envejecer,
Aquel oculto misterio no hubiese encontrado.
¡Oh, todo es impostura!
Ningún alquimista ha conseguido el elixir,
Sin embargo con paciencia glorifica sus calderos,
Por si la casualidad
Le asalta con aromáticas medicinas,
Así sueñan los enamorados,
Con un deleite pleno y prolongado,
Para que esta triste y helada oscuridad
Se transforme en una noche de verano
¿Habremos de entregar nuestra paz, coraje, honor y vida
A esta burbuja de vanas sombras?
¿En esto termina el amor?
¿Puede ser alguien feliz representando la parodia del novio?
Aquel infeliz enamorado que jura
Que no es de ella la médula carnal lo que ama,
Sino su mente, donde angelicales formas encuentra,
También podría jurar con justicia que escucha
Durante el rumor del día el brillo de las estrellas.
No esperes encontrar compasión en la mujer,
Tal vez halles ingenio y ternura,
Sólo momias: cadáveres de la dulzura.
POEMAS DE AMOR DEL ROMANTICISMO
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Si bien la poesía del romanticismo se destacó por explorar un nuevo concepto de la individualidad, no fue ajeno a las revoluciones del corazón. En esta sección nos dedicaremos a exponer algunos de los mejores poemas de amor del romanticismo, exposición sujeta únicamente al capricho de Nagorito.
Como un espíritu que ronda sobre su propia tumba, Lord Byron se acercará sigilosamente en torno a su amada. Allí, con labios hechos de brumas y reflejos, clamará por que las lágrimas sobre la tierra estéril que cubre su eterno lecho no se sequen jamás.
De eso se trata este hermoso poema gótico: del horror ante la idea del olvido, de que esos labios que una vez sólo anhelaban los nuestros, finalmente encuentren reposo en los de otro.
En lo personal, me atemoriza menos pensar que tus besos, Bárbara, algún día sean de otro, que imaginar que llegará una noche en la que mis labios no puedan saborear los tuyos.
De todas maneras, y digo esto porque sabes que me gustan los espejos, cada tanto, cuando los rumores del día duerman bajo el peso de la noche, con paso silencioso acercate a tu reflejo. Tal vez, los del Otro Lado se apiaden de mí, y me permitan acariciarte con los ojos una vez más.
Acuérdate de Mí.
George Gordon Byron, sexto Lord Byron.
Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando esté mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual aurora,
brillando en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna...
ni la muerte la puede mancillar.
¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba
no pases, no, sin regalarme tu plegaria;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que has olvidado mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que sobre mi tumba derrames tus lágrimas.
Acaso ensombrecido por El Diario de Adán y Eva del hirsuto Mark Twain, yace un excelente poema del romanticismo español, llamado Adán y su compañera. El autor: Juan Arolas.
Adán y su compañera (Después de su caída)
Juan Arolas (1805-1849)
Huyamos de sus iras; mas ¿adónde?
Si no apaga su sol, ¿quién nos esconde
Del ofendido Dios?
Y si de noche oscura se presenta,
¿No hará con su mirada, que calienta,
Cenizas de los dos?
¿Nos esconderá el mar que ronco truena?
¡El mar!... ¡el mar!... un escalón de arena
Que, si lo salva el pie,
Detrás de onda benéfica que halaga
Se estrella otra mortífera que traga,
¡Y nada más se ve!
Y a los altivos montes ¿quién acude,
Si, pasando su sombra, los sacude
con hórrido temblor?
¿Si encorvarán sus cimas de malezas,
Oprimiendo tal vez nuestras cabezas,
Malditas del Señor?
¿Sabes, di, algún lugar árido y triste,
Que de abrojos y espinas se reviste,
Sin flores por tapiz,
Do estrechando los brazos criminales
Cerremos en la noche de los males
El párpado infeliz?
¿Y no llegue su enojo a tales climas,
Reventando en volcanes por las cimas,
Y removiendo el mar?
¿Y podamos, por único consuelo,
No contemplar la luz y ver el cielo,
Tan sólo respirar?
¿Do no suene su voz que me acobarde?
¿Do no vuele en las brisas de la tarde,
Que él mismo embalsamó?
¿Ni encienda esas estrellas que ama tanto,
Crisólitos caídos de su manto,
Que en torno sacudió?
¿Y será que se olvide de mi nombre
Y nada le recuerde que hizo al hombre
Que al lado tuyo ves?
¿Y no cuente, al fulgor de sus destellos,
Ninguno de mis días, ni cabellos,
Ni huellas de mis pies?
Mas ¡ah!, que con su dedo omnipotente
Sostiene todo mar y continente;
Y el dedo encogerá,
Y, desquiciado entonces con asombro,
Para vagar en átomos de escombro.
El mundo caerá.
¡Oh amada realidad de sueños míos!
Tú, nacida al frescor de cuatro ríos,
En medio del Edén,
Arrastrarás conmigo y con tus penas
Por páramos de estériles arenas
Tu maldición también.
¿Quién te igualó en riqueza y hermosura
Antes de aquel instante sin ventura
De amargo frenesí?
¿Antes que aquella sombra te halagase
Y aquel fruto de muerte mancillase
Tus labios de rubí?
Las fuentes retrataban tu contento,
Y de tu blanco seno el movimiento,
Tu risa y tu mirar;
Y tus ojos de llanto no sabían,
Y tus hondas entrañas no mordían
Las limas del pesar.
Las aves cariñosas te cantaban,
Las brisas tu cabello acariciaban
Con ósculos de amor,
Y cuando la pisó tu pie de nieve,
No perdió de amorosa ni de leve
La más delgada flor.
Yo bebía en tus ojos dulce encanto,
Y envidiaba mi dicha el ángel santo,
Y el mismo serafín,
Que, al eco de tu voz, dejaba el cielo,
Por gozar tu mirada de consuelo,
Volando en el jardín.
¡Oh cómo se acabaron tales días
Y se rasgó su tela de alegrías,
Bordada de placer!
¿Do estáis, auroras puras y brillantes?
¿Volasteis a otros climas muy distantes,
Para jamás volver?
Ya el sol con su luz clara no consuela;
Siento mi desnudez que el frío hiela,
Y encuentro sin calor
Tus ósculos que libo y tu regazo,
Y al buscar una dicha en un abrazo,
Mi dicha es el dolor.
¿Y quién nos borrará de la memoria
Nuestro pasado bien y nuestra gloria
Y excelsa beatitud,
Para que, sin tormentos, sin enojos,
Cerremos breve instante nuestros ojos
Con sueño de quietud?
¿Y quién ha de dormir, si está presente
Del ofendido Dios omnipotente
La eterna maldición?
¿Si enluta nuestros pasos, nuestra vida,
Y con llama feroz, desconocida,
Nos quema el corazón?
¡Yo tiemblo de mirarme en su presencia!
Resuena en mis oídos la sentencia
Que nos dictó el gran Ser:
«Por cuanto mis preceptos no cumplisteis,
Al polvo volveréis de do salisteis,
Por solo mi querer.»
Esto dijo a su triste compañera
El hombre, en su desgracia lastimera,
Maldito de su Dios;
Y la fúnebre noche del pecado,
Con un manto de sombras enlutado,
Cayó sobre los dos.
El Mito de Lilith en la Poesía.
No todas las leyendas sobre Lilith provienen de fuentes semíticas, también adquirió otras formas, otras tersuras que sólo pueden percibir los poetas.
Dante Gabriel Rossetti, fue uno de aquellos poetas, y posiblemente aquel que pintó la leyenda de Lilith con mayor virtuosismo.
En otra parte hemos estudiado los orígenes del mito de Lilith, hoy queremos alejarnos de las frías explicaciones filológicas para explorar nuevos senderos; acaso más bellos e intrincados.
El poema es muy extenso, por lo que hemos decidido dejar una versión más breve, ya que colocar el original y la traducción excede largamente nuestras intenciones, las cuales no pretenden ser editoriales.
Sé que es un gesto vanidoso de mi parte, pero creo que hasta ahora, no existe ninguna versión en castellano de esta obra en la web; razón por la cual, cualquier comentario o sugerencia sobre la traducción es bienvenida.
Al final del poema intentaremos aclarar algunos pasajes y términos oscuros empleados por Rossetti, sólo para que el lector sienta lo contrario a nuestras intenciones, es decir, para que nuestras aclaraciones lo suman aún más en la duda y la desesperación.
Los dejo en manos de don Rossetti, y de la Madre de los Vampiros.
a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSCiPtYjRqYYIZOV6KoLv7o8i7BjtP1ENY3VPzlJXlvZrZR99ESyoMCtm-PHY5-aUE4pRI9gKzKxCtx91x27Wv7zfDIY1jBo76nAMEgrpB6qGAEhKrEx80XVge7c1MsjKr1zkBijIkI0RM/s1600/ladylilith_rossetti.jpg">
Lady Lilith, Dante Gabriel Rossetti.
La Alcoba del Edén.
Eden Bower, Dante Gabriel Rossetti.
Era Lilith la esposa de Adán
(la Alcoba del Edén está en flor)
ni una gota de sangre en sus venas era humana,
pero ella era como una suave y dulce mujer.
It was Lilith the wife of Adam
(Eden Bower´s in flower)
Not a drop of her blood was human,
but she was made like a soft sweet woman.
Lilith estaba en los confines del Paraíso;
(y ¡Oh, la alcoba de la hora!)
Ella fue la primera desde allí conducida,
con Ella estaba el infierno y con Eva el cielo.
Lilith stood on the skirts of Eden;
(And ¡Oh, the Bower of the hour!)
She was the first that thence was driven,
with her was hell and with Eve was heaven.
Al oído de la serpiente dijo Lilith:
(la Alcoba del Edén está en flor)
A tí acudo cuando lo demás ha pasado;
yo era una serpiente cuando tú eras mi amante.
In the ear of the snake said Lilith:
(Eden bower´s in flower)
To thee I come when the rest is over;
a snake was I when thou wast my lover.
Yo era la serpiente más hermosa del Edén;
(Y, ¡Oh, la alcoba y la hora!)
Por voluntad de la Tierra, nuevo rostro y forma,
me hicieron esposa de la nueva criatura terrenal.
I was the fairest snake in Eden;
(And ¡Oh, the Bower and the hour!)
By the earth´s will, new form and feature,
made me a wife for the earth´s new creature.
Tómame, ya que vengo de Adán:
(la Alcoba del Edén está en flor)
Una vez más mi amor te subyugará,
lo pasado es pasado, y yo acudo a tí.
Take me thou as I come from Adam:
(Eden bower´s in flower)
Once again shall my love subdue thee,
the past is past, and I come to thee.
Oh, pero Adán era vasallo de Lilith!
(Y, ¡Oh, la Alcoba de la hora!)
Todas las hebras de mi cabello son doradas,
y en esa red fue atrapado su corazón.
Oh, but Adam was thrall to Lilith!
(And, Oh, the Bower and the hour!)
All the threads oh my hair are gold,
and there in a net his heart was holden.
Oh, y Lilith fue la reina de Adan!
(la Alcoba del Edén está en flor)
Día y noche siempre unidos,
mi aliento sacudía su alma como a una pluma.
Oh, and Lilith was queen of Adam!
(Eden Bower´s in flower)
All the day and the night together,
mi breath coul shake his soul like a feather.
Cuántas alegrías tuvieron Adan y Lilith!
(Y, ¡Oh, la Alcoba de la hora!)
Dulces íntimos anillos del abrazo de serpiente,
al yacer dos corazones que suspiran y anhelan.
What great joys had Adam and Lilith!
(And, ¡Oh, the Bower and the hour!)
Sweet close rings of the serpent´s twining,
as heart in heart lay sighing and pining.
Qué niños resplandecientes tuvieron Adan y Lilith;
(la Alcoba del Edén está en flor)
Formas que se enroscaban en los bosques y las aguas,
hijos relucientes y radiantes hijas.
What bright babes had Adam and Lilith;
(Eden Bower´s in flower)
Shapes that coiled in the woods and waters,
glittering sons and radiant daughters.
Dante Gabriel Rossetti.
Observando la trama de la poesía desde la mayor simplicidad, que con frecuencia suele ser la mejor manera de observar, podríamos argumentar que todos los poemas son tristes, ya que todo recuerdo es triste. Incluso la evocación de un momento de felicidad sólo sirve para recordarnos que ese instante ha pasado, y aunque podamos encontrar consuelo en sus ecos, jamás volverá a repetirse en sus infinitas sutilezas.
Ahora bien, la soledad es uno de los estados menos deseables, y el que más a menudo suele atormentar a cualquier persona sensata. La tristeza y el abatimiento ante la idea de una soledad pegajosa, ensañada cruelmente con nosotros, sólo son reflejos de un dolor más profundo, cuyo rostro tiene un detalle particular para cada uno de nosotros, y un consuelo que es común a todos: el arte.
La poesía es una pequeña revancha que el hombre se toma contra su mortalidad, y John Keats, ese oráculo de la poesía romántica, es quien mejor ha sabido esgrimirla ante la soledad.
A la Soledad.
To Solitude, John Keats.
¡Oh, Soledad! Si contigo debo vivir,
Que no sea en el desordenado sufrir
De turbias y sombrías moradas,
Subamos juntos la escalera empinada;
Observatorio de la naturaleza,
Contemplando del valle su delicadeza,
Sus floridas laderas,
Su río cristalino corriendo;
Permitid que vigile, soñoliento,
Bajo el tejado de verdes ramas,
Donde los ciervos pasan como ráfajas,
Agitando a las abejas en sus campanas.
Pero, aunque con placer imagino
Estas dulces escenas contigo,
El suave conversar de una mente,
Cuyas palabras son imágenes inocentes,
Es el placer de mi alma; y sin duda debe ser
El mayor gozo de la humanidad,
Soñar que tu raza pueda sufrir
Por dos espíritus que juntos deciden huir.
John Keats.
Si bien la poesía del romanticismo se destacó por explorar un nuevo concepto de la individualidad, no fue ajeno a las revoluciones del corazón. En esta sección nos dedicaremos a exponer algunos de los mejores poemas de amor del romanticismo, exposición sujeta únicamente al capricho de Nagorito.
Como un espíritu que ronda sobre su propia tumba, Lord Byron se acercará sigilosamente en torno a su amada. Allí, con labios hechos de brumas y reflejos, clamará por que las lágrimas sobre la tierra estéril que cubre su eterno lecho no se sequen jamás.
De eso se trata este hermoso poema gótico: del horror ante la idea del olvido, de que esos labios que una vez sólo anhelaban los nuestros, finalmente encuentren reposo en los de otro.
En lo personal, me atemoriza menos pensar que tus besos, Bárbara, algún día sean de otro, que imaginar que llegará una noche en la que mis labios no puedan saborear los tuyos.
De todas maneras, y digo esto porque sabes que me gustan los espejos, cada tanto, cuando los rumores del día duerman bajo el peso de la noche, con paso silencioso acercate a tu reflejo. Tal vez, los del Otro Lado se apiaden de mí, y me permitan acariciarte con los ojos una vez más.
Acuérdate de Mí.
George Gordon Byron, sexto Lord Byron.
Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando esté mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual aurora,
brillando en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna...
ni la muerte la puede mancillar.
¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba
no pases, no, sin regalarme tu plegaria;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que has olvidado mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que sobre mi tumba derrames tus lágrimas.
Acaso ensombrecido por El Diario de Adán y Eva del hirsuto Mark Twain, yace un excelente poema del romanticismo español, llamado Adán y su compañera. El autor: Juan Arolas.
Adán y su compañera (Después de su caída)
Juan Arolas (1805-1849)
Huyamos de sus iras; mas ¿adónde?
Si no apaga su sol, ¿quién nos esconde
Del ofendido Dios?
Y si de noche oscura se presenta,
¿No hará con su mirada, que calienta,
Cenizas de los dos?
¿Nos esconderá el mar que ronco truena?
¡El mar!... ¡el mar!... un escalón de arena
Que, si lo salva el pie,
Detrás de onda benéfica que halaga
Se estrella otra mortífera que traga,
¡Y nada más se ve!
Y a los altivos montes ¿quién acude,
Si, pasando su sombra, los sacude
con hórrido temblor?
¿Si encorvarán sus cimas de malezas,
Oprimiendo tal vez nuestras cabezas,
Malditas del Señor?
¿Sabes, di, algún lugar árido y triste,
Que de abrojos y espinas se reviste,
Sin flores por tapiz,
Do estrechando los brazos criminales
Cerremos en la noche de los males
El párpado infeliz?
¿Y no llegue su enojo a tales climas,
Reventando en volcanes por las cimas,
Y removiendo el mar?
¿Y podamos, por único consuelo,
No contemplar la luz y ver el cielo,
Tan sólo respirar?
¿Do no suene su voz que me acobarde?
¿Do no vuele en las brisas de la tarde,
Que él mismo embalsamó?
¿Ni encienda esas estrellas que ama tanto,
Crisólitos caídos de su manto,
Que en torno sacudió?
¿Y será que se olvide de mi nombre
Y nada le recuerde que hizo al hombre
Que al lado tuyo ves?
¿Y no cuente, al fulgor de sus destellos,
Ninguno de mis días, ni cabellos,
Ni huellas de mis pies?
Mas ¡ah!, que con su dedo omnipotente
Sostiene todo mar y continente;
Y el dedo encogerá,
Y, desquiciado entonces con asombro,
Para vagar en átomos de escombro.
El mundo caerá.
¡Oh amada realidad de sueños míos!
Tú, nacida al frescor de cuatro ríos,
En medio del Edén,
Arrastrarás conmigo y con tus penas
Por páramos de estériles arenas
Tu maldición también.
¿Quién te igualó en riqueza y hermosura
Antes de aquel instante sin ventura
De amargo frenesí?
¿Antes que aquella sombra te halagase
Y aquel fruto de muerte mancillase
Tus labios de rubí?
Las fuentes retrataban tu contento,
Y de tu blanco seno el movimiento,
Tu risa y tu mirar;
Y tus ojos de llanto no sabían,
Y tus hondas entrañas no mordían
Las limas del pesar.
Las aves cariñosas te cantaban,
Las brisas tu cabello acariciaban
Con ósculos de amor,
Y cuando la pisó tu pie de nieve,
No perdió de amorosa ni de leve
La más delgada flor.
Yo bebía en tus ojos dulce encanto,
Y envidiaba mi dicha el ángel santo,
Y el mismo serafín,
Que, al eco de tu voz, dejaba el cielo,
Por gozar tu mirada de consuelo,
Volando en el jardín.
¡Oh cómo se acabaron tales días
Y se rasgó su tela de alegrías,
Bordada de placer!
¿Do estáis, auroras puras y brillantes?
¿Volasteis a otros climas muy distantes,
Para jamás volver?
Ya el sol con su luz clara no consuela;
Siento mi desnudez que el frío hiela,
Y encuentro sin calor
Tus ósculos que libo y tu regazo,
Y al buscar una dicha en un abrazo,
Mi dicha es el dolor.
¿Y quién nos borrará de la memoria
Nuestro pasado bien y nuestra gloria
Y excelsa beatitud,
Para que, sin tormentos, sin enojos,
Cerremos breve instante nuestros ojos
Con sueño de quietud?
¿Y quién ha de dormir, si está presente
Del ofendido Dios omnipotente
La eterna maldición?
¿Si enluta nuestros pasos, nuestra vida,
Y con llama feroz, desconocida,
Nos quema el corazón?
¡Yo tiemblo de mirarme en su presencia!
Resuena en mis oídos la sentencia
Que nos dictó el gran Ser:
«Por cuanto mis preceptos no cumplisteis,
Al polvo volveréis de do salisteis,
Por solo mi querer.»
Esto dijo a su triste compañera
El hombre, en su desgracia lastimera,
Maldito de su Dios;
Y la fúnebre noche del pecado,
Con un manto de sombras enlutado,
Cayó sobre los dos.
El Mito de Lilith en la Poesía.
No todas las leyendas sobre Lilith provienen de fuentes semíticas, también adquirió otras formas, otras tersuras que sólo pueden percibir los poetas.
Dante Gabriel Rossetti, fue uno de aquellos poetas, y posiblemente aquel que pintó la leyenda de Lilith con mayor virtuosismo.
En otra parte hemos estudiado los orígenes del mito de Lilith, hoy queremos alejarnos de las frías explicaciones filológicas para explorar nuevos senderos; acaso más bellos e intrincados.
El poema es muy extenso, por lo que hemos decidido dejar una versión más breve, ya que colocar el original y la traducción excede largamente nuestras intenciones, las cuales no pretenden ser editoriales.
Sé que es un gesto vanidoso de mi parte, pero creo que hasta ahora, no existe ninguna versión en castellano de esta obra en la web; razón por la cual, cualquier comentario o sugerencia sobre la traducción es bienvenida.
Al final del poema intentaremos aclarar algunos pasajes y términos oscuros empleados por Rossetti, sólo para que el lector sienta lo contrario a nuestras intenciones, es decir, para que nuestras aclaraciones lo suman aún más en la duda y la desesperación.
Los dejo en manos de don Rossetti, y de la Madre de los Vampiros.
a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSCiPtYjRqYYIZOV6KoLv7o8i7BjtP1ENY3VPzlJXlvZrZR99ESyoMCtm-PHY5-aUE4pRI9gKzKxCtx91x27Wv7zfDIY1jBo76nAMEgrpB6qGAEhKrEx80XVge7c1MsjKr1zkBijIkI0RM/s1600/ladylilith_rossetti.jpg">
Lady Lilith, Dante Gabriel Rossetti.
La Alcoba del Edén.
Eden Bower, Dante Gabriel Rossetti.
Era Lilith la esposa de Adán
(la Alcoba del Edén está en flor)
ni una gota de sangre en sus venas era humana,
pero ella era como una suave y dulce mujer.
It was Lilith the wife of Adam
(Eden Bower´s in flower)
Not a drop of her blood was human,
but she was made like a soft sweet woman.
Lilith estaba en los confines del Paraíso;
(y ¡Oh, la alcoba de la hora!)
Ella fue la primera desde allí conducida,
con Ella estaba el infierno y con Eva el cielo.
Lilith stood on the skirts of Eden;
(And ¡Oh, the Bower of the hour!)
She was the first that thence was driven,
with her was hell and with Eve was heaven.
Al oído de la serpiente dijo Lilith:
(la Alcoba del Edén está en flor)
A tí acudo cuando lo demás ha pasado;
yo era una serpiente cuando tú eras mi amante.
In the ear of the snake said Lilith:
(Eden bower´s in flower)
To thee I come when the rest is over;
a snake was I when thou wast my lover.
Yo era la serpiente más hermosa del Edén;
(Y, ¡Oh, la alcoba y la hora!)
Por voluntad de la Tierra, nuevo rostro y forma,
me hicieron esposa de la nueva criatura terrenal.
I was the fairest snake in Eden;
(And ¡Oh, the Bower and the hour!)
By the earth´s will, new form and feature,
made me a wife for the earth´s new creature.
Tómame, ya que vengo de Adán:
(la Alcoba del Edén está en flor)
Una vez más mi amor te subyugará,
lo pasado es pasado, y yo acudo a tí.
Take me thou as I come from Adam:
(Eden bower´s in flower)
Once again shall my love subdue thee,
the past is past, and I come to thee.
Oh, pero Adán era vasallo de Lilith!
(Y, ¡Oh, la Alcoba de la hora!)
Todas las hebras de mi cabello son doradas,
y en esa red fue atrapado su corazón.
Oh, but Adam was thrall to Lilith!
(And, Oh, the Bower and the hour!)
All the threads oh my hair are gold,
and there in a net his heart was holden.
Oh, y Lilith fue la reina de Adan!
(la Alcoba del Edén está en flor)
Día y noche siempre unidos,
mi aliento sacudía su alma como a una pluma.
Oh, and Lilith was queen of Adam!
(Eden Bower´s in flower)
All the day and the night together,
mi breath coul shake his soul like a feather.
Cuántas alegrías tuvieron Adan y Lilith!
(Y, ¡Oh, la Alcoba de la hora!)
Dulces íntimos anillos del abrazo de serpiente,
al yacer dos corazones que suspiran y anhelan.
What great joys had Adam and Lilith!
(And, ¡Oh, the Bower and the hour!)
Sweet close rings of the serpent´s twining,
as heart in heart lay sighing and pining.
Qué niños resplandecientes tuvieron Adan y Lilith;
(la Alcoba del Edén está en flor)
Formas que se enroscaban en los bosques y las aguas,
hijos relucientes y radiantes hijas.
What bright babes had Adam and Lilith;
(Eden Bower´s in flower)
Shapes that coiled in the woods and waters,
glittering sons and radiant daughters.
Dante Gabriel Rossetti.
Observando la trama de la poesía desde la mayor simplicidad, que con frecuencia suele ser la mejor manera de observar, podríamos argumentar que todos los poemas son tristes, ya que todo recuerdo es triste. Incluso la evocación de un momento de felicidad sólo sirve para recordarnos que ese instante ha pasado, y aunque podamos encontrar consuelo en sus ecos, jamás volverá a repetirse en sus infinitas sutilezas.
Ahora bien, la soledad es uno de los estados menos deseables, y el que más a menudo suele atormentar a cualquier persona sensata. La tristeza y el abatimiento ante la idea de una soledad pegajosa, ensañada cruelmente con nosotros, sólo son reflejos de un dolor más profundo, cuyo rostro tiene un detalle particular para cada uno de nosotros, y un consuelo que es común a todos: el arte.
La poesía es una pequeña revancha que el hombre se toma contra su mortalidad, y John Keats, ese oráculo de la poesía romántica, es quien mejor ha sabido esgrimirla ante la soledad.
A la Soledad.
To Solitude, John Keats.
¡Oh, Soledad! Si contigo debo vivir,
Que no sea en el desordenado sufrir
De turbias y sombrías moradas,
Subamos juntos la escalera empinada;
Observatorio de la naturaleza,
Contemplando del valle su delicadeza,
Sus floridas laderas,
Su río cristalino corriendo;
Permitid que vigile, soñoliento,
Bajo el tejado de verdes ramas,
Donde los ciervos pasan como ráfajas,
Agitando a las abejas en sus campanas.
Pero, aunque con placer imagino
Estas dulces escenas contigo,
El suave conversar de una mente,
Cuyas palabras son imágenes inocentes,
Es el placer de mi alma; y sin duda debe ser
El mayor gozo de la humanidad,
Soñar que tu raza pueda sufrir
Por dos espíritus que juntos deciden huir.
John Keats.
sábado, 25 de septiembre de 2010
EDGARD ALLAN POE
Edgar Alan Poe
Ok, como poeta, Poe es mejor cuentista (no lo digo sólo yo, lo dijo él mismo, y si aún así aceptó publicar una recopilación de sus poemas fue solamente para evitar que siguieran circulando versiones deformadas y mutiladas). Pero muchos de sus poemas me gustan, y ésta es mi página, así que aquí van. La mayoría de las traducciones las tomé de una edición bilingüe, pero eran bastante malas así que las presento bastante modificadas (espero que el traductor no ose cobrarme el copyright). El cuervo va sin traducción, porque me dió flojera teclearla, y porque de todos modos no dudo en que otros sitios en internec deben tenerla. Como siempre, recomiendo leer los textos en inglés y usar el español sólo como apoyo, para no perderse el ritmo y rima (cuando la hay); en algunos casos, como Las campanas, esto es indispensable. Ah, y sugiero leer esto escuchando Tales of mistery and imagination de Alan Parsons Project.
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LA DURMIENTE (THE SLEEPER)
At midnight in the month of June,
I stand beneath the mystic moon.
An opiate vapour, dewy, dim,
Exhales from out her golden rim,
And, softly dripping, drop by drop,
Upon the quiet mountain top.
Steals drowsily and musically
Into the univeral valley.
The rosemary nods upon the grave;
The lily lolls upon the wave;
Wrapping the fog about its breast,
The ruin moulders into rest;
Looking like Lethe, see! the lake
A conscious slumber seems to take,
And would not, for the world, awake.
All Beauty sleeps! -- and lo! where lies
(Her easement open to the skies)
Irene, with her Destinies!
Oh, lady bright! can it be right --
This window open to the night?
The wanton airs, from the tree-top,
Laughingly through the lattice drop --
The bodiless airs, a wizard rout,
Flit through thy chamber in and out,
And wave the curtain canopy
So fitfully -- so fearfully --
Above the closed and fringed lid
'Neath which thy slumb'ring sould lies hid,
That o'er the floor and down the wall,
Like ghosts the shadows rise and fall!
Oh, lady dear, hast thous no fear?
Why and what art thou dreaming here?
Sure thou art come p'er far-off seas,
A wonder to these garden trees!
Strange is thy pallor! strange thy dress!
Strange, above all, thy length of tress,
And this all solemn silentness! ¡
The lady sleeps! Oh, may her sleep,
Which is enduring, so be deep!
Heaven have her in its sacred keep!
This chamber changed for one more holy,
This bed for one more melancholy,
I pray to God that she may lie
Forever with unopened eye,
While the dim sheeted ghosts go by!
My love, she sleeps! Oh, may her sleep,
As it is lasting, so be deep!
Soft may the worms about her creep!
Far in the forest, dim and old,
For her may some tall vault unfold --
Some vault that oft hath flung its black
And winged pannels fluttering back,
Triumphant, o'er the crested palls,
Of her grand family funerals --
Some sepulchre, remote, alone,
Against whose portal she hath thrown,
In childhood, many an idle stone --
Some tomb from out whose sounding door
She ne'er shall force an echo more,
Thrilling to think, poor child of sin!
It was the dead who groaned within.
A medianoche, en el mes de junio,
permanezco de pie bajo la mística luna.
Un vapor de opio, como de rocío, tenue,
se desprende de su dorado halo,
y, lentamente manando, gota a gota,
sobre la cima de la tranquila montaña,
se desliza soñolienta y musicalmente
hasta el universal valle.
El romero cabecea sobre la tumba;
la lila se inclina sobre la ola;
abrazando la niebla en su pecho
las ruinas se van a dormir.
Parecido a Leteo, ¡mira!, el lago
parece que se entrega a un sueño consciente
y no despertaría por nada del mundo.
¡Toda la belleza duerme! Y ¡mira dónde reposa
Irene, con sus destinos
¡Oh, ilustre señora!, ¿cómo puede estar bien
esta ventana abierta a la noche?
El aire travieso, desde la cima de los árboles,
pasa riendo a través de la reja.
Aires incorpóreos, revoltoso brujo,
entran y salen de tu aposento revoloteando,
y mueve el dosel de las cortinas
tan caprichosamente -tan temerariamente-
por encima de la cercana y orlada cobertura
bajo la cual tu alma adormecida reposa escondida,
que, sobre el suelo y por las paredes abajo,
¡como fantasmas las sombras suben y bajan!
¡Oh, querida señora!, ¿no tienes miedo?
¿Por qué y qué estás tú soñando aquí?
¡Seguro que vienes de allende lejanos mares,
atraída por este jardín!
¡Extraña es tu palidez! ¡Extraño tu vestido!
¡Extraña, sobre todo, la longitud de tu trenza,
todo ese silencio solemne!
La señora duerme! ¡Oh, que pueda su dormir
que permanece, ser tan profundo
que el cielo la tenga bajo su sagrada protección!
Este aposento se preparó para otra más santa,
esta cama para otra más melancólica.
¡Rezo a Dios para que repose
con los ojos cerrados para siempre,
mientras los pálidos amortajados fantasmas pasan!
El amor mío duerme! ¡Oh, que pueda ella dormir,
tan profundamente como largo sea tu sueño!
¡Que los gusanos se deslicen hacia ella suavemente!
En lo profundo del bosque, oscuro y viejo
puede aparecer algún alto cofre para ella,
algún cofre que se abra frecuentemente
su negra tapa como unas alas,
triunfantes, sobre los pináculos de los palios,
de los grandiosos funerales de su familia
-algún sepulcro, remoto, solitario,
contra cuya tapa ella ha tirado
muchas piedras distraídas en su niñez-.
Alguna tumba de cuya chirriante puerta
ella no pueda forzar nunca más un eco,
temblando al pensar, ¡pobre niña de pecado!,
que eran los muertos que gemían dentro
EL VALLE DE LA INQUIETUD (THE VALLEY OF UNREST)
Once it smiled a silent dell
Where the people did not dwell;
They had gone unto the wars,
Trusting to the mild-eyed stars,
Nightly, from their azure towers,
To keep watch above the flowers,
In the midst of which all day
The red sun-light lazily lay.
Now each visiter shall confess
The sad valley's restlessness.
Nothing there is motionless -
Nothing save the airs that brood
Over the magic solitude.
Ah, by no wind are stirred those trees
That palpitate like the chill seas
Around the misty Hebrides!
Ah, by no wind those clouds are driven
That rustle through the unquiet Heaven
Uneasily, from morn till even,
Over the violets there that lie
In myriad types of the human eye -
Over the lilies there that wave
And weep above a nameless grave!
They wave: - from out their fragrant tops
Eternal dews come down in drops.
They weep: - from off their delicate stems
Perennial tears descend in gems.
Una vez sonrió un silencioso valle
donde nadie habitaba;
se habían ido las guerras,
confiando a las estrellas de suaves ojos
cada noche, desde sus azules torres,
la vigilancia sobre las flores,
en medio de las cuales todo el día
la roja luz del sol descansaba perezosa.
Ahora cada visitante confesará
la inquietud del triste valle.
Nada es allá inmóvil,
nada salvo el aire que cavila
sobre la mágica soledad.
¡Ah! ¡Ningún viento mueve aquellas nubes,
que susurran a través del sin sosiego cielo,
inquietamente, desde la mañana hasta la noche,
sobre las violetas allí yacen
en incontables tipos para el ojo humano,
sobre los lirios que allí se agitan
y lloran sobre una desconocida tumba!
Ondean: de sus fragantes cabezas
el eterno rocío se derrama gota a gota.
Lloran: de sus delicados tallos
lágrimas perennes desciende
LAS CAMPANAS (THE BELLS)
Este poema es especialmente rítmico y musical, así que incluso la ubicación de los versos en las líneas es relevante. No intenté reproducir aquí esas sangrías, pues las líneas quedarían muy largas y se cortarían; para los curiosos, aquí hay un escaneo de las páginas: 1, 2, 3, 4. I.
HEAR the sledges with the bells -
Silver bells!
What a world of merriment their melody foretells!
How they tinkle, tinkle, tinkle,
In the icy air of night!
While the stars that oversprinkle
All the heavens, seem to twinkle
With a crystalline delight;
Keeping time, time, time,
In a sort of Runic rhyme,
To the tintinnabulation that so musically wells
From the bells, bells, bells, bells,
Bells, bells, bells -
From the jingling and the tinkling of the bells. I
Escuchad las campanas de los trineos.
¡Campanas de plata!
¡Qué mundo de diversiones anuncia su melodía!
¡Cómo tintinean, tintinean, tintinean,
en el aire helado de la noche!
Mientras las estrellas que centellean
por todo el cielo parecen parpadeantes
con cristalina delicia;
guardando el compás, compás, compás,
como en un rúnico ritmo,
en el campanilleo que surge tan musicalmente
de las campanas, campanas, campanas, campanas,
campanas, campanas, campanas,
del sonar y repicar de las campanas.
II.
Hear the mellow wedding-bells
Golden bells!
What a world of happiness their harmony foretells!
Through the balmy air of night
How they ring out their delight! -
From the molten-golden notes,
And all in tune,
What a liquid ditty floats
To the turtle-dove that listens, while she gloats
On the moon!
Oh, from out the sounding cells,
What a gush of euphony voluminously wells!
How it swells!
How it dwells
On the Future! - how it tells
Of the rapture that impels
To the swinging and the ringing
Of the bells, bells, bells -
Of the bells, bells, bells, bells,
Bells, bells, bells -
To the rhyming and the chiming of the bells!
II
Escuchad las dulces campanas nupciales.
¡Campanas de oro!
¡Qué mundo de felicidad su armonía anuncia
en el fragante aire de la noche!
¡Cómo transmiten por doquier su delicia!
Más allá de las fundidas notas de oro
y todas en armonía
qué líquida canción flota
para la tórtola que escucha, mientras se regocija
con la luna.
Oh, de las sonoras celdas,
¡qué borbotón de alegría surge voluminosamente!
¡Cómo se dilata!
¡Cómo resta
en el futuro! ¡Cómo dice
la gran alegría que excita
el balanceo y el tañido
para la tórtola que escucha, mientras se regocija
de las campanas, campanas, campanas,
de las campanas, campanas, campanas, campanas,
campanas, campanas, campanas,
al ritmo y repique de las campanas!
III.
Hear the loud alarum bells -
Brazen bells!
What tale of terror, now, their turbulency tells!
In the startled ear of night
How they scream out their affright!
Too much horrified to speak,
They can only shriek, shriek,
Out of tune,
In a clamorous appealing to the mercy of the fire,
In a mad expostulation with the deaf and frantic fire,
Leaping higher, higher, higher,
With a desperate desire,
And a resolute endeavor
Now - now to sit, or never,
By the side of the pale-faced moon.
Oh, the bells, bells, bells!
What a tale their terror tells
Of Despair!
How they clang, and clash, and roar!
What a horror they outpour
On the bosom of the palpitating air!
Yet the ear, it fully knows,
By the twanging
And the clanging,
How the danger ebbs and flows;
Yet, the ear distinctly tells,
In the jangling
And the wrangling,
How the danger sinks and swells,
By the sinking or the swelling in the anger of the bells -
Of the bells -
Of the bells, bells, bells, bells,
Bells, bells, bells -
In the clamour and the clangour of the bells!
III
Escuchad las sonoras campanas de alarma.
¡Campanas de bronce!
¡Qué historia de terror cuenta ahora su turbulencia!
En el sobresaltado oído de la noche,
¡cómo chillan su espanto!
Demasiado asustadas para hablar,
sólo pueden chillar, chillar,
fuera de tono,
llamando clamorosamente a la misericordia del fuego,
en una loca discusión con el sordo y frenético fuego,
que sube más arriba, más arriba, más arriba,
con su desesperado deseo,
y un resuelto esfuerzo
ahora -ahora ponerse, o nunca,
al lado de la pálida cara de la luna.
¡Oh, las campanas, campanas, campanas!
¡Qué historia cuenta su terror
de desesperación!
¡Cómo rechinan, chocan y rugen!
¡Qué horror vuelcan
en el pecho del aire palpitante!
El oído comprende completamente,
por el tañido,
y el rechinar,
cómo se abate e hincha el peligro;
el oído distingue claramente
en el doblar
y en el balancear
cómo se abate e hincha el peligro
por la fatiga o el aumento de la ira de las campanas-
de las campanas-
de las campanas, campanas, campanas, campanas,
campanas, campanas, campanas,
¡en el clamor y estrépito de las campanas!
IV.
Hear the tolling of the bells -
Iron bells!
What a world of solemn thought their monody compels!
In the silence of the night,
How we shiver with affright
At the melancholy meaning of their tone!
For every sound that floats
From the rust within their throats
Is a groan.
And the people - ah, the people -
They that dwell up in the steeple,
All alone,
And who, tolling, tolling, tolling,
In that muffled monotone,
Feel a glory in so rolling
On the human heart a stone -
They are neither man nor woman -
They are neither brute nor human -
They are Ghouls: -
And their king it is who tolls: -
And he rolls, rolls, rolls, rolls,
Rolls
A pæan from the bells!
And his merry bosom swells
With the pæan of the bells!
And he dances, and he yells;
Keeping time, time, time,
In a sort of Runic rhyme,
To the pæan of the bells -
Of the bells: -
Keeping time, time, time,
In a sort of Runic rhyme,
To the throbbing of the bells -
Of the bells, bells, bells -
To the sobbing of the bells: -
Keeping time, time, time,
As he knells, knells, knells,
In a happy Runic rhyme,
To the rolling of the bells -
Of the bells, bells, bells: -
To the tolling of the bells -
Of the bells, bells, bells, bells,
Bells, bells, bells -
To the moaning and the groaning of the bells.
IV
Escuchad el tañido de las campanas.
¡Campanas de hierro!
¡Qué mundo de solemnes pensamientos su monotonía impone!
En el silencio de la noche,
¡cómo nos estremecemos de miedo
con la melancólica amenaza de su tono!
Cada sonido que flota
de sus oxidadas gargantas,
es un gemido.
Y la gente -ah, la gente-
que está encima del campanario,
sola,
y que dobla, dobla, dobla,
en ese ahogado único tono,
encuentra una gloria al tirar
una piedra en el corazón humano.
No son hombre ni mujer.
Tampoco bestias ni humanos:
son vampiros;
su rey es quien dobla:
y repica, repica, repica,
repica
un himno con las campanas
¡y su pecho alegre se dilata
con el himno de las campanas!
Y baila y grita;
guardando el compás, compás, compás,
en un rúnico ritmo,
al himno de las campanas.
De las campanas:
guardando el compás, compás, compás,
en una especie de rúnico ritmo,
al palpitar de las campanas;
de las campanas, campanas, campanas,
al sollozo de las campanas.
Guardando el compás, compás, compás,
mientras toca, toca, toca,
en un féliz ritmo rúnico,
al tañido de las campanas:
de las campanas, campanas, campanas,
al doblar de las campanas,
de las campanas, campanas, campanas, campanas,
campanas, campanas, campanas,
al quejido y lamento de las campanas.
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UN SUEÑO DENTRO DE UN SUEÑO (A DREAM WITHIN A DREAM)
Take this kiss upon the brow!
And, in parting from you now,
Thus much let me avow --
You are not wrong, who deem
That my days have been a dream;
Yet if hope has flown away
In a night, or in a day,
In a vision, or in none,
Is it therefore the less _gone_?
_All_ that we see or seem
Is but a dream within a drea
I stand amid the roar
Of a surf-tormented shore,
And I hold within my hand
Grains of the golden sand --
How few! yet how they creep
Through my fingers to the deep,
While I weep -- while I weep!
O God! can I not grasp
Them with a tighter clasp?
O God! can I not save
_One_ from the pitiless wave?
Is _all_ that we see or seem
But a dream within a dream?
¡Toma este beso en tu frente!
Y, en el momento de abandonarte,
déjame confesarte lo siguiente:
no te equivocas cuando consideras
que mis días han sido un sueño;
y si la esperanza se ha desvanecido
en una noche o en un día,
en una visión o fuera de ella,
¿es por ello menos ida?
Todo lo que vemos o parecemos
Yo permanezco en el rugido
de una ribera atormentada por las olas,
y aprieto en la mano
granos de arena de oro.
¡Qué pocos y cómo se escurren
entre mis dedos al abismo,
mientras lloro, mientras lloro!
¡Oh Dios!, ¿no puedo yo estrecharlos
con más ceñido puño?
¡Oh, Dios!, ¿no puedo salvar
ni uno, de la despiadada ola?
¿Todo lo que vemos o parecemos
no es más que un sueño dentro de un sueño?
no es más que un sueño en un sueño.
EL LAGO: A... (THE LAKE -- TO ----)
In spring of youth it was my lot
To haunt of the wide earth a spot
The which I could not love the less --
So lovely was the loneliness
Of a wild lake, with black rock bound,
And the tall pines that tower'd around.
En la primavera de mi juventud era mi destino
buscar un lugar del ancho mundo
que no pudiera amar menos,
tan hermosa era la soledad
del apartado lago, rodeado de negras rocas,
y altos pinos que se elevaban alrededor.
But when the Night had thrown her pall
Upon that spot, as upon all,
And the mystic wind went by
Murmuring in melody --
Then -- ah then I would awake
To the terror of the lone lake.
Pero cuando la noche había extendido su manto
sobre aquel lugar, como encima de todo,
y el místico viento pasaba
murmurando una melodía,
entonces, oh entonces, me despertaba
al terror del solitario lago.
Yet that terror was not fright,
But a tremulous delight --
A feeling not the jewelled mine
Could teach or bribe me to define --
Nor Love -- although the Love were thine.
Pero el terror no era espanto,
sino tembloroso deleite,
un sentimiento que ninguna riqueza
me podría hacer decir ni sobornar a definir,
ni el amor, aunque fuera el tuyo.
Death was in that poisonous wave,
And in its gulf a fitting grave
For him who thence could solace bring
To his lone imagining --
Whose solitary soul could make
An Eden of that dim lake.
La muerte estaba en aquella ola venenosa,
y en su golfo un ajustado sepulcro
para el que desde allí podía traer solaz
a su solitaria imaginación,
cuya solitaria alma podía hacer
un Edén de aquel oscuro lago.
AL RÍO (TO THE RIVER ----)
FAIR river! in thy bright, clear flow
Of crystal, wandering water,
Thou art an emblem of the glow
Of beauty - the unhidden heart -
The playful maziness of art
In old Alberto's daughter;
¡Hermoso río! en el resplandor, límpida corriente
de cristal, errante agua.
Eres un emblema del brillo,
de belleza, de no escondido corazón,
la juguetona sombra de arte
en la hija del viejo Alberto;
But when within thy wave she looks -
Which glistens then, and trembles -
Why, then, the prettiest of brooks
Her worshipper resembles;
For in my heart, as in thy stream,
Her image deeply lies -
His heart which trembles at the beam
Of her soul-searching eyes.
pero cuando ella mira en tu ola,
que reluce entonces, y tiembla,
pues, entonces, el más bonito de los arroyos
se parece a su adorador;
ya que en su corazón, como en tu arroyo
la imagen de ella profundamente yace,
el corazón de él que tiembla ante el rayo de luz
de los ojos de ella que indagan el alma.
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CANCIÓN (SONG)
I SAW thee on thy bridal day -
When a burning blush came o'er thee,
Though happiness around thee lay,
The world all love before thee:
Te vi en tu día nupcial,
cuando un ardiente rubor te cubrió,
aunque la felicidad se extendía a tu alrededor.
El mundo era todo amor ante ti:
And in thine eye a kindling light
(Whatever it might be)
Was all on Earth my aching sight
Of Loveliness could see.
Y en tus ojos comenzaba a crecer una luz
(por cualquier razón)
era todo lo que en el mundo mi dolorosa visión
de la belleza podía captar.
That blush, perhaps, was maiden shame -
As such it well may pass -
Though its glow hath raised a fiercer flame
In the breast of him, alas!
Aquel rubor, quizás, era verg�enza de virgen,
tal como bien puede pasar,
aunque su brillo ha levantado una más feroz llama
en el pecho de él, ¡ay!
Who saw thee on that bridal day,
When that deep blush _would_ come o'er thee,
Though happiness around thee lay,
The world all love before thee.
Quien te vio en aquel día nupcial,
cuando aquel profundo rubor te cubriera,
aunque la felicidad a tu alrededor se extendiera
y todo el mundo fuera amor ante ti.
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ESPÍRITUS DE LOS MUERTOS (SPIRITS OF THE DEAD)
1
Thy soul shall find itself alone
'Mid dark thoughts of the grey tomb-stone -
Not one, of all the crowd, to pry
Into thine hour of secrecy:
I
Tu alma se encontrará sola a sí misma
en medio de oscuros pensamientos de las piedras de la tumba gris.
Nadie, entre toda la multitud, espía
en tu hora de secreto.
2
Be silent in that solitude
Which is not loneliness - for then
The spirits of the dead who stood
In life before thee are again
In death around thee - and their will
Shall then overshadow thee: be still.
II
Sé silencioso en esa soledad,
que no es tristeza de estar solo, pues entonces
los espíritus de la muerte que estuvieron
en la vida antes que tú, están de nuevo
en la muerte a tu alrededor. Y su voluntad
habrá de subyugarte: no te muevas.
3
For the night - tho' clear - shall frown -
And the stars shall look not down,
From their high thrones in the Heaven,
With light like Hope to mortals given -
But their red orbs, without beam,
To thy weariness shall seem
As a burning and a fever
Which would cling to thee for ever :
III
La noche, aunque clara, fruncirá el ceño,
y las estrellas no mirarán hacia abajo,
desde sus altos tronos en el cielo
con luz como esperanza dada a los mortales.
Pero sus rojos ojos, sin rayo
parecerán para tu cansancio
como una quemadura y una fiebre
que se adheriría a ti para siempre.
4
Now are thoughts thou shalt not banish -
Now are visions ne'er to vanish -
From thy spirit shall they pass
No more - like dew-drop from the grass:
IV
Ahora hay pensamientos que tú no prohibirás.
Ahora hay visiones que no desterrarán.
No pasarán de tu espíritu
jamás, como gotas de rocío de la hierba.
5
The breeze - the breath of God - is still -
And the mist upon the hill
Shadowy - shadowy - yet unbroken,
Is a symbol and a token -
How it hangs upon the trees,
A mystery of mysteries! -
V
La brisa, la respiración de Dios, está quieta,
y la niebla sobre la colina
tenebrosa, tenebrosa, todavía intacta,
es un símbolo y una señal
de cómo se sostiene sobre los árboles
un misterio de misterios.
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UN PEÁN (A PÆAN)
I.
How shall the burial rite be read?
The solemn song be sung ?
The requiem for the loveliest dead,
That ever died so young? I
¿Cómo será leído el rito del entierro?
¿La solemne canción cantada?
¿El réquiem para las más bella muerta,
que haya muerto tan joven?
II.
Her friends are gazing on her,
And on her gaudy bier,
And weep ! - oh! to dishonor
Dead beauty with a tear!
II
Sus amigos están contemplándola,
en su vistoso féretro.
¡Y lloran! ¡Oh!, deshonrar
la belleza muerta, con una lágrima!
III.
They loved her for her wealth -
And they hated her for her pride -
But she grew in feeble health,
And they _love_ her - that she died.
III
Ellos la amaban por su riqueza
la odiaban por su orgullo.
Pero ella creció con salud feble,
y ellos la aman, pues murió.
IV.
They tell me (while they speak
Of her "costly broider'd pall")
That my voice is growing weak -
That I should not sing at all -
IV
Ellos me dicen (mientras hablan
de su "costosa mortaja bordada")
que mi voz se está volviendo débil,
que no debería cantar de ningún modo.
V.
Or that my tone should be
Tun'd to such solemn song
So mournfully - so mournfully,
That the dead may feel no wrong.
V
¡Oh, que mi tono debiera
adecuarse a tan solemne canción
tan lastimera, tan lastimera,
que la muerta no sintiese agravio.
VI.
But she is gone above,
With young Hope at her side,
And I am drunk with love
Of the dead, who is my bride. -
VI
Pero ella se ha ido arriba,
con la joven esperanza a su lado,
y yo estoy embriagado con el amor
de la muerta, que es mi novia.
VII.
Of the dead - dead who lies
All perfum'd there,
With the death upon her eyes,
And the life upon her hair.
VII
De la muerta de la muerta que yace
toda perfumada aquí,
con la muerte en los ojos,
y la vida en el cabello.
VIII.
Thus on the coffin loud and long
I strike - the murmur sent
Through the grey chambers to my song,
Shall be the accompaniment.
VIII
Así en el ataúd recio y largo
yo golpeo. El susurro enviado
por las grises cámaras a mi canción
será el acompañamiento.
IX.
Thou died'st in thy life's June -
But thou did'st not die too fair:
Thou did'st not die too soon,
Nor with too calm an air.
IX
Tú bien moriste en el junio de tu vida,
pero no moriste demasiado bella
no moriste demasiado pronto,
no con demasiada calma en el aire.
X.
Therefore, to thee this night
I will no requiem raise,
But waft thee on thy flight,
With a Pæan of old days.
X
Por eso, para ti esta noche
no elevaré un réquiem,
pero te llevaré en tu vuelo,
con un peán de antaño.
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SOLO (ALONE)
From childhood's hour I have not been
As others were - I have not seen
As others saw - I could not bring
My passions from a common spring -
From the same source I have not taken
My sorrow - I could not awaken
My heart to joy at the same tone -
And all I lov'd - _I_ lov'd alone -
_Then_ - in my childhood - in the dawn
Of a most stormy life - was drawn
From ev'ry depth of good and ill
The mystery which binds me still -
From the torrent, or the fountain -
From the red cliff of the mountain -
From the sun that 'round me roll'd
In its autumn tint of gold -
From the lightning in the sky
As it pass'd me flying by -
From the thunder, and the storm -
And the cloud that took the form
(When the rest of Heaven was blue)
Of a demon in my view -
Desde el tiempo de mi niñez, no he sido
como otros eran, no he visto
como otros veían, no pude sacar
mis pasiones desde una común primavera.
De la misma fuente no he tomado
mi pena; no se despertaría
mi corazón a la alegría con el mismo tono;
y todo lo que quise, lo quise solo.
Entonces -en mi niñez- en el amanecer
de una muy tempestuosa vida, se sacó
desde cada profundidad de lo bueno y lo malo
el misterio que todavía me ata:
desde el torrente o la fuente,
desde el rojo peñasco de la montaña,
desde el sol que alrededor de mí giraba
en su otoño teñido de oro,
desde el rayo en el cielo
que pasaba junto a mí volando,
desde el trueno y la tormenta,
y la nube que tomó la forma
(cuando el resto del cielo era azul)
de un demonio ante mi vista.
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EL CUERVO (THE RAVEN)
Once upon a midnight dreary, while I pondered, weak and weary,
Over many a quaint and curious volume of forgotten lore,
While I nodded, nearly napping, suddenly there came a tapping,
As of some one gently rapping, rapping at my chamber door.
"'Tis some visiter," I muttered, "tapping at my chamber door --
Only this, and nothing more."
Ah, distinctly I remember it was in the bleak December,
And each separate dying ember wrought its ghost upon the floor.
Eagerly I wished the morrow; -- vainly I had sought to borrow
From my books surcease of sorrow -- sorrow for the lost Lenore --
For the rare and radiant maiden whom the angels name Lenore --
Nameless here for evermore.
And the silken sad uncertain rustling of each purple curtain
Thrilled me -- filled me with fantastic terrors never felt before;
So that now, to still the beating of my heart, I stood repeating
"'Tis some visiter entreating entrance at my chamber door --
Some late visiter entreating entrance at my chamber door; --
This it is, and nothing more."
Presently my soul grew stronger; hesitating then no longer,
"Sir," said I, "or Madam, truly your forgiveness I implore;
But the fact is I was napping, and so gently you came rapping,
And so faintly you came tapping, tapping at my chamber door,
That I scarce was sure I heard you " -- here I opened wide the door; ----
Darkness there and nothing more.
Deep into that darkness peering, long I stood there wondering, fearing,
Doubting, dreaming dreams no mortal ever dared to dream before;
But the silence was unbroken, and the darkness gave no token,
And the only word there spoken was the whispered word, "Lenore!"
This I whispered, and an echo murmured back the word, "Lenore!" --
Merely this, and nothing more.
Back into the chamber turning, all my soul within me burning,
Soon I heard again a tapping somewhat louder than before.
"Surely," said I, "surely that is something at my window lattice;
Let me see, then, what thereat is, and this mystery explore --
Let my heart be still a moment and this mystery explore;--
'Tis the wind and nothing more!"
Open here I flung the shutter, when, with many a flirt and flutter,
In there stepped a stately raven of the saintly days of yore;
Not the least obeisance made he; not an instant stopped or stayed he;
But, with mien of lord or lady, perched above my chamber door --
Perched upon a bust of Pallas just above my chamber door --
Perched, and sat, and nothing more.
Then this ebony bird beguiling my sad fancy into smiling,
By the grave and stern decorum of the countenance it wore,
"Though thy crest be shorn and shaven, thou," I said, "art sure no craven,
Ghastly grim and ancient raven wandering from the Nightly shore --
Tell me what thy lordly name is on the Night's Plutonian shore!"
Quoth the raven "Nevermore."
Much I marvelled this ungainly fowl to hear discourse so plainly,
Though its answer little meaning -- little relevancy bore;
For we cannot help agreeing that no living human being
Ever yet was blessed with seeing bird above his chamber door --
Bird or beast upon the sculptured bust above his chamber door,
With such name as "Nevermore."
But the raven, sitting lonely on the placid bust, spoke only
That one word, as if his soul in that one word he did outpour.
Nothing farther then he uttered -- not a feather then he fluttered --
Till I scarcely more than muttered "Other friends have flown before --
On the morrow _he_ will leave me, as my hopes have flown before."
Then the bird said "Nevermore."
Startled at the stillness broken by reply so aptly spoken,
"Doubtless," said I, "what it utters is its only stock and store
Caught from some unhappy master whom unmerciful Disaster
Followed fast and followed faster till his songs one burden bore --
Till the dirges of his Hope that melancholy burden bore
Of "Never -- nevermore."
But the raven still beguiling all my sad soul into smiling,
Straight I wheeled a cushioned seat in front of bird, and bust and door;
Then, upon the velvet sinking, I betook myself to linking
Fancy unto fancy, thinking what this ominous bird of yore --
What this grim, ungainly, ghastly, gaunt and ominous bird of yore
Meant in croaking "Nevermore."
This I sat engaged in guessing, but no syllable expressing
To the fowl whose fiery eyes now burned into my bosom's core;
This and more I sat divining, with my head at ease reclining
On the cushion's velvet lining that the lamplght gloated o'er,
But whose velvet violet lining with the lamplight gloating o'er,
_She_ shall press, ah, nevermore!
Then, methought, the air grew denser, perfumed from an unseen censer
Swung by Angels whose faint foot-falls tinkled on the tufted floor.
"Wretch," I cried, "thy God hath lent thee -- by these angels he hath sent thee
Respite -- respite and nepenthe from thy memories of Lenore;
Quaff, oh quaff this kind nepenthe and forget this lost Lenore!"
Quoth the raven, "Nevermore."
"Prophet!" said I, "thing of evil! -- prophet still, if bird or devil! --
Whether Tempter sent, or whether tempest tossed thee here ashore,
Desolate yet all undaunted, on this desert land enchanted --
On this home by Horror haunted -- tell me truly, I implore --
Is there -- _is_ there balm in Gilead? -- tell me -- tell me, I implore!"
Quoth the raven, "Nevermore."
"Prophet!" said I, "thing of evil -- prophet still, if bird or devil!
By that Heaven that bends above us -- by that God we both adore --
Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn,
It shall clasp a sainted maiden whom the angels name Lenore --
Clasp a rare and radiant maiden whom the angels name Lenore."
Quoth the raven, "Nevermore."
"Be that word our sign of parting, bird or fiend!" I shrieked, upstarting--
"Get thee back into the tempest and the Night's Plutonian shore!
Leave no black plume as a token of that lie thy soul hath spoken!
Leave my loneliness unbroken! -- quit the bust above my door!
Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!"
Quoth the raven, "Nevermore."
And the raven, never flitting, still is sitting, still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;
And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming,
And the lamp-light o'er him streaming throws his shadow on the floor;
And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted -- nevermore!
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Poema Aterrizaje de Alfredo Lavergne
De un Dios cansado de dictar el acto de crear
De los poetas hermanos del tiempo
De esta corta historia de Repúblicas
De piel De persianas De asfalto
De la siempre ciudad de ayer
Es la flor que llevamos
En los ojos En el corazón En la mano
Y sin esconderla
En la frontera Dos países nos delatan
Poema Entremés Olímpico de Gastón Fernando Deligne
La raza de Saturno, derribada
por el ligero soplo de una idea,
baja a morar sobre la triste Gea,
en una lamentable desbandada.
Con su atributo y distintivo, cada
dios osa abrir nueva pelea;
y mueve la dolosa contra-idea,
penetrante y sutil como una espada.
A devolver sonrojo por sonrojo
al nuevo cielo, voluntad y brío
previene airado su rencor tremendo;
y se apresta a la acción; pero creyendo
que el Olimpo a la postre es un enojo,
y la inmortalidad, un grave hastío.
Poema Liras (v) de Sara De Ibáñez
Voy a llorar sin prisa.
Voy a llorar hasta olvidar el llanto
y lograr la sonrisa
sin cerrazón de espanto
que traspase mis huesos y mi canto.
Por el árbol inerme
que un corazón de pájaro calienta
y sin gemido duerme,
yal gran silencio enfrenta
sin esta altiva lengua cenicienta.
Por el cordero leve
de la pezuña tierna y belfo rosa;
por su vibrante nieve
que la tiniebla acosa
y al final de un relámpago reposa.
Por la hormiga azorada
que un bosque de cien hojas aprisiona;
por su pequeña nada
que al misterio no encona
y que la enorme muerte no perdona.
Por la nube que alcanza
los umbrales de un lirio sin semilla.
Lengua de la mudanza
sin éxtasis ni orilla,
que no sabe morirse de rodillas.
Por la hierba y el astro.
¿Cómo miden tus ojos, Dios oscuro?
Por el más leve rastro
de sombra contra el muro,
mi llanto ha abierto su cristal maduro.
A José D. Frías
Sonámbula y picante,
mi voz es la gemela
de la canela.
Canela ultramontana
e islamita,
por ella mi experiencia
sigue de señorita.
Criado con ella,
mi alma tomó la forma
de su botella.
Si digo carne o espíritu,
paréceme que el diablo
se ríe del vocablo;
mas nunca vaciló
mi fe si dije «yo».
Yo, varón integral,
nutrido en el panal
de Mahoma
y en el que cuida Roma
en la Mesa Central.
Uno es mi fruto:
vivir en el cogollo
de cada minuto.
Que el milagro se haga,
dejándome aureola
o trayéndome llaga.
No porto insignias
de masón
ni de Caballero
de Colón.
A pesar del moralista
que la asedia
y sobre la comedia
que la traiciona,
es santa mi persona,
santa en el fuego lento
con que dora el altar
y en el remordimiento
del día que se me fue
sin oficiar.
En mis andanzas callejeras
del jeroglífico nocturno,
cuando cada muchacha
entorna sus maderas,
me deja atribulado
su enigma de no ser
ni carne ni pescado.
Aunque toca al poeta
roerse los codos,
vivo la formidable
vida de todas y de todos;
en mí late un pontífice
que todo lo posee
y todo lo bendice;
la dolorosa Naturaleza
sus tres reinos ampara
debajo de mi tiara;
y mi papal instinto
se conmueve
son la ignorancia de la nieve
y la sabiduría del jacinto.
Poema Agora Con La Aurora de Fray Luis De Leon
Agora con la aurora se levanta
mi Luz; agora coge en rico nudo
el hermoso cabello; agora el crudo
pecho ciñe con oro, y la garganta;
agora vuelta al cielo, pura y santa,
las manos y ojos bellos alza, y pudo
dolerse agora de mi mal agudo;
agora incomparable tañe y canta.
Ansí digo y, del dulce error llevado,
presente ante mis ojos la imagino,
y lleno de humildad y amor la adoro;
mas luego vuelve en sí el engañado
ánimo, y conociendo el desatino,
la rienda suelta largamente al lloro.
Poema Dicen Que No Hablan Las Plantas de Rosalia De Castro
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
?Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
?Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
Poema La Niña De Diez Años de Félix De Azúa
La niña de diez años, allí, bajo el sombrajo
(una vela de cruz, luminosa y salina)
con el racimo en alto me pareció Judith
y su presa Holofernes con zarcillos azules.
Del automóvil blanco, de sus puertas abiertas
al aire abrasador y la luz cenital,
llegó un recuerdo blando de alquitrán o betún
que me hizo apoyar la mano en el tabanco.
Se puso en pie despacio, sosteniendo el racimo
como si de su codo aún pingara la sangre.
Brillantes y calientes, con obscena abundancia,
sus ojos y los granos de polvoriento añil.
Sin casi hablar (¿quién puede poner precio
a un racimo de uvas en un día de agosto?)
disimulamos ambos nuestro mutuo interés.
Así los orientales mercaban sus tapices.
Más tarde comenté la intimidad del monte
sin prisa y sin respuesta, pues tanta soledad
somete al tiempo.
Colgué de la romana un billete discreto,
dije adiós y me fui con diez años de menos.
También el cielo morirá cuando muera la tierra,
pensé como consuelo.
Cuando muera la viña, la tierra morirá,
me dije luego.
Poema Hora De La Ceniza de Roque Dalton
Finaliza septiembre. Es hora de decirte
lo difícil que ha sido no morir.
Por ejemplo, esta tarde
tengo en las manos grises
libros hermosos que no entiendo,
no podría cantar aunque ha cesado ya la lluvia
y me cae sin motivo el recuerdo
del primer perro a quien amé cuando niño.
Desde ayer que te fuiste
hay humedad y frío hasta en la música.
Cuando yo muera,
sólo recordarán mi júbilo matutino y palpable,
mi bandera sin derecho a cansarse,
la concreta verdad que repartí desde el fuego,
el puño que hice unánime
con el clamor de piedra que exigió la esperanza.
Hace frío sin ti. Cuando yo muera,
cuando yo muera
dirán con buenas intenciones
que no supe llorar.
Ahora llueve de nuevo.
Nunca ha sido tan tarde a las siete menos cuarto
como hoy.
Siento deseos de reír
o de matarme.
Poema La Rosa Del Herbolario de Pablo Neruda
Dejo en la nave de la rosa
la desición del herbolario:
si la estima por su virtud
o por la herida del aroma:
si es intacta como la quiere
o rígida como una muerta.
LA breve nave no dirá
cuál es la muerte que prefiere:
si con la proa enarbolada
frente a su fuego victorioso
ardiendo con todas las velas
de la hermosura abrasadora
o secándose en un sistema
de pulcritud medicinal.
El herbolario soy, señores,
y me turban tales protestas
porque en mí mismo no convengo
a decidir mi idolatría:
la vestidura del rosal
quema el amor en su bandera
y el tiempo azota el esqueleto
derribando el aroma rojo
y la turgencia perfumada:
después con una sacudida
y una larga copa de lluvia
no queda nada de la flor.
Por eso agonizo y padezco
preservando el amor furioso
hasta en sus últimas cenizas.
Poema De La Toma De Larache de Luis De Gongora
La fuerza que infestando las ajenas
Argentó luna de menguante plata,
Puerto hasta aquí del bélgico pirata,
Puerta ya de las líbicas arenas.
A las señas de España sus almenas
Rindió al fiero león que en escarlata
Altera el mar, y al viento que le trata
Imperioso aun obedece apenas.
Alta haya de hoy más volante lino
Al Euro dé y al seno gaditano
Flacas redes, seguro, humilde pino
De que, ya deste o de aquel mar, tirano
Leño holandés disturbe su camino,
Prenda su libertad bajel pagano.
De un Dios cansado de dictar el acto de crear
De los poetas hermanos del tiempo
De esta corta historia de Repúblicas
De piel De persianas De asfalto
De la siempre ciudad de ayer
Es la flor que llevamos
En los ojos En el corazón En la mano
Y sin esconderla
En la frontera Dos países nos delatan
Poema Entremés Olímpico de Gastón Fernando Deligne
La raza de Saturno, derribada
por el ligero soplo de una idea,
baja a morar sobre la triste Gea,
en una lamentable desbandada.
Con su atributo y distintivo, cada
dios osa abrir nueva pelea;
y mueve la dolosa contra-idea,
penetrante y sutil como una espada.
A devolver sonrojo por sonrojo
al nuevo cielo, voluntad y brío
previene airado su rencor tremendo;
y se apresta a la acción; pero creyendo
que el Olimpo a la postre es un enojo,
y la inmortalidad, un grave hastío.
Poema Liras (v) de Sara De Ibáñez
Voy a llorar sin prisa.
Voy a llorar hasta olvidar el llanto
y lograr la sonrisa
sin cerrazón de espanto
que traspase mis huesos y mi canto.
Por el árbol inerme
que un corazón de pájaro calienta
y sin gemido duerme,
yal gran silencio enfrenta
sin esta altiva lengua cenicienta.
Por el cordero leve
de la pezuña tierna y belfo rosa;
por su vibrante nieve
que la tiniebla acosa
y al final de un relámpago reposa.
Por la hormiga azorada
que un bosque de cien hojas aprisiona;
por su pequeña nada
que al misterio no encona
y que la enorme muerte no perdona.
Por la nube que alcanza
los umbrales de un lirio sin semilla.
Lengua de la mudanza
sin éxtasis ni orilla,
que no sabe morirse de rodillas.
Por la hierba y el astro.
¿Cómo miden tus ojos, Dios oscuro?
Por el más leve rastro
de sombra contra el muro,
mi llanto ha abierto su cristal maduro.
A José D. Frías
Sonámbula y picante,
mi voz es la gemela
de la canela.
Canela ultramontana
e islamita,
por ella mi experiencia
sigue de señorita.
Criado con ella,
mi alma tomó la forma
de su botella.
Si digo carne o espíritu,
paréceme que el diablo
se ríe del vocablo;
mas nunca vaciló
mi fe si dije «yo».
Yo, varón integral,
nutrido en el panal
de Mahoma
y en el que cuida Roma
en la Mesa Central.
Uno es mi fruto:
vivir en el cogollo
de cada minuto.
Que el milagro se haga,
dejándome aureola
o trayéndome llaga.
No porto insignias
de masón
ni de Caballero
de Colón.
A pesar del moralista
que la asedia
y sobre la comedia
que la traiciona,
es santa mi persona,
santa en el fuego lento
con que dora el altar
y en el remordimiento
del día que se me fue
sin oficiar.
En mis andanzas callejeras
del jeroglífico nocturno,
cuando cada muchacha
entorna sus maderas,
me deja atribulado
su enigma de no ser
ni carne ni pescado.
Aunque toca al poeta
roerse los codos,
vivo la formidable
vida de todas y de todos;
en mí late un pontífice
que todo lo posee
y todo lo bendice;
la dolorosa Naturaleza
sus tres reinos ampara
debajo de mi tiara;
y mi papal instinto
se conmueve
son la ignorancia de la nieve
y la sabiduría del jacinto.
Poema Agora Con La Aurora de Fray Luis De Leon
Agora con la aurora se levanta
mi Luz; agora coge en rico nudo
el hermoso cabello; agora el crudo
pecho ciñe con oro, y la garganta;
agora vuelta al cielo, pura y santa,
las manos y ojos bellos alza, y pudo
dolerse agora de mi mal agudo;
agora incomparable tañe y canta.
Ansí digo y, del dulce error llevado,
presente ante mis ojos la imagino,
y lleno de humildad y amor la adoro;
mas luego vuelve en sí el engañado
ánimo, y conociendo el desatino,
la rienda suelta largamente al lloro.
Poema Dicen Que No Hablan Las Plantas de Rosalia De Castro
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
?Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
?Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
Poema La Niña De Diez Años de Félix De Azúa
La niña de diez años, allí, bajo el sombrajo
(una vela de cruz, luminosa y salina)
con el racimo en alto me pareció Judith
y su presa Holofernes con zarcillos azules.
Del automóvil blanco, de sus puertas abiertas
al aire abrasador y la luz cenital,
llegó un recuerdo blando de alquitrán o betún
que me hizo apoyar la mano en el tabanco.
Se puso en pie despacio, sosteniendo el racimo
como si de su codo aún pingara la sangre.
Brillantes y calientes, con obscena abundancia,
sus ojos y los granos de polvoriento añil.
Sin casi hablar (¿quién puede poner precio
a un racimo de uvas en un día de agosto?)
disimulamos ambos nuestro mutuo interés.
Así los orientales mercaban sus tapices.
Más tarde comenté la intimidad del monte
sin prisa y sin respuesta, pues tanta soledad
somete al tiempo.
Colgué de la romana un billete discreto,
dije adiós y me fui con diez años de menos.
También el cielo morirá cuando muera la tierra,
pensé como consuelo.
Cuando muera la viña, la tierra morirá,
me dije luego.
Poema Hora De La Ceniza de Roque Dalton
Finaliza septiembre. Es hora de decirte
lo difícil que ha sido no morir.
Por ejemplo, esta tarde
tengo en las manos grises
libros hermosos que no entiendo,
no podría cantar aunque ha cesado ya la lluvia
y me cae sin motivo el recuerdo
del primer perro a quien amé cuando niño.
Desde ayer que te fuiste
hay humedad y frío hasta en la música.
Cuando yo muera,
sólo recordarán mi júbilo matutino y palpable,
mi bandera sin derecho a cansarse,
la concreta verdad que repartí desde el fuego,
el puño que hice unánime
con el clamor de piedra que exigió la esperanza.
Hace frío sin ti. Cuando yo muera,
cuando yo muera
dirán con buenas intenciones
que no supe llorar.
Ahora llueve de nuevo.
Nunca ha sido tan tarde a las siete menos cuarto
como hoy.
Siento deseos de reír
o de matarme.
Poema La Rosa Del Herbolario de Pablo Neruda
Dejo en la nave de la rosa
la desición del herbolario:
si la estima por su virtud
o por la herida del aroma:
si es intacta como la quiere
o rígida como una muerta.
LA breve nave no dirá
cuál es la muerte que prefiere:
si con la proa enarbolada
frente a su fuego victorioso
ardiendo con todas las velas
de la hermosura abrasadora
o secándose en un sistema
de pulcritud medicinal.
El herbolario soy, señores,
y me turban tales protestas
porque en mí mismo no convengo
a decidir mi idolatría:
la vestidura del rosal
quema el amor en su bandera
y el tiempo azota el esqueleto
derribando el aroma rojo
y la turgencia perfumada:
después con una sacudida
y una larga copa de lluvia
no queda nada de la flor.
Por eso agonizo y padezco
preservando el amor furioso
hasta en sus últimas cenizas.
Poema De La Toma De Larache de Luis De Gongora
La fuerza que infestando las ajenas
Argentó luna de menguante plata,
Puerto hasta aquí del bélgico pirata,
Puerta ya de las líbicas arenas.
A las señas de España sus almenas
Rindió al fiero león que en escarlata
Altera el mar, y al viento que le trata
Imperioso aun obedece apenas.
Alta haya de hoy más volante lino
Al Euro dé y al seno gaditano
Flacas redes, seguro, humilde pino
De que, ya deste o de aquel mar, tirano
Leño holandés disturbe su camino,
Prenda su libertad bajel pagano.
viernes, 24 de septiembre de 2010
POEMAS CHINOS
Poema Despidiendo A Hsia Chan En El Río de Poetas chinos
Porque usted es viejo y parte, he mojado mi pañuelo,
usted que no tiene hogar a los setenta, pertenece al descampado.
Ansiosamente miro el viento que se levanta cuando el barco parte navegando,
un hombre de cabeza blanca entre olas de cabezas blancas.
Poema El Bosque De Bambú de Poetas chinos
Sentado solo, en el bosque de bambú,
toco el laúd, silbo largo tiempo.
Al bosque profundo la gente no lo conoce,
la luna brillante viene y acerca su claridad.
Poema Canciones De Crisantemos de Poetas chinos
(para cantar bebiendo)
Construir una casa en el mundo de los hombres
y no oír el ruido del caballo y el carruaje,
¿cómo se puede lograr esto?
Cuando la mente está desapegada, el lugar es tranquilo.
Junto crisantemos bajo el seto del Este
y miro silenciosamente las montañas del Sur.
El aire de la montaña es hermoso al crepúsculo,
y los pájaros en bandadas vuelven juntos a sus hogares.
En todas estas cosas hay un significado verdadero,
pero cuando quiero expresarlo, quedo perdido sin palabras.
* *
Ella es linda y cortés,
dijo que nos encontraríamos en el muro de la esquina.
La amo, pero no puedo verla.
Me rasco la cabeza y camino de un lado al otro.
Ella es dulce y cortés,
me dio un junco rojo.
Un junco rojo, tan rojo, oh, adoro su belleza.
Ella fue a los campos, me arrojó maíz blanco,
tan hermoso y raro.
Oh, pero no es el maíz el que es hermoso,
lo bello es el regalo
Poema Hombres De Negocios de Poetas chinos
Los hombres de empresas están orgullosos de su habilidad y destreza,
Pero en el Tao aún tienen mucho que aprender. Están orgullosos de sus hazañas,
Pero no saben lo que le sucede al cuerpo. ¿Por qué no aprenden del Maestro de la Verdad Misteriosa,
Que veía al mundo entero en una pequeña botella de jade?
Cuya alma brillante estaba libre del Cielo y la Tierra,
Pues cabalgando en el Cambio entraba a la Libertad.
lo de una linda chica.
Poema El Parque De Los Ciervos de Poetas chinos
En la montaña vacía no se ve un hombre,
Sólo se oye el eco de voces humanas.
Vuelven las sombras, entran profundo en el bosque,
Otra vez brilla el sol, sobre los líquenes verdes.
Poema El Torrente Del Canto De Pájaros de Poetas chinos
El hombre reposa, las flores de acacia caen.
La noche es tranquila, la montaña de primavera vacía.
La luna sale, sorprende a los pájaros de la montaña.
Entonces cantan, dentro del torrente de primavera.
* *
Porque usted es viejo y parte, he mojado mi pañuelo,
usted que no tiene hogar a los setenta, pertenece al descampado.
Ansiosamente miro el viento que se levanta cuando el barco parte navegando,
un hombre de cabeza blanca entre olas de cabezas blancas.
Poema El Bosque De Bambú de Poetas chinos
Sentado solo, en el bosque de bambú,
toco el laúd, silbo largo tiempo.
Al bosque profundo la gente no lo conoce,
la luna brillante viene y acerca su claridad.
Poema Canciones De Crisantemos de Poetas chinos
(para cantar bebiendo)
Construir una casa en el mundo de los hombres
y no oír el ruido del caballo y el carruaje,
¿cómo se puede lograr esto?
Cuando la mente está desapegada, el lugar es tranquilo.
Junto crisantemos bajo el seto del Este
y miro silenciosamente las montañas del Sur.
El aire de la montaña es hermoso al crepúsculo,
y los pájaros en bandadas vuelven juntos a sus hogares.
En todas estas cosas hay un significado verdadero,
pero cuando quiero expresarlo, quedo perdido sin palabras.
* *
Ella es linda y cortés,
dijo que nos encontraríamos en el muro de la esquina.
La amo, pero no puedo verla.
Me rasco la cabeza y camino de un lado al otro.
Ella es dulce y cortés,
me dio un junco rojo.
Un junco rojo, tan rojo, oh, adoro su belleza.
Ella fue a los campos, me arrojó maíz blanco,
tan hermoso y raro.
Oh, pero no es el maíz el que es hermoso,
lo bello es el regalo
Poema Hombres De Negocios de Poetas chinos
Los hombres de empresas están orgullosos de su habilidad y destreza,
Pero en el Tao aún tienen mucho que aprender. Están orgullosos de sus hazañas,
Pero no saben lo que le sucede al cuerpo. ¿Por qué no aprenden del Maestro de la Verdad Misteriosa,
Que veía al mundo entero en una pequeña botella de jade?
Cuya alma brillante estaba libre del Cielo y la Tierra,
Pues cabalgando en el Cambio entraba a la Libertad.
lo de una linda chica.
Poema El Parque De Los Ciervos de Poetas chinos
En la montaña vacía no se ve un hombre,
Sólo se oye el eco de voces humanas.
Vuelven las sombras, entran profundo en el bosque,
Otra vez brilla el sol, sobre los líquenes verdes.
Poema El Torrente Del Canto De Pájaros de Poetas chinos
El hombre reposa, las flores de acacia caen.
La noche es tranquila, la montaña de primavera vacía.
La luna sale, sorprende a los pájaros de la montaña.
Entonces cantan, dentro del torrente de primavera.
* *
BEBIENDO A LA LUZ DE LA LUNA
ema Bebiendo Solo A La Luz De La Luna (otra Versión) de Poetas chinos Te invitamos a disfrutar mas poemas de Poetas chinos. Disfruta también de nuestros poemas de amor, de amistad , de familia, entre otros. Algunos de los nombres de otros poemas de este autor son: Bebiendo Solo A La Luz De La Luna, Canción De Las Nubes Blancas, Cuando Era Oscuro, Despidiendo A Hsia Chan En El Río, La Montaña Tong, Li Po (701-762? D. De C.), debajo podrás tener acceso a los mismos
Poema Bebiendo Solo A La Luz De La Luna (otra Versión) de Poetas chinos
Entre las flores, un tazón de vino
bebo solo, ningún amigo está cerca.
Levanto mi Copa, invito a la Luna
y a mi sombra, y ahora somos tres.
Mas la Luna nada sabe de bebidas
y mi sombra se limita a imitarme,
pero así y todo, Luna y sombra serán mi compañía.
La primavera es época propicia para el goce.
Canto y la Luna prolonga su presencia,
bailo y mi sombra se enreda.
Mientras me mantengo sobrio, somos alegres juntos,
cuando me embriago, cada uno marcha por su lado
jurando encontrarnos en el Río de Plata de los Cielos.
Versión de Luis Enrique Délano
* *
Poema Bebiendo Solo A La Luz De La Luna (otra Versión) de Poetas chinos
Entre las flores, un tazón de vino
bebo solo, ningún amigo está cerca.
Levanto mi Copa, invito a la Luna
y a mi sombra, y ahora somos tres.
Mas la Luna nada sabe de bebidas
y mi sombra se limita a imitarme,
pero así y todo, Luna y sombra serán mi compañía.
La primavera es época propicia para el goce.
Canto y la Luna prolonga su presencia,
bailo y mi sombra se enreda.
Mientras me mantengo sobrio, somos alegres juntos,
cuando me embriago, cada uno marcha por su lado
jurando encontrarnos en el Río de Plata de los Cielos.
Versión de Luis Enrique Délano
* *
DEBE PRIMAR EL DIALOGO.
Gran parte de la vida de las personas se concentran en dos ambitos: el trabajo y la familia .Tratar de desenvolvernos adecuadamente, cuidando el equilibrio entre ambos , resulta siempre compleja y dificil de lograr , lo que afecta a quienes mas nos importan : nuestros hijos.
La solución`para preservar armonía en el hogar no es una sola ni la misma para todos. Los padres deven dialogar y descubrir la mejor solución para su armonía familiar, sin olvidar, precisamente, que son padres.
Además, deven tener en claro el sentido que quieren dar a sus propias vidas solo así podran recorrer un itinerario vital fructifero, sereno y alegre.
HPoema Bebiendo Solo A La Luz De La Luna de Poetas chinos
Si el Cielo no tuviera amor por el vino,
no habría una Estrella del Vino en el cielo.
Si la Tierra no tuviera amor por el vino,
no habría una ciudad llamada Fuentes de Vino.
Como el Cielo y la Tierra aman el vino,
puedo amar el vino sin avergonzar al Cielo.
Dicen que el vino claro es un santo,
el vino espeso sigue el camino (Tao) del sabio.
He bebido profundamente de santo y de sabio,
¿qué necesidad entonces de estudiar los espíritus y los inmortales?
Con tres copas penetro el Gran Tao,
tomo todo un jarro, y el mundo y yo somos uno.
Tales cosas como las que he soñado en vino,
nunca les serán contadas a los sobrios.
* *
Poema Cuando Era Oscuro de Poetas chinos
Cuando era oscuro, llegué a la aldea de Shih-hao,
tarde en la noche llegó un oficial a reclutar hombres.
El viejo de la casa se trepó a la pared y huyó,
la vieja abrió la puerta.
¡Cómo explotaba en furia el oficial enojado!
¡Qué amargamente lloraba la mujer! Escuché lo que la mujer decía:
“Tenía tres hijos para la defensa de la ciudad de Yeh.
Sólo uno de los tres me envió una carta,
A los otros dos chicos los mataron en batalla.
El único que queda puede no vivir mucho, Los muertos se van para siempre.
No hay más hombres en la casa,
Excepto mi nieto que todavía toma el pecho.
Es por él que su madre se queda con nosotros,
Sin embargo, no tiene una pollera entera para salir.
Aunque soy vieja y no tengo fuerzas,
Déjeme ir con usted, oficial.
Para responder a un llamado urgente de Ho-Yang,
Por lo menos puedo cocinar para los soldados”.
Más tarde la conversación se detuvo,
Lo que oí fue algo como llanto.
Al amanecer salí para proseguir mi viaje,
Sólo pude decirle “Adiós” al viejo.
La Montaña Tong de Poetas chinos
Arreo la alegría de la montaña Tong,
mil años, no tengo pensamientos de irme.
Continúo danzando, hago olas con mis mangas,
barren por completo la Montaña de los Cinco Pinos.
* *
La solución`para preservar armonía en el hogar no es una sola ni la misma para todos. Los padres deven dialogar y descubrir la mejor solución para su armonía familiar, sin olvidar, precisamente, que son padres.
Además, deven tener en claro el sentido que quieren dar a sus propias vidas solo así podran recorrer un itinerario vital fructifero, sereno y alegre.
HPoema Bebiendo Solo A La Luz De La Luna de Poetas chinos
Si el Cielo no tuviera amor por el vino,
no habría una Estrella del Vino en el cielo.
Si la Tierra no tuviera amor por el vino,
no habría una ciudad llamada Fuentes de Vino.
Como el Cielo y la Tierra aman el vino,
puedo amar el vino sin avergonzar al Cielo.
Dicen que el vino claro es un santo,
el vino espeso sigue el camino (Tao) del sabio.
He bebido profundamente de santo y de sabio,
¿qué necesidad entonces de estudiar los espíritus y los inmortales?
Con tres copas penetro el Gran Tao,
tomo todo un jarro, y el mundo y yo somos uno.
Tales cosas como las que he soñado en vino,
nunca les serán contadas a los sobrios.
* *
Poema Cuando Era Oscuro de Poetas chinos
Cuando era oscuro, llegué a la aldea de Shih-hao,
tarde en la noche llegó un oficial a reclutar hombres.
El viejo de la casa se trepó a la pared y huyó,
la vieja abrió la puerta.
¡Cómo explotaba en furia el oficial enojado!
¡Qué amargamente lloraba la mujer! Escuché lo que la mujer decía:
“Tenía tres hijos para la defensa de la ciudad de Yeh.
Sólo uno de los tres me envió una carta,
A los otros dos chicos los mataron en batalla.
El único que queda puede no vivir mucho, Los muertos se van para siempre.
No hay más hombres en la casa,
Excepto mi nieto que todavía toma el pecho.
Es por él que su madre se queda con nosotros,
Sin embargo, no tiene una pollera entera para salir.
Aunque soy vieja y no tengo fuerzas,
Déjeme ir con usted, oficial.
Para responder a un llamado urgente de Ho-Yang,
Por lo menos puedo cocinar para los soldados”.
Más tarde la conversación se detuvo,
Lo que oí fue algo como llanto.
Al amanecer salí para proseguir mi viaje,
Sólo pude decirle “Adiós” al viejo.
La Montaña Tong de Poetas chinos
Arreo la alegría de la montaña Tong,
mil años, no tengo pensamientos de irme.
Continúo danzando, hago olas con mis mangas,
barren por completo la Montaña de los Cinco Pinos.
* *
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