lunes, 20 de septiembre de 2010

Escrito al cruzar el Río Amarillo en dirección de Qing-he

Wang Wei (699-761)

El barco se hizo a la vela en el gran río;
sus henchidas aguas se dilatan hasta el borde
del cielo,
El cielo y las olas abruptamente se separan:


son los miles de casas de la capital del distrito.
Más adelante, puedo ver el mercado
y vislumbro apenas la morera y el cáñamo.
Me vuelvo para contemplar el terruño:
el inmenso torrente alcanza las nubes.





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