jueves, 9 de septiembre de 2010

¿ Y tu quien eres ?

Caminaba como cualquier día. Sin rumbo. Sin nada que pensar. Sin nadie en quien pensar. Solo, absolutamente solo. Una de esas caminatas que no te llevan a ningún sitio. Esas caminatas en que cuentas tus pasos. En esas que juegas a no pisar las rayas de la vereda. 536 pasos y 274 rayas después llegué a ese parque que da al mar. Me senté en esa banca rota que siempre me encontraba cuando estaba extraviado. Uno, dos, tres intentos y el encendedor prendió. Cinco cigarros después me dolía la garganta. Cinco cigarros después apareció él.


Se sentó en la otra esquina de la banca. Tenía la cabeza agacha. Estaba a punto de llorar. Le buscaba, pero no se la encontraba. Me parecía reconocerlo, pero no lo recordaba. De algún lado lo conocía, pero no sabía de donde. No era familia, pero me era familiar. No era amigo pues era muy chico. Parecía tener 15, pero no más de 16. Estaba triste. Aún más triste que yo. Ojos hundidos, frente amplia, nariz aguileña, pómulos salidos, dientes filudos, físico esmirriado, piernas larguísimas y una piel blanca casi transparente.

¿Estás bien?, Le pregunté. Nunca hablo con nadie y menos con un chiquillo lloroso, pero por alguna razón me apenaba, como si la pena fuera mía. El me miró con duda, pero me miró. Sus ojos hundidos mostraban mucha bronca. Su puño apretado se relajó por unos segundos.

- Que voy a estar bien. Todo es una mierda, dijo mirándome fíjamente.
- Sí. Todo es una mierda, tienes razón ¿Y sabes qué es lo peor? que las cosas no cambian. Le dije tratándo de ser honesto hasta el insulto.
- Yo pensaba que a tu edad las cosas se solucionaban. Ahora sí, todo es una mierda en verdad
- No se solucionan, se empeoran
- Al menos tu debes tener novia, carro, casa y mucho dinero. Yo no tengo ni mierda
- Bueno, sí tengo todo lo que dices y aún sigo sintiendo lo mismo. La misma mierda
- Es que es una mierda. Mírame. Me enamoro y no me hacen caso. Me resigno y los años no pasan. Soy un buen chico y por alguna razón no me quieren. Nadie me quiere.
- Eso pasa, en verdad pasa.
- Sí, pero es una mierda pues. Yo soy un buen chico, pero ya. Soy feísimo, no tengo plata, no se pelear, no juego bien fútbol y ni siquiera soy tan inteligente.
- Bueno, parece que eso es un problema pero no lo es. Al final todo eso no sirve de nada.
- Yo se que soy especial. Sé que todos mis amigos son unos imbéciles. Sé que las chicas son una taradas. Lo sé, pero todos ellos no lo saben.
- Y nunca lo sabrán. Pasara el tiempo y te darás cuenta que ellos solo fueron pasado. Que casi no recordaras sus nombres y menos sus caras.
- Pero ahora son muy presentes. ¿Sabes? Dicen que soy gay por ser tan flaco, tan blanco y tan delicado. ¡Qué carajo! A mi me gustan las chicas. Vivo enamorado. De dónde mierda sacan eso de que soy cabro. Son tan pobres diablos y en verdad los odio.

Pensé un segundo mi respuesta. Tenía que decir algo que lo convenciera tanto, que me convenciera a mi también.

- Ellos no son nadie. Tu eres más que ellos. Más que todo lo que te sucede. Cierra los ojos. Cierralos bien fuerte. Se más duro que esa circunstancia. Cuando los abras estarás tan lejos que ni los odiarás.
- ¿Tu cómo lo sabes? ¿Por qué estás tan seguro que todo cambiará? ¿Y si en verdad esos imbéciles tienen razón y soy cabro?
- No lo eres. Cuánto tiempo más puede pasar para que ellos desaparezcan. ¿Un año?. En un año terminarás el colegio. En dos ni los recordarás. En la universidad descubrirás nueva gente, nuevas chica...
- ¿Y tendré novia?
- Bueno, que te puedo decir. En verdad no la tendrás. Te gustarán muchas chicas en la universidad pero ninguna te hará caso.
- !Qué mierda es esto¡ ¿Seré cura? No lo puedo creer. Ya lo sabía. Me dedicaré a mis ilusiones y quizás sea director de cine o me dedicaré a mis pasiones y quizás sea futbolista.
- No serás nada de eso, aunque siempre vivirás de tus ilusiones y tus pasiones. Si te ayuda, después de la universidad sí tendrás novia.

Él se quedó pasamado, impresionado, anonadado. Respiró por un segundo y me atacó de preguntas.

- ¿En serio? ¿Cómo es? ¿A qué huele? Sé que existe. En verdad lo sé. A veces cierro los ojos y pienso qué estará haciendo ella. Se que en algún lado está preguntando lo mismo que yo.
- Si está, sí existe, pero... ¿Sobre cuál de todas tus novias quieres saber?
- ¿Tendré varias? Asu. La que más amaré. De esa quiero saber.
- La que más quieres casi siempre es la última. Primero: Ella sí existe. Segundo: Ella te amará mucho...
Pero ¿Cómo es ella? ¿Cómo viste? ¿Cómo besa?
- Huele dulce y agrio a la vez. Su sonrisa es infinita. Sus ojos soñadores. Sus sueños escondidos. Su querer infinito, su pasión incontrolable...
- No lo puedo creer, en verdad existe. En verdad... Por fin. La puta madre, que se jodan esos hijos de puta. Todos. Al final podré amar y quedarme con ella. Lo sabía, lo sabía...
- No, no es así. No te quedarás con ella.
- ¿No? Pero si ella me ama y yo la amo ¡No tiene sentido! ¿Cómo que no me quedaré con ella? Ella es el amor de mi vida...
- No podrán estar juntos. Así de simple. No podrán. No todo es cuestión de amor. Eso lo sé ahora. No alcanza con eso. No alcanzan los sueños. No alcanzan las ilusiones. Hasta ahora no lo creo, pero esa es la verdad.
- ¡No jodas! ¿Qué cosa puede ser más importante que el amor? ¡No seas idiota! No la debías dejar ir. ¿No entiendes? La jodiste a ella. Te jodiste tú. Nos jodiste a todos.
- Lo sé
- Yo no haré eso. No lo haré. ¡Nunca!. Es imposible
- Lo harás. Te llamará por teléfono y te dirá que te ama. Tu en un acto absolutamente incomprensible le dirás que no puedes más. Le dirás que quieres vivir. Que ya no puedes quererla. Que todo se acabó. Ella llorará al otro lado del teléfono. Tu llorarás también. Luego saldrás de tu casa. Caminarás sin rumbo y sin nadie. Llegarás a un parque que da al mar. Te sentarás en una banca rota y te encontrarás contigo.

Él se paró y se fue corriendo, huyendo de mi. Huyendo de él.

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