miércoles, 13 de enero de 2010

Edad de Oro Española: Garcilaso de la Vega y las Églogas




La Edad o Siglo de Oro es como se denomina a la etapa de plenitud artística y literaria en España que se inicia en el S. XVI con el Renacimiento, y que dura hasta finales del S. XVII con el Barroco. El poder eclesiástico se amoldó a la influencia del humanismo y el desarrollo de la burguesía. Este período clásico de las Letras españolas no duró un siglo sino un siglo y medio; abarcó aproximadamente desde la redacción de las obras de Garcilaso (hacia 1530) hasta la muerte de Calderón de la Barca (1681). Autores de esta época son Lope de Vega (Madrid, 1562-1635), Calderón de la Barca (Madrid, 1600-1681), Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547-1616), Francisco de Quevedo (Madrid, 1580-1645). Se inicia en el reinado de Juana de Castilla y se consolida durante el de su hijo Carlos I.
Garcilaso de la Vega
La fecha de nacimiento
A falta de documento preciso que despeje las dudas sobre la fecha exacta de nacimiento, el año de 1501 es por el que ha optado la mayor parte de los investigadores sobre Garcilaso de la Vega. Deducida de la biografía que Fernando de Herrera incorporó a las Obras de Garci Lasso de la Vega con anotaciones de Fernando de Herrera ha pugnado con otras fechas: la de 1498, fundamentada en la declaración efectuada en Burgos el 11 de septiembre de 1523 por Pedro Abrera, donde afirma que Garcilaso tiene unos veinticinco años y defendida recientemente por José Luis López Pérez con nuevos argumentos. Eustaquio Fernández de Navarrete defiende la de 1503, en su biografía del poeta Vida del célebre poeta Garcilaso de la Vega. La primera de todas es la que ha tenido mayor fortuna, sugerida, además, por persona que conoció al yerno del poeta. De esta fecha, que ha quedado como la posible de nacimiento de Garcilaso de la Vega, «Príncipe de los Poetas Españoles».

El problema del retrato
El retrato del poeta es un tema aún en discusión. Al igual que el caso de las fechas de nacimiento, se dan tres opciones:



Supuesto retrato de Garcilaso, de autor anónimo, conservado en la Galería de Kassel (Alemania)

Retrato del sobrino del poeta erróneamente identificado con él.

Garcilaso de la Vega y Guzmán, sobrino del poeta

Origen y familia
Garcilaso de la Vega nace en el seno de una familia ilustre tanto en el aspecto político como en el literario. Por parte del padre, destacado miembro de la corte de los Reyes Católicos, la familia entroncaba con el Marqués de Santillana y, por parte de la madre, con Fernán Pérez de Guzmán, de donde procede el señorío de Batres. Garcilaso es el tercero de los hijos habidos del matrimonio entre Garcilaso de la Vega y doña Sancha de Guzmán.



Toledo, ciudad natal del poeta


Infancia y formación
Su infancia discurrió fundamentalmente en Toledo, donde recibiría la educación habitual para un segundón de familia ilustre: tendría un tutor (Pedro Mártir de Anglería), estudiaría idiomas (latín, griego, francés e italiano), música, manejo de armas y todos aquellos elementos imprescindibles para la vida cortesana de la época.

Su relación con Carlos I de España y acciones de armas


Carlos I de España y V de Alemania

Esta formación humanística le permitió acceder al puesto de contino en la guardia personal del rey y futuro emperador Carlos I de España.

En la Guerra de las Comunidades en Toledo, mientras que el hermano mayor del poeta, Pedro Lasso, se alinea de parte de los comuneros toledanos levantados frente al Emperador, Garcilaso se pone decididamente de parte de Carlos I, por quien combate a su servicio en Olías, como contino de su guardia. Allí, el 17 de agosto de 1521, recibe heridas en el rostro de las que sanará sin problema y, sobre todo, lo considerará un mérito que Garcilaso hará valer en diversas ocasiones, como cuando el duque de Alba solicita una encomienda para Garcilaso.



Don Pedro de Toledo, Duque de Alba, protector de Garcilaso, quien le dedica la Égloga I
Garcilaso estuvo entre los caballeros que acudieron a la isla de Rodas cercada por los turcos desde junio de 1522. Se trató de una expedición al mando de don Diego de Toledo, prior castellano de la orden de San Juan, en la que también participaron don Pedro de Toledo (futuro virrey de Nápoles y protector del poeta) y Juan Boscán, con el fin de socorrer aquella plaza. Fue su primera hazaña bélica fuera de España, a la par que su encuentro con personajes que influirían decisivamente en su vida: la familia Toledo, Boscán. La carrera militar de Garcilaso al servicio del Emperador continúa, ahora dentro de los hechos de armas motivados por la guerra contra Francia, cuyo rey, Francisco I, se proponía invadir territorios italianos que pertenecían a la corona imperial. Tras la campaña de Francia, Garcilaso retorna a Toledo donde ejerce como regidor de la ciudad.



La Batalla de Pavía (24 de febrero de 1625) donde los ejercitos de Carlos I vencieron a los de Francisco I de Francia


Matrimonio
En Toledo, por sugerencia imperial, se casa con una dama al servicio de Leonor de Austria, doña Elena de Zúñiga, con la que tendrá cinco hijos de los cuales destaca Pedro de Guzmán, nacido en 1529 y futuro contrincante de Fray Luis de León en las oposiciones a la cátedra de Sagrada Escritura de la Universidad de Salamanca.


Viaje a Portugal: Elena de Zúñiga
El 16 de febrero de 1526 Garcilaso asiste muy probablemente a la boda de la hermana de Carlos V, Leonor de Austria, a cuyo servicio estaba doña Elena de Zúñiga, y el rey francés Francisco I. Unos meses más tarde, tiene lugar la boda, en Sevilla, de Carlos V e Isabel de Portugal, a la que también muy probablemente asistió Garcilaso. Acompañando a la futura emperatriz, llega a Sevilla una dama de Isabel de Portugal, la portuguesa Isabel Freyre, considerada por toda una tradición crítica como «el gran latido de la poesía garcilasiana». Aparentemente, la dama lusitana deslumbró al caballero toledano a quien parece haber inspirado alguna de sus composiciones más conocidas, singularmente la égloga primera. De la biografía de Isabel Freyre se conocen dos hitos importantes más: su boda en 1524 ó 1525 con don Antonio de Fonseca El gordo (acaso «[…] ese que de mí s’está reyendo», Égloga I, v. 180) y su muerte prematura en 1533 ó 1534 («¡Oh tela delicada, / antes de tiempo dada / a los agudos filos de la muerte!», Égloga I, vv. 260-262). Desde Menéndez Pelayo, la relación entre Garcilaso y la dama lusitana ha sido defendida unánimemente y ha dado lugar a conocidas interpretaciones biográficas de la obra garcilasiana.


Primer viaje a Italia
El 9 de marzo de 1529 la corte abandona Toledo y se encamina a Italia, donde Carlos V fue coronado emperador por el Papa en Bolonia, donde la corte se establece varios meses: la coronación de Carlos V se celebra el 24 de febrero de 1530, no menos de cuatro meses después de la llegada de la comitiva a la ciudad, tiempo de gran trascendencia para entender mejor la asimilación de la cultura italiana por parte de Garcilaso: amigos, poetas, literatos, lecturas, pintura, escultura, humanismo, etc.




Francisco I de Francia


Diplomático en Francia
De nuevo en España, en el verano de 1530 es requerido por la emperatriz Isabel para llevar a cabo una labor de espionaje en Francia: Carlos V le envía a su esposa una carta fechada el 16 de agosto de 1530 en la que muestra su desconfianza por el trato que pudiera estar recibiendo su hermana Leonor de Francisco I de Francia, con el que se había unido en matrimonio en 1526. La emperatriz decide enviar a Garcilaso.


Enemistad con Carlos I: destierro dorado a Italia.
Cumplida su misión en Francia, nuestro poeta regresa a Toledo, donde se ocupa de diversos asuntos familiares, al menos desde abril de 1531. Entre esos asuntos, actúa como testigo en la boda de su sobrino Garcilaso (hijo de Pedro Laso) con doña Isabel de la Cueva. Este matrimonio no fue bien visto por parte de la familia de la novia, que hizo llegar sus quejas al Emperador por tal enlace.

Al quedar mostrada la participación del poeta en la boda de su sobrino, Carlos V se enojó con él y Garcilaso es condenado a destierro a Italia. Desde octubre o noviembre de 1532 hasta octubre de 1534 Garcilaso permanece en Nápoles, en la corte del nuevo virrey, don Pedro de Toledo. Será en esta ciudad donde Garcilaso escribirá sus obras más logradas, asistirá a la Academia Pontiana y frecuentará tanto a humanistas italianos como a españoles a los que comunica sus poemas.

La vuelta a España: la última campaña
Su estancia en Nápoles se ve interrumpida por un viaje a España, entre abril y junio de 1533, lo que le permitirá reencontrarse en Barcelona con Boscán que está ultimando su traducción de El Cortesano de Baltasar de Castiglione (para la que Garcilaso redacta unas páginas preliminares),

Garcilaso sigue recibiendo favores del emperador que le nombra, el 17 de mayo de 1536, maestre de campo al mando de tres mil soldados que van a luchar contra los franceses dispuestos a invadir Italia. La empecinada rivalidad entre el emperador y Francisco I, aliado con Barbarroja, ofrece un nuevo escenario: Provenza.


Muerte
El 19 de septiembre de 1536, las tropas imperiales avistan en Le Muy, cerca de Frejus, una torre que parece abandonada. Garcilaso va a vivir su última jornada.




Torre de Le Muy, en cuyo asalto murió Garcilaso
Un testigo ocular escribe «el emperador manda que fuesen a saber qué gente eran, y así fueron ciertos caballeros, demandándoles qué hacían allí. Ellos dijeron que era su tierra y que querían estar allí […] y que no era su voluntad salir de la torre. Viendo esto el emperador […] mandó que con el artillería […] se diese batería a la torre, y así se dio y se hizo pequeño portillo en la torre y […] subiendo el maestre de campo Garcilaso de la Vega y el capitán Maldonado, los que en la torre estaban dejan caer una gran gruesa piedra y da en la escala y la rompe, y así cayó el maestre de campo y capitán, y fue muy mal descalabrado el maese de campo en la cabeza, de lo cual murió a los pocos días» (Martín García Cereceda, Tratado de las campañas y otros acontecimientos[…]). En efecto, unos días después, 14 de octubre, Garcilaso muere. Carlos V mandó a ahorcar a doce de los defensores de la torre y desorejar a los jóvenes auxiliares como represalia.

Églogas
EGLOGA I
En esta égloga, dedicada al virrey de Nápoles (don Pedro de Toledo, tío del Duque de Alba), Garcilaso describe dos cuadros simétricos, el canto de Salicio y el de Nemoroso enmarcados entre la salida del sol (que inicia el canto de Salicio) y su ocaso (con el que acaba su canto Nemoroso). Los dos personajes expresan el estado de ánimo de Garcilaso ante dos situaciones reales de su vida: la boda de su amada Isabel Freyre con don Antonio de Fonseca (canto de Salicio) y la muerte de Isabel al dar a luz a su tercer hijo (canto de Nemoroso).
Intervienen, por tanto, dos personajes, dos pastores en los que se desdobla el poeta en dos momentos de su vida: Salicio, que lamenta los desdenes de su amada Galatea -y encarna así el despecho del enamorado que asedia infructuosamente a su dama-, y Nemoroso, que representa la ternura producida por la muerte de su amada Elisa.


Poema en audio: Egloga I (fragmento) de Garcilaso de la Vega por Luis Prendes

PASTORES: SALICIO, NEMOROSOEl dulce lamentar de dos pastores,


Salicio juntamente y Nemoroso,

he de cantar, sus quejas imitando;

cuyas ovejas al cantar sabroso

estaban muy atentas, los amores, 5

de pacer olvidadas, escuchando.

Tú, que ganaste obrando

un nombre en todo el mundo

y un grado sin segundo,

agora estés atento sólo y dado 10

al ínclito gobierno del estado

albano, agora vuelto a la otra parte,

resplandeciente, armado,

representando en tierra el fiero Marte;

agora, de cuidados enojosos 15

y de negocios libre, por ventura

andes a caza, el monte fatigando

en ardiente ginete que apresura

el curso tras los ciervos temerosos,

que en vano su morir van dilatando: 20

espera, que en tornando

a ser restitüido

al ocio ya perdido,

luego verás ejercitar mi pluma

por la infinita, innumerable suma 25

de tus virtudes y famosas obras,

antes que me consuma,

faltando a ti, que a todo el mundo sobras.

* * *

SALICIO:

¡Oh más dura que mármol a mis quejas

y al encendido fuego en que me quemo

más helada que nieve, Galatea!

Estoy muriendo, y aun la vida temo; 60

témola con razón, pues tú me dejas,

que no hay sin ti el vivir para qué sea.

Vergüenza he que me vea

ninguno en tal estado,

de ti desamparado, 65

y de mí mismo yo me corro agora.

¿D’un alma te desdeñas ser señora

donde siempre moraste, no pudiendo

della salir un hora?

Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. 70

* * *

NEMOROSO:

Corrientes aguas puras, cristalinas

árboles que os estáis mirando en ellas, 240

verde prado de fresca sombra lleno,

aves que aquí sembráis vuestras querellas,

hiedra que por los árboles caminas,

torciendo el paso por su verde seno:

yo me vi tan ajeno 245

del grave mal que siento

que de puro contento

con vuestra soledad me recreaba,

donde con dulce sueño reposaba,

o con el pensamiento discurría 250

por donde no hallaba

sino memorias llenas d’alegría;

y en este mismo valle, donde agora

me entristezco y me canso en el reposo,

estuve ya contento y descansado, 255

¡Oh bien caduco, vano y presuroso!

Acuérdome, durmiendo aquí algún hora,

que, despertando, a Elisa vi a mi lado.

¡Oh miserable hado!

¡Oh tela delicada, 260

antes de tiempo dada

a los agudos filos de la muerte!

Más convenible fuera aquesta suerte

a los cansados años de mi vida,

que’s más que’l hierro fuerte, 265

pues no la ha quebrantado tu partida.

¿Dó están agora aquellos claros ojos

que llevaban tras sí, como colgada,

mi alma, doquier que ellos se volvían?

¿Dó está la blanca mano delicada, 270

llena de vencimiento y despojos

que de mí mis sentidos l’ofrecían?

Los cabellos que vían

con gran desprecio al oro

como a menor tesoro 275

¿adónde están, adónde el blanco pecho?

¿Dó la coluna que’l dorado techo

Con proporción gracioso sostenía?
El inicio del poema es una síntesis de la intencionalidad de la lírica pastoril: la vida de los pastores y sus amores, cantados por ellos mismos en medio de una naturaleza idílica..


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En estos versos se alude a las posibles ocupaciones del virrey: la administración del reino, la guerra y la caza. (vv. 10-20)

“estado albano”: estado o reino de Nápoles, en alusión al parentesco de Don Pedro de Toledo con la casa de Alba. (vv.11-12)

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“ginete”: caballo ligero. El término ginet se usaba, en la Edad Media, para designar a la cabalgadura rápida. (v. 18)

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“sobras”: superas. (v. 28)

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Esta descripción negativa de la mujer remite a los juegos conceptuales de la poesía cancioneril del siglo XV. (v. 59)

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“me corro agora”: me avergüenzo ahora. (v. 66)

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“sin duelo”: sin dolor, sin pena. Como corresponde al ideal renacentista, no hay exaltación sino la elegancia y equilibrio de un dolor contenido. (v. 70)

Se desarrolla el tópico literario del “locus amoenus”. Los epítetos subrayan e intensifican la Naturaleza idealizada.

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“tela delicada”: metáfora de la vida de Elisa (Isabel Freyre). La vida es una tela tejida por los hilos de las Parcas, tres representaciones mitológicas femeninas: mientras la más joven teje los hilos del Destino, otra da vueltas al huso y la mayor inspecciona el trabajo hasta que, valiéndose de unas tijeras, corta, de improviso y cuando le place, el hilo fatal. Se alude así a la muerte, en plena juventud, de Isabel Freyre. (v. 260)

Comienza en esta estancia el desarrollo del tópico literario del “ubi sunt” (¿dónde está?), que se sirve de una serie de interrogaciones retóricas para poner de manifiesto el poder devastador del tiempo, aquí referido a la belleza de la amada. (v. 267)

Hipérbaton: Elisa, vencedora en el amor, obtenía como botín (despojos) al derrotado Nemoroso. (vv.271-272)

“vían”: veían. (v. 273)

“coluna”: columna. La coluna es el cuello, y el dorado techo corresponde a los cabellos rubios, propios del ideal de belleza femenina del Renacimiento. (v. 277)


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ÉGLOGA II

Fue redactada en primer lugar, en épocas diferentes aunque cercanas entre sí (la última de sus partes debió componerse en Nápoles, entre 1533 y 1534). Para Lapesa representa la transición entre las obras anteriores a la estancia en Nápoles y las otras dos églogas. Es la más extensa (1885 versos), y tiene la estructura más compleja de las tres. Consta de dos partes: en la primera el pastor Albanio refiere su amor por Camila; en la segunda Nemoroso hace una apología, en forma alegórica, de la casa de Alba.
La Égloga se inicia con los lamentos del pastor Albanio junto a la fuente que en otro tiempo fue testigo desus encuentros amorosos con la ninfa Camila. Salicio, otro pastor, se acerca a la fuente y reconoce a Albanio.
Como “el mal comunicado se mejora”, Salicio le ruega que “la causa, el daño cuentes y el proceso”, y el desdichado amante relata cómo se había ido enamorando de Camila, la ninfa devota de Diana con quien compartía la afición por la caza, y cómo, habiéndole confesado indirectamente su amor (le dice que en el agua de la fuente podrá ver el rostro de su amada), Camila se alejó de él “desdeñosa y fiera, no sé qué allá entre dientes murmurando”. Albanio, sumido en la desesperación durante cinco días, decidió entonces suicidarse despeñándose por un barranco, pero en el último momento “una fuerza súbita de viento” se lo ha impedido. Cuando termina su relato, llega de improviso Camila a la fuente para descansar de la jornada de caza -persigue a un ciervo herido- y se queda dormida. Albanio la sorprende y ésta, al despertar, quiere huir pero él le hace jurar que no escapará hasta oír sus razones. Camila lo engaña y huye una vez más. Albanio enloquece y acaba por creer que Salicio le ha robado el cuerpo, por lo que intenta agredirlo. Nemoroso, un pastor amigo que se había acercado a la fuente, ayuda a Salicio a reducir al desgraciado Albanio. Cuando lo han inmovilizado y esperan a que atado recupere el buen juicio, Nemoroso relata cómo en tierras de la casa de Alba, en la vega del río Tormes, conoció a un anciano llamado Severo, un sabio que consiguió curarlo de un “amor insano”, y cómo este Severo llegó a las fuentes del río, en donde encontró “una labrada y cristalina urna” en la que estaban talladas las virtudes y las hazañas de todos
varones de la casa de Alba, desde don García hasta don Fernando de Toledo, de quien la urna describe su vida y su educación -a cargo del citado Severo y el poeta Juan Boscán-. La Égloga termina con la despedida al anochecer de Nemoroso, que recoge el ganado, y de Salicio, que conduce a Albanio ante Severo para que lo cure del mal de amor que lo ha enajenado. Se piensa que quizás Albanio representara al Duque de Alba; según este punto de vista la égloga referiría los amores con su esposa doña María Enríquez. Algunos suponen que puede haber un desdoblamiento similar al de la Égloga I, y que Albanio y Nemoroso representan dos momentos amorosos en la vida de Garcilaso: Albanio encarnaría la pasión desesperada y Nemoroso la libertad conseguida tras dura lucha. Pero Rafael Lapesa mantiene sus dudas respecto a la correspondencia de Albanio con el poeta.
Queda la posibilidad de que Albanio sea el hermano menor del duque, don Bernaldino de Toledo, cuya muerte prematura ocasionó la Elegía I (“Al Duque d´Alba en la muerte de Don Bernaldino de Toledo”), y que la obra, fundiendo lo pastoral y lo heroico, esté protagonizada por los dos varones de la casa de Alba: el duque, cantado como guerrero victorioso, y el hermano menor, compadecido de sus penas de amor. Elías S. Rivers, en el prólogo
a la edición de Castalia de “Poesías Castellanas Completas” de Garcilaso (Madrid, 1972), opina que “la relación entre los dos temas parece indicar que la disciplina del héroe militar es el mejor antídoto para la neurosis erótica”.
Rivers, basándose en los versos 170 a 172 de esta Égloga, sostiene que Camila “parece ser una prima suya”.

Personas: ALBANIO, CAMILA; SALICIO, NEMOROSOALBANIO:En medio del invierno está templada


el agua dulce desta clara fuente,

y en el verano más que nieve helada.

¡Oh claras ondas, cómo veo presente,

en viéndoos, la memoria d’aquel día 5

de que el alma temblar y arder se siente!

En vuestra claridad vi mi alegría

escurecerse toda y enturbiarse;

cuando os cobré, perdí mi compañía.

¿A quién pudiera igual tormento darse, 10

que con lo que descansa otro afligido

venga mi corazón a atormentarse?

El dulce murmurar deste rüido,

el mover de los árboles al viento,

el suave olor del prado florecido 15

podrían tornar d’enfermo y descontento

cualquier pastor del mundo alegre y sano;

yo solo en tanto bien morir me siento.

¡Oh hermosura sobre’l ser humano,

oh claros ojos, oh cabellos d’oro, 20

oh cuello de marfil, oh blanca mano!

¿cómo puede ora ser qu’en triste lloro

se convertiese tan alegre vida

y en tal pobreza todo mi tesoro?

Quiero mudar lugar y a la partida 25

quizá me dejará parte del daño

que tiene el alma casi consumida.

* * *

SALICIO:

¡Cuán bienaventurado

aquél puede llamarse

que con la dulce soledad s’abraza, 40

y vive descuidado

y lejos d’empacharse

en lo que el alma impide y embaraza!

No ve la llena plaza

ni la soberbia puerta 45

de los grandes señores,

ni los aduladores

a quien la hambre del favor despierta;

no le será forzoso

rogar, fingir, temer y estar quejoso. 50

* * *

ALBANIO:

Si mi turbada vista no me miente,

paréceme que vi entre rama y rama

una ninfa llegar a aquella fuente.

Quiero llegar allá: quizá si ella ama,

me dirá alguna cosa con que engañe, 770

con algún falso alivio, aquesta llama.

Y no se me da nada que desbañe

mi alma si es contrario a lo que creo,

que a quien no espera bien, no hay mal que dañe.

¡Oh santos dioses!, ¿qué’s esto que veo? 775

¿Es error de fantasma convertida

en forma de mi amor y mi deseo?

Camila es ésta que está aquí dormida;

no puede d’otra ser su hermosura.

La razón está clara y conocida: 780

una obra sola quiso la natura

hacer como ésta, y rompió luego apriesa

la estampa do fue hecha tal figura;

¿quién podrá luego de su forma espresa

el traslado sacar, si la maestra 785

misma no basta, y ella lo confiesa?

Mas ya qu’es cierto el bien que a mí se muestra,

¿cómo podré llegar a despertalla,

temiendo yo la luz que a ella me adiestra?

Si solamente de poder tocalla

perdiese el miedo yo… Mas ¿si despierta?790

Si despierta, tenella y no soltalla.

Esta osadía temo que no es cierta.

¿Qué me puede hacer? Quiero llegarme;

en fin, ella está agora como muerta.

* * *

CAMILA:

¡Socórreme, Dïana!

ALBANIO:

¡No te muevas,

que no t’he de soltar; escucha un poco!

CAMILA:

¿Quién me dijera, Albanio, tales nuevas?

¡Ninfas del verde bosque, a vos invoco; 805

a vos pido socorro desta fuerza!

¿Qué es esto, Albanio? Dime si estás loco.


ALBANIO:

Locura debe ser la que me fuerza

a querer más qu’el alma y que la vida

a la que a aborrecerme a mí se ’sfuerza. 810


CAMILA:

Yo debo ser de ti l’aborrecida,

pues me quieres tratar de tal manera,

siendo tuya la culpa conocida.



Es notorio el uso de epítetos en los primeros versos de esta égloga.














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“tornar d´enfermo” : sanar (v. 16)

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Rasgos propios del ideal de belleza femenina en el Renacimiento, citados para Elisa en la Égloga I. (vv. 19-21)








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Salicio expone el tópico literario del “Beatus Ille”, del poeta latino Horacio (65-8 a.C.): “Beatus ille qui procul negotiis…” / “Dichoso aquel que lejos de los negocios…” En la poesía renacentista este tema resurge con nuevos bríos ante la nostalgia de una vida más simple y más cercana a la Naturaleza. (vv. 38-76)

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Albanio encuentra dormida a Camila. La ninfa se cansó de seguir la huella de un corzo herido por ella y hace una siesta en un paraje del bosque. El pastor decide cogerla fuertemente de una mano para evitar que se vaya de su lado

“desbañe” : aflige. (v. 772)

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“estampa” : molde. (v. 783)

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la maestra: la naturaleza. (v. 785

La ninfa invoca a la diosa Diana, (Diana= Ártemiz), a quien estaba consagrada.

Al verse sorprendida por Albanio, Camila le hace creer que ha perdido un valioso broche entre unos arbustos cercanos pidiéndole al pastor que lo busque. Este duda en hacerlo, pero ella le asegura que cumplirá con escucharlo y no se irá. Al soltarla y darse la vuelta el pastor, la ninfa huye presurosa.

ÉGLOGA III

Garcilaso describe aquí la belleza idealizada de un paisaje del Tajo al que acuden ninfas que tejen algunas escenas mitológicas (tragedias de amor), en ricas telas. La Égloga III termina con un diálogo de los pastores Tirreno y Alcino, que cantan la belleza de Flérida y de Filis, sus amadas. Lapesa opina que Garcilaso encuentra aquí un camino para el escapismo.

Si bien no se sabe a ciencia cierta a qué María (v.2) está dedicada esta égloga, no faltan las interpretaciones. Hayward Keniston, Elías S. Rivers y Navarro Tomás creen que a doña María Osorio Pimentel, esposa de don Pedro de Toledo, virrey de Nápoles, al que Garcilaso había dedicado la Égloga I. Herrera opina que a doña María de la Cueva, condesa de Ureña y de Osuna. Otros apuntan a la duquesa de Alba, doña María Enríquez. Hayward Keniston opina que Garcilaso escribió esta égloga durante la campaña de Provenza, iniciada en el verano de 1536, poco antes de su muerte.


Personas: TIRRENO, ALCINOAquella voluntad honesta y pura,


ilustre y hermosísima María,

que’n mí de celebrar tu hermosura,

tu ingenio y tu valor estar solía,

a despecho y pesar de la ventura 5

que por otro camino me desvía,

está y estará tanto en mí clavada

cuanto del cuerpo el alma acompañada.

Y aun no se me figura que me toca

aqueste oficio solamente en vida, 10

mas con la lengua muerta y fria en la boca

pienso mover la voz a ti debida;

libre mi alma de su estrecha roca,

por el Estigio lago conducida,

celebrando t’irá, y aquel sonido 15

hará parar las aguas del olvido.

* * *

De cuatro ninfas que del Tajo amado

salieron juntas, a cantar me ofrezco:

Filódoce, Dinámene y Climene, 55

Nise, que en hermosura par no tiene.

Cerca del Tajo, en soledad amena,

de verdes sauces hay una espesura

toda de hiedra revestida y llena,

que por el tronco va hasta el altura 60

y así la teje arriba y encadena

que’l sol no halla paso a la verdura;

el agua baña el prado con sonido,

alegrando la hierba y el oído.

Con tanta mansedumbre el cristalino65

Tajo en aquella parte caminaba

que pudieran los ojos el camino

determinar apenas que llevaba.

Peinando sus cabellos d’oro fino,

una ninfa del agua do moraba 70

la cabeza sacó y el prado ameno

vido de flores y de sombras lleno.

Movióla el sitio umbroso, el manso viento,

el suave olor d’aquel florido suelo;

las aves en el fresco apartamiento 75

vio descansar del trabajoso vuelo;

secaba entonces el terreno aliento

el sol, subido en la mitad del cielo;

en el silencio solo se ’scuchaba

un susurro de abejas que sonaba 80


Es un verso de diez sílabas. Para Consuelo Burés es un endecasílabo, ya que sostiene que la h de hermosura es aspirada, y por tanto en este verso no debe hacerse la sinalefa con el posesivo su. (v. 3)

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la voz a ti debida: Pedro Salinas, poeta de la generación del 27, recogió esta expresión como título para una de sus obras más famosas. Por la dedicatoria, la expresión mover la voz a ti debida parece ir referida directamente a doña María Osorio, pero Antonio Prieto, en su edición de las poesías de Garcilaso, sostiene que toda esta égloga recupera, hasta el mito, el tiempo vivido por el poeta con Isabel Freyre, siguiendo así el planteamiento de la única amada que debe dominar en todo cancionero según el modelo de Petrarca. Por tanto, Prieto sostiene que esa voz a ti debida remite, indirectamente, a la dama portuguesa. (v. 12)

“estrecha roca”: cárcel del cuerpo, que sólo libera la muerte. (v. 13)


el Estigio lago: o laguna Estigia .Según los poetas, los infiernos, reino de Plutón, estaban rodeados por el Estigio. Esta laguna subterránea está próxima al Lete, el río del olvido, cuyas aguas hacen olvidar la vida pasada.(v. 14)

Las ninfas son diosas menores que vivían en los bosques, en las cuevas o en las aguas de lagos y ríos. Hayward Keniston identifica a estas cuatro ninfas con las cuatro hijas de los virreyes de Nápoles, que habían vivido en Toledo. Garcilaso describe un paisaje idealizado del río Tajo en el que tres ninfas tejen en sus telas escenas de amor (Filódoce representa en su tela la historia de Orfeo y Eurídice; Dinámene, la de Apolo y Dafne; Climene, los amores de Venus y Adonis), mientras la cuarta, Nise, desarrolla con gran tristeza una historia real: la muerte de Elisa (Isabel Freyre) y el dolor de Nemoroso (Garcilaso). (vv. 53-56)

En este marco idealizado se desarrolla el tópico literario del “locus amoenus”. En él recrea el poeta el paisaje toledano donde vivió su amor con Isabel. (vv. 57-80)

no halla paso a la verdura: no atraviesa el follaje. (v. 62)

Hipérbaton: apenas podían los ojos determinar el camino que llevaba. (vv. 67-68)

“vido”: vio. (v. 72)


Aliteración: Repetición de eses para sugerir el zumbido de las abejas. (vv. 79-80)
Supuesto retrato de Garcilaso, de autor anónimo, conservado en la Galería de Kassel (Alemania

Retrato del sobrino del poeta erróneamente identificado con él

Garcilaso de la Vega y Guzmán, sobrino del poeta



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