viernes, 15 de enero de 2010
MARIANA LLANO
Impunidad
Poética
Impunidad
A los desaparecidos, los ajusticiados,
a los torturados.A los que les robaron
el alba del mañana y la lluvia de abril.
Arrojar una piedra y llenarte de muerte,
cubrirte de ceniza, olvidos y traición.
Es la ley del verdugo
que otra vez va naciendo
entre la madreselva y la cucarda,
envileciendo todo lo que sueña
tocar con tanta muerte, látigos y mordaza
¿Nadie nos dice nada?
¿Puedes herir al gorrión en su cuna
de ramitas y vientos encendidos?
¿Puedes matar al trino que perdura
en el eco que busca enloquecido
la tenue moratoria del oído
y el alma que le anide, sin temor?
Impunidad, aroma de carroñas
y fruta desgajada,
la mano ensangrentada,
la rosa profanada
en nombre de la ley,
y el dios de la virtud.
Y tanto otros diosecillos tuertos
en el país inmenso de los ciegos.
¿ Ya nadie dice nada?
¿ Es que todos han muerto en el hastío,
y nos les sangra el alma
ni les subleva el grito silenciado?
¿Han roto sus oídos,
han cubiertos sus bocas de vergüenzas,
han sacado sus ojos,
han roído la entraña y su grandeza?
Arrojar una piedra,
la primera, la última,
la hermana de la muerte
en el paredón de las indignidades
y la cruz tachonando tus espaldas.
Impunidad, auroras asesinas. Noches de tu lamento,
desaparecido ¿Hasta cuándo
he de callar el fuego que me hierve
a la sombra y la muerte
de la historia sin fin de los cobardes
que no pagan tributo
por el vil genocidio que sembraron?.
¿Quién ha de castigar a los malvados?
¿Quién vengará la cruz de tu holocausto'
¿quién llorará por ti, una sepultura
con huesos y zampoñas
que sólo mueve el viento?.
Y en la hora letal de gritar un dolor
mi voz enronquecida brota como un espasmo
desde la tierra noble que te acuna
en tu profunda muerte.
Y te susurra el ansía de encontrarnos,
de volvernos a ver por los caminos
y cantar otra vez la libertad.
A: Aminatu Haidar, al otro lado del grito
Poética
al otro lado del grito
A: Aminatu Haidar,
a su grandeza y sus ganas
de vover a casa.
amor, no me lo creas
Poética
amor, no me lo creas
Cuando te diga
que ya no tengo nada para darte,
amor, no me lo creas.
Escarba en los inciensos
de mi cabellera,
búscame en los retablos
de tu fe junto al vino del silencio.
No te fíes de mis manos vacías,
de mi boca sin besos
y mis ojos sin fraguas
donde fundir en plomo la estatura
de nuestro corazón.
Cuando te jure
que se agotaron las arcas vencidas
de líquida pasión:
ven a buscarme donde nunca estuve,
no dejes de correr
y perseguir luceros con las manos.
Recorre las distancias más altivas,
el cruel abismo del olvido
y la locura de una cita a ciegas.
Y aunque te diga
que todo lo perdí jugando al fuego,
fugando al juego, vaciando en las orillas
la sal de mis mareas,
amor, no me lo creas.
30.8.09.
amor, no me lo creas
Poética
amor, no me lo creas
Cuando te diga
que ya no tengo nada para darte,
amor, no me lo creas.
Escarba en los inciensos
de mi cabellera,
búscame en los retablos
de tu fe junto al vino del silencio.
No te fíes de mis manos vacías,
de mi boca sin besos
y mis ojos sin fraguas
donde fundir en plomo la estatura
de nuestro corazón.
Cuando te jure
que se agotaron las arcas vencidas
de líquida pasión:
ven a buscarme donde nunca estuve,
no dejes de correr
y perseguir luceros con las manos.
Recorre las distancias más altivas,
el cruel abismo del olvido
y la locura de una cita a ciegas.
Y aunque te diga
que todo lo perdí jugando al fuego,
fugando al juego, vaciando en las orillas
la sal de mis mareas,
amor, no me lo creas.
30.8.09.
ÁNGELUS PARA LA MADRUGADA
Poética
ÁNGELUS PARA LA MADRUGADA
“Ya va a venir el día, ponte el alma.”
César Vallejo.
Amanece mujer, bendita seas
con tu espalda, tu estropajo y tu escoba,
ve hacia la luz que irrita tu ventana
y sácale colores a la vida.
Trabaja sin cesar, no digas nada,
aquí la calidad de vida es alta,
buena para el sistema digestivo,
para los huesos buena, y el bolsillo.
Sácate tu cartilla de azules
números que remiten tu pobreza;
levántate mujer, que la pereza
sigue siendo pecado capital
y tú eres una chica muy buena,
temerosa de todo lo que grita,
ordena y te pone de rodillas.
Soy el arcángel de la madrugada,
aparezco ante ti como un milagro,
como una ocasión de bendiciones,
con mi halo de luz y con mis alas
bien pegadas al filo de mi espalda,
esguradas por cinco millones
de peregrinas almas
que están predestinadas al trabajo.
Hace falta mano de obra barata
a este lado del mar y la montaña,
eres la que buscaba, no te rindas
¿quién te dijo que la vida era fácil?
el cielo es de los pobres y los agradecidos,
levántate mujer, hacéme sitio
en tu cama para darme un sueñito
que un arcángel también tiene derecho
a recoger las alas
y mirar hacia adentro
alguna que otra vez.
Supongamos que te llamas María
y yo soy tu Gabito de la suerte,
divino de la muerte, con bombillas
de largo rendimiento
para que no se me apague el halo
que debo sostener
sobre mi cabecita de bebé.
Supongamos que te traigo noticias,
¡de tu familia no!, de las alturas
del poder y la gloria,
de mi empresa de trabajo temporal.
Te traigo el uniforme
de limpiadora con pleno derecho
a medias pagas y medias vacaciones,
sin fines de semana,
sin puentes ni portones.
Yo te anuncio la hora bendecida
de aprender a limpiar, agradecida,
papeles y cartones, retazos de estaciones,
paredes con sus graffitis oscuros,
ventanas con sus rejas y cortinas.
No pienses que estás lejos
de tanta humanidad que te construye,
no cantes, por favor, canciones tristes
¡Estás en las Europas, libre y señora
para limpiar lavabos, calles y farolas
y quedarte sin luz, pero no importa!
Europa abre los brazos
a los pobres, a los necesitados
que pare cada día el nuevo mundo,
a todos da trabajo
si hay tanta calle sucia
esperando tu mano bendecida.
Despierta, ya la noche se diluye
en las horas tempranas de tu día,
cuelga el sueño, vibra el pecho,
llueve sobre tu rostro, limpia y carga
con la escoba tu sino cotidiano.
Un silbato llamando a la batalla,
una sirena descomponiendo el viento,
el pututo del día, la bitácora
para internarte a solas en la jungla
de la ciudad que te devora a plazos.
No te duermas mujer, el tren anuncia
la llegada inminente de tu hora,
la orden de limpiarle, palmo a palmo
el culo y la sonrisa a la ciudad.
Cálzate el guante de la indiferencia,
no mires a la que barre hacia atrás,
sé sumisa, no levantes la voz
que no estás en tu sitio para reclamar
y este no es tu país.
Que no te halle triste el mediodía
ni rota de canciones al oído,
cabalga la marea que te guía,
recórrete las calles, busca el nido
y cómete un adiós en bocadillo.
Amanece mujer, te anuncio el premio
a tanta obediencia
y tanta abnegación:
¡ tienes un par de horas
para comerte un platico de arroz!
21.9.8
como una llamarada contra el cielo
“No muestra arrepentimiento
con palabras, no entona
baladas de protesta”
Verónica Viola Fischer
Calla, mientras desangra sus cordajes
en las enaguas rotas de la tarde.
Nació para callar y bendecirte,
para amasar el pan
entre la sal del llanto
y la espera.
Ellas callan por mí, tiempos y vuelos
no dicen nada de lo que sufrieron.
Hacen lugar a mi voz ronca y altiva
como una llamarada
contra el cielo.
Para que yo pueda escribir
la rabia de un volcán en este instante,
todo lo que me grita
la fiera rebeldía
trenzada en el telar de las generaciones:
Ellas tanto callaron y tanto obedecieron,
que me subleva el canto
y me duele el silencio
como el eco tardío del aplauso
contra un muro cerrado
por la metralla roja
y su muerte certera.
Ella, mi madre y todas nuestras madres
callan para que yo siga cantando,
rasgando velos a la luna en celo
aunque ya sea tarde
y tengan una flor perdida y sola
en cada corazón,
que arde, que arde.
FADO
“El tiempo regresó -en un instante-
a la casa donde mi juventud
quiso comerse el cielo”.
Claudia Lars
He perdido una mano
tratando de escribir este poema,
un suspiro dispersa
la sal de mis esperas
donde los tiempos son tan sólo ritmos,
una música breve,
una forma de ser eternidad.
Y la casa persiste en sus colores
tenues para mis ojos
¿ nadie ha visto pasar entre la niebla
a mi duende que porfía incendiarme,
convertirme en estrella?
Un cielo no sería suficiente
para medir en tiempos cada beso,
cada angustia vertida en un fado,
cada sorbo de llanto,
cada pena.
He perdido un teclado
con esta mano torpe que me queda
del ayer y los vicios del poema,
filigrana de ritmos y palabras
incendiándose en vano,
amor, en vano.
MERCADO PARALELO
Tengo un representante en cada esquina
que le invierte sonidos a la noche,
un mercader de cópula y sonrisa
para los compradores
de esta canción rebelde y peregrina.
Mercado paralelo, a la variante
que el horizonte ofrece por gastar
colores y desmayos a la tarde,
tengo un representante
que sabe lo que podemos trocar.
Un paraíso azul a la gaviota,
una noche invidente al resplandor,
las alas de tu sueño, mariposa,
callejas, abalorios, cualquier cosa
que brille con ribetes de ilusión.
Una cometa con todos los vientos,
un reloj en la cima del poder,
una sábana blanca, un esqueleto
honrado y necesario, un cementerio
con antorchas y cintas de oropel.
Tengo un joyero para la desdicha,
una verde esperanza por cumplir,
la carreta que en huellas se termina,
las horas que desgastan con la vida
mi cruz, mi espalda, todo mi perfil.
Quién me quiere comprar el equipaje
que al cinto en bandolera traigo yo,
una memoria para los audaces,
el permiso para ser un don nadie
y un falsete que cante el nuevo amor.
Quién se quiere llevar para la oferta
un manojo de sueños y un zaguán,
una plaza en domingo y su retreta,
para vestir la comparsa de fiesta
y ensayar a reír una vez más.
Tengo un representante de barata
que en las noches ofrece su dolor
y con pocas monedas va y desgasta
la emoción de sentirse un buen pirata
al abordaje de otro corazón.
QUEMOCHE
A Xuanxo Ashraf, poeta andalús.
“Toda la página del cielo para poner un Nombre”
Efraín Bartolomé
La tarde con sus chilcos y torcazas enciende un gran recuerdo. Guerreros incendiarios, palosanto y hechizos de luciérnagas y caballos de mar en su totora, para bogar al filo de los mundos y deambular la historia que no tiene palabras, ni escribe calendarios, espada, cruz, azotes, pero canta.
A lo lejos, Quemoche, perfila un arcabús con la mirada, la tarde hunde puñales en el cielo y la tierra llenita de algarrobos no es más que el escenario de tu piel en arcillas terracotas irisando nostalgias, devolviéndome todas las tibiezas que perdiera al ausentarme tanto de ti, de mí, del sol de los Mochicas.
¿Alguna vez hiciste el gran milagro?.¿Naciste de mujer o de pantera? ¿Viviste entre los míos las edades del dardo envenenado y la sandalia de cueritos tan dulces al andar? ¿ He de hablarles de ti a los sabios poetas andaluces, los que llevan el nombre de sus abuelos vivos en las tardes ardientes de Levante?
¡Qué sé yo! Si tan sólo me sostengo en la fragua letal de tu recuerdo ¿ O imaginación?. Un poeta nombró por vez primera tu nombre prohibido, como un tenue susurro en el ánfora inquieta de una botella al mar. Y me dijo al oído que ya existes, viento, fuego, leyenda. Que desciendo de ti como del trueno y las dulces algarrobas que perturban mi sueño a las tres, doblando las campanas del destierro en un mundo que ansío me reciba por fin, me recupere, me arme en mil pedazos y me bese la piel.
Quemoche, a la luz de la nostalgia. Quemoche, con las olas y los arcos. Quemoche, en la pluma del poeta andalús, encendido de amor y certidumbres; él ya sabe de ti, antes que yo y te saluda.
31 de julio de 2009.
Espejo
Ayer me preguntaron por Mariana,
por sus sueños, costumbres y manías,
por su sonrisa vaga.
No supe qué decir.
Sé poco o sé nada.
Sé que es una mujer
redimida al repicar el alba,
que se entrega a tareas cotidianas,
a rutinas baratas,
a vigilias perpetuas,
a empresas desatinadas,
a batallas de antemano perdidas,
a fatigas innecesarias.
Y sé que a veces sueña ser gaviota
y en el viejo desván de los recuerdos
esconde sombras de inutilidades,
cintas apolilladas, mariposas
de mil descoloridas alas rotas.
Sé que es una muñeca de papel
girando al acorde de la eterna
cajita de cristal de la ilusión.
Ayer me preguntaron por Mariana,
esa mujer que algunos conocen,
que escribe versos
y teje estaciones para sobrevivir.
Esa amiga que suele aparecer
al despertar la noche en sus luceros,
buscando la tertulia de las siete
con poetas febriles,
con amigos cansados de aguardar
un cambio que no llega.
Ayer me preguntaron por Mariana,
esa figura pequeña
que iba llevando de la mano
a un niño hermoso y triste
con su cruz de cenizas en la frente
y temblor en los labios.
Preguntáronme ayer
por aquella Mariana que espera la partida
en cualquier estación de la locura
y se cubre de escarcha serpentina
para olvidar cansancios,
para ahogar ensueños,
para evadir nostalgias,
para volar junto a los barriletes,
para rodar al ritmo de los años.
Ayer me preguntaron por Mariana,
esa mujer que esconde la ternura
entre la fiel almohada
y los pliegues de un sueño herido de nostalgia.
No supe responder.
Sé poco o sé nada
de aquel espejo gris
que algunos llaman Mariana.
LEYENDA DE NAYLAMP
Poética
Dicen que me lo dijeron,
que en una barca totora de caballitos de mar
en celo, de cara al cielo, arribaron a la playa
de algarrobos y chilalas.
Y los duendes del silencio
aprendieron cada gesto, cada palabra inmortal
en la leyenda más viva de la alborada y el día
que apareciera Naylamp.
Y desde entonces, los vientos
mecen en hamacas tibias el regazo de Ceterni,
la princesa más querida, la madre de cada sueño,
la cucula palomar.
Centauros de la distancia,
monarcas de azul misterio, morenos de sol y tiempo,
llegaron en un carruaje de rubíes encendidos.
Nos enseñaron la lumbre, el tejer en la totora
caballitos para el mar.
Aprendimos de la tierra a socavar sus entrañas
y parirle pedacitos
de leyenda en cada rama.
Casi hombres, fueron dioses
y fundaron este pueblo
que me crece entre las venas
una historia que contar
con matices de leyenda
y duendecillos de sal.
Arribaron a las playas
esmeralda y cuculí
a crear la nueva estirpe
de Lambayeque y su edad
Naylamp venía con ellos,
Naylamp descorrió la mar
empuñando en su cetro todo el poder de dios,
como una gran tempestad.
Y los duendes del incendio
procrearon en los yuyos
leyendas de sal y arena, historias de mar en vela
con remos de espuma y seda.
Me contaron hace tiempo
que la mar se abrió en el cielo
y del sol aparecieron
Naylamp y su corte real.
RELOJES
Poética
“Explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome”.
Alejandra Pizarnik
Algo fiero se llevó
de las torres de mi llanto
el barco fantasma ciego
que no vuelve a enloquecerme.
Algo violento y atroz
cortó de mi piel en rama
y los relojes no pueden
arder campanas , arderme
dentro de mí, sostenerme
como el mar sostiene al cielo.
Porque no existe murmullo,
susurro débil ni ruego,
porque hay que inventar un eco
para intentar detenerle
que algo muy largo y muy breve
arrancó de mis pupilas
cuando ardiera mar adentro
tu barco de despedidas.
GRAFFITY
Poética
“Nadie busque descifrarme
nadie quiera convocar la niebla”.
Lídice Alemán
Oscura, como yo misma,
no sé decirte secretos,
contarte una gran palabra
que fulmine los misterios
de cada color y niebla
interrogando a la nada.
Como yo misma, secreta,
hermética y silenciada,
criptografiada en suspiros
arde mi piel en la tarde
su soledad más distante.
La pared acoge el beso
de mi mano enardecida,
llena de colores viejos,
endemoniada y ungida.
No convoques al arcano
apocalíptico trueno,
a los oráculos altos
o al dios de los desenfrenos.
Quédate con el silencio,
envejecido con fuego
del altar de tanta nada
acumulando en el polvo
historias, duendes, palabras.
LOS ABRAZOS
Poética
“Todas las calles de aquella noche iban al cielo”.
Irene Sánchez Carrón
El patio de los abrazos
ha muerto de sus relojes.
¿Cuándo me diste la espalda?
¿Cuándo silenciaste en mí
tanta canción y palabra?
Y ya no sé qué decir
cuando te busco en el llanto,
en esta manera sorda
de romper los papelillos
que firmamos sin sentir.
Y qué decir de los besos
de los labios encontrados
atravesando en el tiempo
desafíos y naufragios.
Qué contar de los suspiros,
los mensajes en botellas
de ánforas caracolas
donde despertaba el mar.
Cada abrazo era un incendio,
cada noche una estación
y todo se fue perdiendo,
envejecimos de pronto
y sólo somos ahora
dos fantasmas abrazados
al ayer, entre la sombra.
RENUNCIACIÓN
Poética
¿Quién dijo alguna vez: hasta aquí la sed,
hasta aquí el agua?
Juan Gelman
¿Alguna vez quisimos extinguirnos
como dos fuegos rotos,
condenados a la ceniza endeble,
apagados, vencidos, olvidados?
¿Quién dice que el amor dura cien años?
¿Quién puede sustentarlo?
¿Quién debe amamantarlo
y sueña sostenerlo con alfileres rojos,
besos nuevos?
He llegado hasta aquí
porque tú me trajiste a la distancia.
He seguido tu sombra
y alguna vez me hice a tu paso,
silenciosa de triste, altiva de rebelde,
nube y flama.
Hoy quiero descansar la piel que me sostiene,
marcharme ya de mí,
vaciar cada rincón de tanto y viejo mueble,
apaciguar la lumbre que nos mantiene tibios
entre sillas y libros, respetando distancias,
diciéndonos los justo
para tan sólo arder lo necesario.
Dejar de asir con alfileres huecos
esta casa que no nos pertenece,
de amasar con mi llanto el pan de cada día,
resbalar y caer, levantarme y seguir.
¡ Esto no es vida!
Ni es lo que pretendimos
cuando firmamos tenues papelillos
un mediodía de ardientes campanas
en la tierra lejana
que envejece conmigo y se muere sin mí.
lo que yo sé del sur
“que todo el mundo sepa
que el sur también existe”.
Mario Benedetti
Lo que yo sé del Sur es poca cosa:
Que la marisma le besa los pies
desatando frescor de mariposa,
pedazos del ayer
aromas de conjuros en antorcha.
Sé que desprende trozos de gengibre
desde las alboradas de su nombre.
Sé también que del Sur
nos llegan acechanzas y rumores
en lenguas consagradas a los dioses
dormidos en la eternidadad azul.
Y despiertan al son de los tambores
que despiden del Sur
misterios de la sal y los relojes
volando en las alfombras,
mantón de yerbabuena,
abanicos y rosas.
Mirando al Sur
la vida se detiene en los jardines
acumulando tientos de leyenda,
donde la juventud
aún ríe su lluvia pasajera.
Y el Sur de este misterio
es más que una estrella
tallada en la cruz del cielo.
Lo que yo sé del Sur, tan poca cosa:
Sé que los marineros van a ciegas
con sextantes de roja llamarada,
le inventan astrolabios,
horizontes y mapas,
desvarían velámenes y cantos
de sirena en las flautas
cada tarde que muere entre sus brazos.
Lo que yo sé del Sur, pequeña cosa:
Es la huella de todo lo vivido
acumulando ayeres en el alma,
la desnuda canción de mi guitarra,
la copla más sentida y más cantada
latiendo en el tablao de la nostalgia
lejanías de sombras escanciadas.
El Sur de este momento,
el Sur que siento
es más que una cruz
tatuada en el dorso del cielo.
Lo que me sé del Sur es ala rota:
Libélula sangrante
al sol de los venados,
la llamada incesante
de la tierra y sus nardos.
La sencilla
manera de vivir mirando al cielo,
el embrujo de tanto azul celeste
y tanta ola divina
danzando con el mar.
El Sur que se desgarra en cada grito,
el Sur más infinito,
es más que un pebetero
escanciando perfumes en el cielo.
Sobre la autora
Mariana Llano, seudónimo de Geovana Rosa Yaipén Rodriguez. Poeta, narradora, cantautora, editora y promotora cultural. Mestiza, de ascendencia Moche y Afroamericana , nacida el 17 de enero de 1959 en Chiclayo (Perú).
Participa en APLIJ - Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil , La Asociación de Comunidades Negras del Perú y el Movimiento Poetas del Mundo.
Directora-fundadora del Centro de Desarrollo Cultural Para El Joven y la Mujer "Umbral". Editora de las revistas "Solsticio", "Lundú" y "Taller" y de la serie de publicaciones "Algarrobo - Autores Norperuanos".
Desde el año 2001, tras su matrimonio con el informático catalán Ismael Fanlo, reside en la ciudad de Barcelona (España), donde prosigue con su actividad literaria.
En esta nueva etapa, Mariana es co-fundadora de la "Asociación Cultural Iberoamericana Scorza" la cual preside actualmente, editando la revista "Algarrobo". El 15 de Julio de 2008, presentó su libro de cuentos "LA NOCHE DE PUSE PUPUCHE" en Barcelona. El 13 de Mayo y el 19 de Noviembre de 2009 presentó la Revista de Arte y Cultura Negra LUNDÚ, fruto de un largo proceso de investigación sobre la cultura negra en Latinoamerica. Mariana, en su quehacer editorial y divulgativo, ha publicado obras literarias de diversos autores latinos.
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