miércoles, 13 de enero de 2010
LIMA DE AQUI A CIEN AÑOS
Así mismo, a inicios de 1930, los tranvías que ofrecían servicio local en el Callao, entre Bellavista y La Punta, usaban un sistema de contacto eléctrico diferente,tal como lo muestra la foto, tomada en 1957.
PARTE PRIMERA
(Folletín, 30 de Junio de 1843)
Lima 1.° de Junio de 1943.
Amigo mio y compañero de suerte.
Cuando aquella noche en que reunidos lamentabamos solos la suerte de la patria y la nuestra, nos arrebató de este mundo ese jenio sublime y poderoso que por cien años ha paralizado nuestra existencia terrestre, fue sin duda porque las suplicas fervientes y verdaderas que dirijiamos al cielo llegaron al trono del Eterno, y apiadado de nuestro dolor, nos quiso reservar para ver por nosotros mismos la suerte feliz que desde entonces estaba reservada á nuestra patria. ¡Cuan feliz ha sido nuestro destino amigo mio! ¿Quien hubiera pensado ahora cien años que Lima sufriera en tan corto periodo una tan májica transformacion? ¿Quien hubiera creido que deberia tan pronto llegar el dia en que la palabra querrá se borrara del Diccionario de la Academia Americana, y la palabra revolucion infamase al que tan solo la pronunciare?…. fiel á nuestro compromiso voy á describirte el estado en que he encontrado esta nuestra Lima, esta nuestra patria querida, que causó en un tiempo amargos llantos á mas de un jenio sublime que hoy reposa en la tumba, no dudo que por tu parte me correspondas describiendome á la vez el estado en que has encontrado la antigua capital de los Incas, á ese Cuzco, á el que tu alma está ligada por tan dulces recuerdos!
Figurate que al volver á entrar en el goce de la existencia material me encontré á bordo de un buque bastante hermoso y elegante del que la jente hablaba lengua inglesa; lo primero que pregunté fué á donde nos dirijiamos.
-Como! no sabe U. que dentro de tres dias entraremos en el puerto de Lima!
Me dijo un hombre de unos cuarenta años con quien entré en conversacion.
-Que fortuna! con que dentro de tres dias veré la mansa y tranquila bahia del Callao?
-Que Callao es ese señor, si hacen mas de cuarenta años que no es puerto; ¿U. habria estado muchos años ausente de Lima sin duda?
-Cien años!….
Al decir yo esto, la luz de la vitacora reflejó sobre mi cara, y comparando mi partner la fecha de que yo hablaba con la joven que demostraba ser se creyó insultado; pidiome satisfaccion, la que me fue fácil darle refiriendole nuestra suspension extraordinaria de vida; á lo que habiendose tranquilizado le supliqué tuviese la bondad de contestarme á todas las preguntas que pudiera hacerle, lo que aceptado por él comenzé por preguntarle.
-Cual es ahora el puerto de Lima?
-El puerto de Lima, me dijo, es hacen mas de 40 años Lima; el arte y la constancia en el trabajo, les ha probado al fin á los americanos del mismo modo que al grande hombre, que para el hombre nada hay imposible.
-Y donde está ese puerto?
-En la portada de Monserrat; un hermoso canal conduce con la ayuda de un pequeño buque de vapor los mas grandes buques hasta delante de la ciudad, y los pequeños entran por si solos; cuando lleguemos podrá U. por sí mismo ver el aspecto tan bello que presenta y el movimiento tan grande que hay en él.
-¡Que me dice U.! á la verdad que creo que he de estar viendo y aun no lo he de creer, me deja U. atonito.
- ¡Pues no se admire U. tan pronto porque esta obra por maravillosa que á U. parezca, no lo es tanto como otras muchas que U. verá.
-Y digame U. á que nacion debemos todo esto, es á la Inglaterra acaso.
-A ninguna, al resultado del sufrimiento que enseño al fin á los americanos, que la paz y la union son las unicas fuentes de la felicidad con tal que se reunan al trabajo y á la perseverancia; en cuanto á la Inglaterra ya lleva veinte y cinco años que yace en el olvido, lástima, pais tan fecundo en industria.
-Pero qué olvido es ese, pues que no está tan poderosa como siempre?
-Ignoro si debajo del mar que la cubrió ejerce algun imperio; en cuanto á nosotros los de sobre el mar, solo hablamos de ella como por recuerdo, y la tenemos colocada entre Pompeya y Herculanum.
-¡Pobre! quien lo hubiera dicho; que la reyna de los mares, la antigua Albion, la fiera Inglaterra, iria á ahogar el eco de su voz en el fondo de ellos! ¿y por ventura la Francia se ha hundido tambien?
-No señor, la Francia sigue a la sombra de un gobierno bien establecido una marcha majestuosa, y sin haberse vuelto á elevar á la altura del grande imperio Romano exita la envidia de las naciones por su industria, su prosperidad y su inalterable paz.
-De modo que tanto la felicidad de América cuanto la de Francia las atribuye U. á la paz y al trabajo.
-No solo la de esas dos sino tambien la de la Rusia que hoy es la primera nacion del mundo; los tres últimos emperadores que ha tenido han fomentado las ideas liberales, y entrando por medio de la industria y el comercio en un contacto directo con la China y las demas naciones del mundo, esas masas de salvajes no hace mucho, son hoy las que asombran al mundo con su poder y sus conocimientos, estoy seguro que en el puerto de Lima encontraremos por lo menos seis y ocho buques rusos.
Ni me atreví á preguntar mas y me bajé á mi camarote, porque casi no queria creer todo lo que oia y sentia mi cabeza flojear, por fortuna el sueño se apoderó de mi y dormí perfectamente; al dia siguiente subí sobre cubierta á las ocho de la mañana y lo primero que vi fue una joven que se divertia en dejar ajitar por el fuerte N. E. que reinaba sus lindos crespos de ébano.
-Oh! Dios mio! ¿para qué habeis dado al corazon del hombre ese poder de amar al primer instante, aun antes de pensar, si le habeis negado el poder de hacerse amar del objeto que lo inspira?
Fué la primer expresion de mi alma al ver la belleza de esta jóven; figúrate amigo que el ébano se eclipsara junto al brillo de sus crespos, y el marfil empalideciera puesto en contraste con esas perlas que ella encierra en un círculo de coral; en sus mejillas hay un suave colorido de jazmin y rosa y su frente virjinal resplandece pura como el sol; ¿no has visto alguna vez, amigo mio, una de esas vírjenes de Byron, de esas que de un modo lánguido y suave parecen contemplar el cielo? pues tal es la expresion de su mirada! Dulce y suave encanto de la vida, es para el hombre que se le presente durante la existencia la poética contemplación de una beldad rara.
No me atreví ni á saludarla, pero en el interior de mi corazon juré amarla eternamente…….
….Dos dias despues un marinero nos anunció la tierra, y esta noticia que antes hubiera sido para mi tan agradable, me aflijió porque sabia que iba á perder de vista al idolo de mis pensamientos.
A las dos de la tarde divisamos claramente la tierra y á las cinco y media entramos con una lijera brisa en el gracioso puerto de Monserrat, en el que nuevas impresiones esperaban á tu amigo.
Maravillado quedé á la verdad al ver tan linda obra del hombre, y repitiendo las palabras del ingles dije: vea U. el resultado de la paz y del trabajo!
Multitud de buques de diversas naciones entre los que flotan orgullosos muchos balleneros rusos adornan un hermoso estanque que toma desde Monserrate hasta muy cerca del Puente; y aunque la hora era ya algo avanzada el movimiento comercial era tan grande que sobrepasaba al que hace un siglo admirabamos juntos en el antiguo puerto de Burdeos.
Mi primer pensamiento fue el de bajar á tierra, el que realizé al momento, porque aun no habiamos echado la ancla al agua cuando multitud de botes se disputaron el honor de conducirnos.
Puedo asegurarte, amigo mio, que solo las torres de la Catedral que al momento conocí, pudieron hacerme reconocer este sitio que fue en un tiempo el lugar favorito de mis meditaciones; entonces era tan solitario y triste y bien se podia vivir en el sin que alma viviente lo supiese; hoy apenas se puede caminar distraido porque se sufriria un fuerte encuentro ya sea con los de á pie, ó bien con la multitud de coches, birlochos, caballos &. que lo atraviesan sin cesar.
Mi intencion era la de dirijirme á la plaza para comer ya fuese donde Copola ó en la Bola de Oro; por fortuna alcé la vista y á medida que camino fui leyendo unos tablones enormes, en unos decia tench hotel, en otros english hotel, en otros café de Paris, por ultimo vi uno que decia hotel ruso, y me decidí á entrar en él.
Dificil me seria pintarte la magnificencia de este establecimiento, sin embargo contando con tu bondad por mi pobre estilo descriptivo haré un esfuerzo para dártelo á conocer. La puerta es tan grande que dos coches pueden entrar á un tiempo en un patio hermosísimo, cuyo piso formado de piedras grandes perfectamente picadas é igualadas es tan suave como era duro el que teniamos en otro tiempo en todos nuestros patios, á la derecha hay una puerta de mamparas sobre la que se lee Billar para caballeros; á la izquierda otra igual sobre la que dice Billar jeneral; al frente de la calle hay tres puertas igualmente de mamparas; en la del medio se lee Entrada jeneral. En la de la derecha Sala de señoras, en la de la izquierda Sala de caballeros: yo lo primero que hice fué entrar á la sala de señoras, pues como tu sabes en todas las cosas de este mundo siempre prefiero aquellas que tienen mas relacion con ellas: encantado quedé al penetrar en ella; los muros son de madera de cedro en la que estan embutidas unas hermosísimas lunas de reflejo, las que hacen aparecer á esta sala tan grande como la que mas en el famoso Versaille: el techo es un cielo raso blanco con sus molduras doradas y sus adornos en relieve, el piso de madera encerada: las mesas de nogal pulido y su covertor de mármol de venitas con su filete de oro, las que estan rodeadas de taburetes de caoba con asiento de terciopelo carmesí, y si á esto reunes algunas señoritas elegantes formando el complemento, y servidas por jóvenes aseados, intelijentes y politicos, verás que el tal hotel ruso en una nueva maravilla.
En fin, comí perfectamente y por un précio acomodado y sali para dirijirme á la plaza; oh! amigo mio, cual fué mi sorpresa al ver el alumbrado! que luz Dios mio! que armonia y sencillez en la disposicion de los fanales, los que colocados de tres en tres en cada calle y colgados al medio por unas cadenitas que atraviezan de una acera á otra parece que duran hasta las cinco de la mañana; te acuerdas, Carlos, de los indecentes y tristes faroles del siglo en que nacimos, que mas bien parecian lámparas sepulcrales que luminarias de hombres; pues admirate mas al saber que estos de ahora son infinitamente mas baratos!¡Consecuencia del orden y del trabajo, y nada mas amigo mio! tu sabes que siempre fui sensible de los pies y que no pasaba dia que no imprecase sobre ese enlozado fantásticamente caprichudo, que en otro tiempo no nos dejaba caminar y que parecia deseoso de detener nuestra marcha; pues, amigo mio, otros tiempos y otras cosas, tienes á Lima mas cómoda en su piso que la mejor ciudad del mundo añejo; unas veredas de maderas, perfectamente iguales, elevadas de un pié sobre el centro de la calle, y con sus columnitas de tres en tres varas de distancia para impedir el desvio de los carruajes, te facilita el modo de correr toda la ciudad en un momento y con la misma comodidad que sobre el mas suave tapiz de Persia: es preciso confesar que si el ocupar nuestra alma en ideas elevadas y poéticas procura á nuestro ser distracciones inefables, no por eso es menos agradable á la vez, una buena mesa, un buen alumbrado, un piso suave y cómodo y todas aquellas pequeñeses que son casi indispensables á esta nuestra pobre naturaleza, ¡sobre todo al hombre que desde la cuna mama con la educación la molicie de las grandes ciudades! En fin, continúe caminando con aquel desembarazo que procura al cuerpo una luz clara y un piso agradabe y miré hasta la antigua calle de las Mantas de la que no queda hoy ni aun el nombre, pues todo el jiron que abraza la distancia desde el puerto hasta la plaza tiene hoy el nombre de “calle del puerto”, el que se ve repetido en cada esquina en una tablilla negra con letras blancas: al entrar á la plaza lo único que conocí fué la matriz que se me presentó soberbia con sus erguidas torres y la pila que parece encorbarse bajo el peso de la ancianidad, de todo lo demas no queda ni sombra; el palacio aunque colocado en el mismo sitio, merece hoy con justicia este nombre, pues sobre las ruinas del lugar que asi se llamaba antiguamente, se ha elevado hoy un edificio bello y majestuoso, edificado segun el estilo compuesto del dia que yo creo participa mas del griego que ningun otro; en sus cuatro frontispicios hay reunida á la elegancia aquella majestuosidad que debe anunciar á todos el santuario donde reposan nuestras leyes y donde como una recompesa honorable de la patria reside el ciudadano bastante benemérito para recibir la noble mision de hacerles dar puntual cumplimiento; al recordar la antigua ribera y fierro viejo no pude menos que exclamar: ¡oh tiempo de costumbres! cuanto desearia que los que amé en un tiempo pudieran gozar en mi compañia tan dulces impresiones.
¿Te acuerdas Carlos de aquella hermosa galeria que se hallaba al medio del Palacio Real en Paris? ¿De aquella galería que encantaba y sorprendia á todo estranjero? pues amigo mio con recodarla tienes una idea clara de los portales modernos de Lima; el lujo, la comodidad y el buen gusto se hallan ahi reunidos, y al pasear por ellos no se tiene que estrañar nada absolutamente….
En la esquina de uno de ellos se eleva una columna redonda de piedra en cuyo estremo hay un crucero formado por letras de fierro que contienen los nombres de las cuatro direcciones que desde ese punto se pueden tomar, nombres que se prolongan hasta sus estremos: mas abajo se leen una porcion de anuncios impresos sobre toda clase de asuntos: entre los que se distinguen dos cuadros de caoba, el uno encierra el aviso del teatro de comedias, en él leí para esta noche Las Amazonas vengadas, trajedia en verso por el señor C. L. joven limeño; en el otro (el aviso de la opera) leí La Nueva Julieta imitacion sobre un tema favorito de Rossini por el señor L. C. [que tambien es del pais]: al recordar aquellos cartelones llenos de disparates con que adornaban los actores en otro tiempo nuestros antiguos portales, dignos mas bien de exitar la curiosidad de habitantes de aldeas y ver esos cuadritos tan sencillos y elegantes, esclamé: el progreso es jeneral.
Alucinado con los dos convites de espectaculos me puse á meditar á cual me dirijiria: por fin la musica tuvo mas imperio sobre mi corazon y me puse en camino (despues de haber preguntado donde era el local) por la calle de La Paz [antes Mercaderes] hasta la plaza de los italianos [antiguamente segunda plazuela de San Juan de Dios] donde se eleva majestuoso el bello edificio que los limeños tienen dedicado á las mas tiernas musas; toda la plazuela estaba cubierta de carruajes de todas formas y tamaños; el edificio se halla hácia al frente de la plaza y lo ocupa todo él; sobre seis gradas de piedras de un pie de alto cada uno se elevan unas hermosisimas columnas rostrales con sus magnificos capiteles, las que sostienen unos remates del estilo griego, sobre las que reposan doce estatuas de piedra blanca, en el centro se ve á Apolo rodeado por ambos lados de sus hermanas, y á los estremos se hallan á la derecha Minerva á la izquierda Mercurio.
Penetrado de admiracion entré en el interior, tomando antes un billete de asiento de orquesta; el teatro estaba lleno de jente y la señal se dejó oir al momento en que yo entraba; una orquesta grandiosa comenzó á encantarme con su acento divino, y nada vi, mis sentidos todos se concentraron en uno solo; ¡que acentos tan suaves, que melodia tan armoniosa, en ella encontraba la variedad enerjica de Rossini, la suave melodia de Bellini, los caprichos de Donizetti, la gravedad sentimental de Behetowen y un no se que que tardé mucho en comprender, un no se que que fue enviado desde el Cielo á la inspiracion americana! un no se que en fin con que Dios ó la naturaleza, la influencia del clima ó de las costumbres ha puesto á todas las acciones, pensamientos y produciones de las diferentes naciones del mundo.
La orquesta concluyó su introduccion y con el telon levantado la escena apareció á mis ojos clara y radiante como una fantasia de Schuberts….. salió Julieta y una triple salva de aplausos arrancó de su pecho acentos de amor y de ternura! oh! amigos que en un tiempo amé, porque yaceis tranquilos en la tumba, porqué no os levantais para venir á admirar conmigo á esta bella Julieta, limeña por la sangre y por el corazon!…. pero, mi buen Carlos, perdoname, no puedo decirte mas sobre la musica, mi pluma vacila al recordar las impresiones que senti en esta noche, en fin el primer acto concluyó y por cinco minutos no cesaron ni los aplausos ni las coronas que desde los palcos arrojaban sobre el lugar que acababa de magnetizar Julieta con sus acentos, con sus lagrimas de amor!
Bajado que estuvo el telon me puse á examinarlo, su fondo era blanco, y sus estremos imitan perfectamente á una colgadura de terciopelo retenida por cordones de seda, en el centro está Apolo de pie, á la derecha é izquierda hay dos carros de concha, en el uno se halla Minerva sentada majestuosamente y rodeada de una aureola de luz― en el otro reposa inclinado el Tiempo circundado de densas nubes.
Los palcos, son unas hermosas galerias en anfiteatro, cuyas separaciones solo llegan hasta medio cuerpo, lo que me permitió admirar con libertad á ese jardin florido de nuestro suelo, á ese conjunto de gracias y juvetud; aqui aparecian refuljentes trensas formadas por hilos de oro, alli el ébano eclipsaba con su brillo en risos ondulantes, por aquí se admira las perlas, mas allá se adora el coral; por todas partes está esparcido el jazmin y la rosa, pero no, qué digo! este bello cuadro tiene sus bellos claros de alabastro; y sus ligeras sombras de ámbar!… Mi corazon latia en el pecho al ver tan cerca de mí tantos tesoros……….. tantos tesoros, sí, pero entre todos ellos yo no veo la Diosa de mis creencias, y este recuerdo ahoga en gran parte mi placer.
En fin el 2.° acto empieza y la divina Julieta vuelve á magnetizar los corazones con sus gracias y su voz…… desde entonces nada ví, nada ví, una emocion secreta se apoderó de mí y solo me abandonó cuando el frio, la obscuridad y el silencio me hicieron ver que estaba solo; felizmente no habian todavia cerrado el Teatro, salí y me dirijí así al café de Paris donde tomé un cuarto para dormir, lo que hice en el momento pues estaba agoviado por las emociones del dia.
Al dia siguiente salté de la cama cuando las 7 sonaban en la Catedral, me puse mis vestidos y me acerqué a la ventana, el movimiento del puerto ya habia empezado; en mi observacion descubrí otra cosa mas, esta fué un telégrafo!… El que he sabido que comunica al Callao y despues á San Lorenzo desde donde el guarda del faro que hay ahora en la isla anuncia los buques que están á la vista.
A las 10 me llamaron á almorzar lo que hice en una mesa redonda en que se hallaba reunida una sociedad escojida, los oficiales de los buques de guerra rusos, franceses, chinos, españoles y N. Americanos, esta fué perfectamente servida y me hizo recordar al famoso Very; á continuación monté en el primer Omnibus que pasó [pues los hai, ni mas ni menos que en Paris] y no teniendo yo direccion determinada me dejé llevar por él, fui observando paises nuevos que siguen la distancia que antes era murallas dede Montserrat hasta Guadalupe y que hoy se llama calle de la Independencia, dos jóvenes de los que venian en el Omnibus hicieron parar á la puerta de un gran edificio, sobre el que leí en grandes letras Biblioteca Nacional, esto exitó mi curiosidad y me decidí á entrar en él, dificil me seria explicarte, mi buen Carlos, la emocion de orgulloso placer que sentí al ver este santuario de los pensamientos de los siglos pasados, este santuario que los Limeños han elevado al saber; en él reposan las ideas grabadas de los mas antiguos sabios en un compartimiento destinado á sus obras; en otras se admiran las obras de los defensores del romanticismo moderno, por último hay uno esclusivo para los autores nacionales, en este lo primero que vi fué Historia del Perú, desde la conquista hasta nuestros dias; con la precipitacion que se arroja sobre una fuente aquel que despues de un viage de algunas horas sobre un arenal caluroso vé llegado el momento de apagar la sed que lo devora, me apoderé de esa joya para mi tan preciosa, que iba en fin á naturalizarme de nuevo por medio del conocimiento de los sucesos con el pais donde ví la primera luz y donde por primera vez amé. Tomé pues el primer volumen y me senté delante de unas mesitas destinadas para los lectores, recorrí rapidamente hasta el año de 842 época para nosotros demasiado conocida.
Dos horas leí sin cesar, durante las que mi corazon latia con tanta fuerza que crei morir, oh! amigo mio que guerras! que revoluciones! que traiciones! qué ventas! qué intrigas! qué asesinatos graves! qué infamias en fin!!!…..; la sociedad destruida, las leyes despreciadas, las tropas desmoralizadas, el crimen en el solio, y las virtudes encadenadas!!! ¿Podré yo referirte lo que he leido de un modo mas claro? oh! no, antes de concluir mi brazo quedaría helado! en mi proxima te remitiré la obra para que tu mismo la leas, por ahora me contraeré á referirte como ya tengo un amigo.
Absorto por el interes que me inspiraba tal lectura el tiempo corria velozmente; solo me sacó de ese estado el ruido prolongado que ajitaba un hombre que dio vuelta por todo el salon; á tal señal concluyó su lectura un anciano que leia cerca de mi, se dispuso á marchar y al parar cerca de mi me dijo:
-Amigo, ya es hora de irnos, son las cuatro, y la Biblioteca va á cerrarse.
-Mil gracias señor por la advertencia, pues es cosa que ignoraba .
-A!.. ¿donde se vá U.? lo llevaré en mi coche si U. gusta.
-Oh! no señor, mil gracias; vivo en el Café de Paris.
-Pues ese es mi camino, porque tengo la costumbre de dar diariamente un paseo en el puerto antes de comer, ese continuo movimiento industrial que alli admiro me rejuvenece cada dia, con que vámonos sin cumplimientos.
A tan amable oferta, no pude resistir y colocado dentro del hermoso coche de ese bondadoso anciano nos dirijimos hácia Montserrat.
Por la conversacion quedó él informado de cuanto podia desear saber con respecto á mi; y yo quedé sabiendo de él que tenia mas de 100 años y que habia influido en un tiempo en los negocios del Estado, al pasar por delante del Café de Paris el coche hizo alto; mi nuevo amigo me dijo:
-Caballero, quédese U. en su casa; yo vivo en el número 67 de la calle Union, á donde podrá U. ir con toda confianza cuando guste, adios.
Y el coche se alejó.
Subí á mi cuarto, y me puse á meditar sobre los sucesos del dia, poco despues dieron las 4, hora en que sale el correo que debe llevar la presente; dignate contestarla enteramente, que yo por mi parte te ofrezco continuar de un modo igual al que he comenzado.
Adios amigo, te saluda hasta Agosto tu invariable.
J. M. de P.
Texto extraído de Ajos & Zafiros
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