martes, 12 de enero de 2010

ROMANCE INQUIETO DE LA NIÑA BUENA

Mañanita, mañanita
mañanita de cartón,
eres fresca y olorosa,
eres pura y sonrosada,
cual la fuente clara.
Ayer al campo salí
a jugar de madrugada.
Y eres tierna y amorosa
como ninguna mañana.
Que hasta el mismo corazón
a jugar se penetrara.
Corazón acaramelado
que de amor se derramara.
¡Oh, qué gusto sería
dialogar cada mañana!
Dime, la mañana tierna,
dime, la tierna mañana,
a qué sabe la ilusión
de una tranquila niña,
de una niña buena.
Idioma puro es su sonrisa,
espejo sus pupilas claras,
cielo su dulce mirada,
brisa otoñal su aliento
y su amor fresca mañana..
Dos níveos conejillos
da allí en su corazón

Allí donde es su alma,
con el hociquillo limpio
dulce amor se prestaban.
Por aquel sendero angosto
va la siempre condolida
va la niña buena:
cascada de oro su cabello,
su plateada frente levantada,
y en sus bailarines ojos
todo su amor su contento.
Al ver llegar a la bella,
de arriba en el cielo,
melodian ángeles tranquilos.
Embriagado por el contento
latidos el corazón le daba.
¡Oh, qué bueno sería así
disfrutar de la dulce mañana!
¡Que otra alegría no habrá
tener siempre en el alma
de una niña buena el ejemplo!
Al oír este decir
voló el ave a otra rama,
y el habla de fuente
siempre clara y transparente,
murmuró de esta manera:
¡Ay, de aquél que no oyera!
¡Ay, de aquél que burlara!

LAURA GRAUS DE LA CRUZ.- Chao - La Libertad, 1978.
Primer Premio en poesía Juvenil en el IX Concurso Literario de Lundero (1994).


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